Cuando Karla Souza llegó a Hollywood, la explosión latina de la industria del cine apenas estaba fraguándose. La actriz mexicana aterrizó en 2014 en Los Ángeles cobijada por el triunfo de Nosotros los Nobles, una comedia en la que un empresario millonario simula una crisis de la economía familiar para dar una lección a sus mimados hijos. La cinta fue un éxito de taquilla y se convirtió en una de las más vistas de su país. Su tez blanca y ojos verdes comenzaron ese mismo año a hacerse conocidos entre el público estadounidense con el drama televisivo How to get away with murder. Hace unos días, la actriz provocó una polémica al referirse a sí misma como una “persona de color” en el país donde trabaja.
En el pódcast Creativo, Souza describió sus primeros meses en la meca de la industria. Su inexperiencia la llevó a lo que ahora considera una mala negociación salarial en una serie protagonizada por Viola Davis y que fue un éxito para la cadena ABC, que la extendió por seis temporadas. La vivencia la puso en alerta para la siguiente oportunidad, otra serie para la misma emisora, llamada Home Economics. “Cuando empecé a oler que a los actores blancos les estaban pagando más que a las dos mujeres, a mí, mexicana, y a la afroamericana, armé un pinche pedo [escándalo]”, le confesó al conductor, Roberto Martínez. Souza elevó la queja a la producción. “Deberían rectificar para que a las mujeres que somos de color en la serie se nos pague igual que a la gente blanca”, dijo a los productores.
“Estoy consciente de mi color de piel y el privilegio que viene con él. La segregación de ciertos grupos por motivo de raza o nacionalidad es un constructo social que varía de la región del mundo en la que estés”, asegura Souza a EL PAÍS en una entrevista por teléfono. La actriz cree que sus palabras fueron sacadas de contexto. “En Estados Unidos a los latinos se nos engloba bajo el término de personas de color, y esto va más allá del color de la piel, pues toma en cuenta la herencia cultural y nacionalidad… Puede sonar ridículo, pero así es como se me considera aquí”, añade la actriz, quien ha promocionado La caída, una cinta de bajo presupuesto y más íntima que toca los abusos sexuales en el deporte.
La actriz habla de las reglas recientes de una industria que lucha por hacerse más diversa en un entorno de consumo global. Pero estas reglas no están claras ni siquiera para los más veteranos. Variety generó una controversia similar a la de Souza cuando dijo que Anya Taylor-Joy fue la primera “persona de color” que ganó el Globo de Oro por una miniserie. La revista se vio obligada a rectificar la etiqueta que usó para la inclasificable protagonista de Gambito de dama, quien tiene sangre británica, argentina, española, escocesa y zimbabuense (aunque ella se defina como latina blanca). Lo mismo pasó con Deadline y Vanity Fair que emplearon la misma categoría para Antonio Banderas tras su nominación al Oscar por Dolor y Gloria. Las publicaciones dieron marcha atrás cuando vieron las reacciones negativas.
En Poder Prieto, un movimiento que lucha por dar más visibilidad a las personas racializadas, considera “problemáticas” las palabras de Souza. “Lo que causa confusión en este caso específico es que es mexicana y acá en México ella, su fenotipo, origen y posición económica y social la colocan en un lugar de privilegio sobre las personas que sí vivimos en desventaja”, señala Aleida Violeta Vázquez Cisneros, una poeta y activista afromexicana. “Ella tuvo que encontrarse con esta dinámica de racismo en Estados Unidos para que pudiera entonces protestar. Y lo hace apropiándose de un discurso de personas que sí han sido objetos de opresión”, agrega la integrante del colectivo, quien no quita peso al reclamo que hace Souza.
El castigo salarial que sufren los latinos en Hollywood es real. “Lo que Karla saca a la luz es que el porcentaje de las personas de color o minorías es mínimo en la industria”, señala Diana Luna, presidenta de la Asociación Nacional de Productores Latinos Independientes (NALIP, por sus siglas en inglés), una organización que estima que existen unos 20.000 latinos laborando en la industria. La inequidad no es exclusiva para quienes aparecen frente a la cámara. “No pagan igual cuando hay una mujer directora de color. Los proyectos tienen menos presupuesto”, añade.
Luna califica de “devastador” el estado de la diversidad en la industria. Su pesimismo lo ilustra el más reciente informe de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) sobre el tema. El documento asegura que a pesar de que Hollywood había dado en los últimos dos años señales de abrirse a las minorías, la pandemia empujó de nuevo a los estudios a la cautela. “Los estudios apostaron por éxitos seguros basados en la nostalgia y en propiedad intelectual antigua en lugar de avanzar con más inclusión y nuevas narrativas”, indica el reporte.
El informe se ha convertido en una muy consultada toma de temperatura de la capital del entretenimiento en Estados Unidos desde la polémica del #OscarSoWhite. Sus autores, Darnell Hunt y Ana-Christina Ramón, coordinan a un equipo que cada año revisa unas 170 películas estrenadas en las pantallas y miles de series en televisión. Las conclusiones acaban con el mito del progreso y la meritocracia. Solo el 21% de los protagonistas de cintas estrenadas en 2022 fueron protagonizadas por personas de color (negros, latinos, asiáticos, etc.). Esto a pesar de que el 43% de la población del país forma parte de estas minorías. Los latinos están entre los grupos menos representados en la pantalla, a pesar de ser uno de los que más productos audiovisuales consumen.
La situación no mejora para quienes dirigien. “Aunque la industria fílmica ha avanzado en los últimos años, en su núcleo, sigue siendo un exclusivo club de directores blancos hombres”, escriben los autores. Y añaden: “Las mujeres y las personas de color deben de ser excepcionales para sobrevivir en la industria, mientras que los hombres blancos tienen muchas más oportunidades para prosperar”.
Karla Souza cree que el sistema solo podrá romperse cuando existan más mujeres y latinas en posiciones de liderazgo. Solo el 4% de los ejecutivos de Hollywood son de origen hispano, indica un informe oficial. “Cada vez está siendo más retado. Son obstáculos que hay que estar empujando o peleando para que no se estereotipe a mis personajes, para que se me pague igual a otros compañeros y que no se me tome nada más como una cuota y que se me vea como una persona multidimensional. Si yo fuera una mujer racializada tendría todavía más segregación y discriminación”, afirmó Souza.
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