Si Luis Rentero (1922-2015) levantase la cabeza hoy en el Gran Premio Femenino de Múnich, se pondría muy contento. Diez de las doce mujeres de élite mundial que disputan el torneo han luchado con gran intensidad, como promovió el artífice de que Linares (Jaén) se convirtiera en el Wimbledon del ajedrez y en el modelo de la combatividad a ultranza. La china Zhongyi Tan, la rusa Alexandra Kosteniuk (en trámites para ser suiza), la georgiana Nana Dzagnidze y la alemana Elisabeth Paethz son las primeras líderes.
Lo único muy previsible se cumplió: las hermanas ucranias Muzychuk, Mariya y Anna, hicieron tablas, como en sus veinte partidas anteriores desde octubre de 2015. El único ingrediente con cierto morbo de este torneo serán sus enfrentamientos con Kosteniuk, aunque debe tenerse en cuenta que la rusa juega con la bandera de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) y está en trámites para adoptar la nacionalidad suiza. Kosteniuk ha ganado hoy en una lucha interesante a su excompatriota Alina Kashlínskaya, quien poco después de la invasión de Ucrania se hizo polaca (está casada con el gran maestro polaco Radoslav Wojtaszek).
El reglamento, como es habitual en torneos oficiales y también en algunos privados, indica que las jugadoras de la misma nacionalidad deben enfrentarse en la jornada inicial. De modo que también lo han hecho las indias Humpy Koneru y Dronavalli Harika, quienes también han empatado pero dando la sensación de que peleaban mucho más en serio que las hermanas Muzychuk. No hay duda de que las dos chinas se han pegado de verdad porque la excampeona del mundo (2017-2018) Zhongyi Tan se ha impuesto a la mejor estrella joven de su país, Jiner Zhu, 18ª del mundo a los 20 años.
Las otras dos partidas han sido muy espectaculares e instructivas al mismo tiempo. Paethz se ha impuesto a la también alemana Dinara Wagner a partir de una idea de laboratorio preparada concienzudamente con su entrenador y con su padre (gran maestro), según ha explicado después. Y luego ha rematado con una combinación digna de un premio a la partida más bella. Pero la mejor, en cuanto a su calidad y su complejidad de principio a fin, ha sido el precioso intercambio de mandobles entre la kazaja Zhansaya Abdumalik y Dzagnidze, quien se ha impuesto en una posición de enorme complejidad táctica y bajo una gran presión del reloj.
Los muy elegantes salones del hotel de lujo Kempinski, sede del torneo, no son los más adecuados para encajar con la expresión que Luis Rentero solía emplear cuando se dirigía a los periodistas para resaltar la combatividad del torneo de Linares, pero su filosofía si es trasladable al actual en Múnich: “¡Mirad cómo luchan estos gladiadores! ¡Mirad cómo el suelo del escenario se llena de sangre!”. De momento, las gladiadoras también luchan con denuedo.
Primera ronda: Harika – Koneru, tablas; M. Muzychuk – A. Muzychuk, tablas; Kosteniuk – Kashlínskaya, 1-0; Tan – Zhu, 1-0; Paehtz – Wagner, 1-0; Abdumalik – Dzagnidze, 0-1.
Clasificación: 1ª-4ª Tan, Kosteniuk, Dzagnidze y Paethz 1; 5ª-8ª Koneru, A. Muzychuk, M. Muzychuk y Harika; 9ª-12ª Abdumalik, Kashlínskaya, Zhu y Wagner 0.
Segunda ronda (viernes, 15.00): Koneru – Abdumalik; Dzagnidze – M. Muzychuk; Zhu – Harika; Kashlínskaya – Tan; Paehtz – Kosteniuk; Wagner – A. Muzychuk.
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