Muere Pablo González Casanova, antiguo rector de la UNAM a los 101 años

El antiguo rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (1970-1972) Pablo González Casanova ha fallecido este martes a los 101 años en Ciudad de México. González Casanova fue un acérrimo defensor de la identidad de los pueblos indígenas. La Unesco le condecoró en 2003 con el Premio Internacional José Martí, un galardón nacido en 1995 que se otorga cada dos años a las personas que han contribuido de forma destacada a integrar a los países de Latinoamérica y el Caribe.

“[La UNAM] lamenta profundamente el fallecimiento del doctor Pablo González Casanova, muy distinguido universitario, rector de la Universidad, impulsor de la democracia en México, baluarte del pensamiento crítico y siempre comprometido con las mejores causas sociales”, ha compartido el ente universitario a través de las redes.

González Casanova, nacido en 1922 en Toluca (Estado de México), desarrolló sus estudios sus estudios en instituciones de alto prestigio. Se licenció en Derecho en la UNAM, para obtener posteriormente la maestría en Ciencias Históricas en El Colegio de México. El académico terminó sus estudios con un doctorado en Sociología en la parisina La Soborna, una de las universidades más antiguas del mundo.

Publicó La democracia en México en 1965, una obra considerada un clásico en el campo de la sociología mexicana. En la obra, González Casanova examina y analiza las estructuras económicas, sociales y políticas del país.

El académico fue director de la escuela Nacional de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM entre 1957 y 1965; una época en la que compatibilizó el cargo con el de la presidencia del Consejo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (1959-1965), un organismo internacional de educación autónomo para Latinoamérica y el Caribe, con sede en Santiago de Chile. Más tarde fungió como director del Instituto de Investigaciones Sociales (1966-1970), hasta que ocupó el cargo de rector.

El paso de González Casanova duró tan solo dos años —cuando el tiempo previsto es de cuatro—, debido a las presiones por parte del Gobierno después de su negativa a rechazar el sindicato de empleados y profesores de la UNAM.

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