Pemex deja a la deriva a los agricultores en Veracruz tras una fuga de petróleo de nueve días

Han pasado nueve meses desde que una fuga de petróleo destrozó más de 10 hectáreas de varios agricultores en Papantla, Veracruz. Rocío Rosas y sus dos hermanos, junto con otros agricultores, perdieron parte de su patrimonio y hasta la fecha, Petróleos Mexicanos (Pemex) no los ha indemnizado por el daño causado por la lluvia de crudo que un día cayó sobre la comunidad de El Aguacate. El 2 de julio de 2022 el pozo Santa Águeda 223 de la petrolera mexicana registró una falla que provocó que un chorro de petróleo crudo saliera a presión. Las autoridades no pudieron controlar la fuga hasta el 11 de julio, nueve días después de recibir la denuncia de los vecinos del pozo. Ya era muy tarde para las miles de plantas de plátano y árboles de cítricos que los agricultores tenían plantados alrededor del pozo.

En entrevista telefónica, Rosas señala que los peritos que Pemex ha enviado para evaluar las perdidas minimizan los daños porque, a simple vista, las tierras donde se derramó el petróleo crudo ya están verdes de nuevo. “Se resisten a pagar. No es nada más de la tierra para arriba, habría que hacer un análisis del estado de la tierra. Si no, ¿qué calidad de planta vamos a cosechar?”, expone la agricultora de plátano. Desde la fuga de petróleo en julio del año pasado, el pozo se encuentra inactivo, afirma Rosas. “No había querido quejarme porque estaba dejando que pasara un tiempo prudente”, expresa.

De acuerdo con los cálculos de Rosas, cada hectárea perdida tenía 1.600 plantas de plátano, con un valor aproximado de 75 pesos mexicanos por cada una. “Cada planta nos da un promedio de 15 kilos. Vamos a decir a 5 pesos el kilo, serían 75 pesos por planta, sin contar que también se vende la hoja”, indica. Pero la agricultora no incluye en sus cuentas, que llevan casi un año sin poder plantar nuevas plantas en las hectáreas dañadas por el derrame. “No hemos considerado conveniente volver a plantar ahí, es un riesgo a la salud, pudiera ser que sí de frutos, pobres, pero sí digeribles, pero contaminados”, añade.

Tras la fuga del pozo, la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) ordenó a Pemex realizar la limpieza o remoción de los árboles impregnados con hidrocarburos en el área impactada y presentar a la institución la determinación del terreno dañado y el volumen de hidrocarburos derramados, especificando la flora y fauna dominantes en la zona. También urgió a la petrolera mexicana impedir el avance del crudo derramado en los cuerpos aledaños a la fuga.

Cifras obtenidas vía transparencia, reportan que del 1 de diciembre de 2018 a la fecha, se han registrado más de 740 derrames de hidrocarburos en las instalaciones de Pemex. Los estados más afectados son Hidalgo, Puebla, Veracruz y Guanajuato.

A solo 30 kilómetros de donde se encuentra el pozo Santa Águeda, 17 campesinos del Ejido Benito Juárez que resultaron afectados por otro derrame de crudo que ocurrió también en julio del año pasado, han sido también ignorados por Pemex. Ahí se trató de un derrame de uno de los contenedores donde guardan el petróleo que se extrae de la plataforma Corralillo 337. El crudo corrió vereda abajo, contaminando arroyos y ocasionando la muerte de varios animales de los ejidatarios. Uno de ellos fue Ciro Cruz, de 75 años, y quien su tierra colinda con la plataforma. Su hija Leonor Cruz asegura en entrevista a este diario que tampoco se ha indemnizado por este derrame a los ejidatarios. “Todavía no les han pagado y hubo otro derrame del mismo pozo hace dos meses más o menos”, indica.

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