El papa Francisco, ingresado el miércoles por la tarde en un hospital de Roma debido a una infección respiratoria, pasó buena noche y durante el día su estado ha mejorado, según divulgó el equipo médico del Policlínico A. Gemelli que le atiende, aunque permanecerá hospitalizado. Tras descartar que Francisco padeciese una neumonía o covid, por la tarde han confirmado que las pruebas médicas han detectado que la causa de la fatiga respiratoria que sufrió y de los dolores en el pecho es una bronquitis infecciosa. También descartan que el Pontífice, de 86 años, sufra problemas cardiacos.
En el parte médico difundido por el Vaticano sobre las ocho de la tarde, se informa de que el tratamiento antibiótico que se suministra al Papa “ha producido los efectos esperados con una clara mejora de su estado de salud”. “Con esta evolución, el Santo Padre podría recibir el alta en los próximos días”.
La Santa Sede detallaba a las 12.35 en un comunicado que “Francisco ha descansado bien durante la noche”. “El cuadro clínico es de una progresiva mejora y sigue con el tratamiento programado. Esta mañana, después del desayuno, ha leído algunos periódicos y ha retomado el trabajo. Antes de comer se ha desplazado a la pequeña capilla del apartamento privado de la clínica, donde se ha recogido en oración y ha recibido la eucaristía”.
Por la tarde, el Vaticano añadió que Francisco “ha pasado la tarde en el Gemelli dedicándose al descanso, a la oración, y a algunos asuntos de trabajo”.
Médicos “muy optimistas”
Por la mañana, la agencia de noticias italiana Ansa adelantaba que los médicos se mostraban “muy optimistas” al pensar que, salvo sorpresas, el Papa pueda recibir el alta antes de que comiencen las celebraciones de Semana Santa, con la misa de Domingo de Ramos el próximo 2 de abril. Por el momento, se ha cancelado la agenda para este jueves y para mañana viernes.
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El cardenal Leonardo Sandri ha indicado a Ansa que él será el encargado de celebrar la misa del Domingo de Ramos y que otros prelados harán lo propio con otras ceremonias de la Semana Santa, algo de lo que fueron avisados ya el lunes. Los problemas de movilidad del Papa le han obligado a concelebrar varias misas, entre ellas la del funeral por Benedicto XIV.
El Pontífice “sufre una infección respiratoria que requerirá unos días de tratamiento médico hospitalario adecuado”, comunicó la oficina de prensa del Vaticano horas después de ser hospitalizado en la tarde del miércoles. “En los últimos días, el papa Francisco se había visto aquejado de algunas dificultades respiratorias y esta tarde acudió al Policlínico A. Gemelli para realizarse unas pruebas médicas”, explicó, especificando que no se trata de una infección de covid-19.
Según los medios, Francisco fue sometido a un TAC en el tórax y a otras pruebas médicas, que han descartado la pulmonía, y su estado de salud no preocupa tras los resultados.
La secuencia informativa suministrada por el Vaticano el miércoles fue algo confusa. Primero, la Santa Sede dio a entender que había acudido al hospital por su propio pie para someterse a controles rutinarios ya programados. Pero más tarde se supo que Francisco había sufrido un dolor en el pecho tras la audiencia pública de los miércoles y había sido trasladado en ambulancia hasta el centro médico. Además, tuvo que cancelar una entrevista que tenía en agenda para las 13.00, algo completamente incompatible con la idea de “controles programados”.
Es la segunda vez que Francisco es ingresado en este hospital romano, después de que el 4 de julio de 2021 fuera operado del colon. Allí permaneció ingresado 10 días, en los que llegó a oficiar el Ángelus desde el balcón del centro sanitario.
Desde entonces, el Papa solo ha sufrido un problema en la rodilla derecha que le obliga a andar con bastón o con silla de ruedas y ha asegurado en varias ocasiones que no se quiere operar.
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