¿Qué hay detrás de la fortaleza del peso mexicano? | Opinión

Esta semana el tipo de cambio en México rompió el piso de los 17,50 pesos por dólar. Llegó a cotizarse hasta en 17,40 en algún momento del lunes 15 de mayo. Este nivel de la paridad cambiaria no se observaba por lo menos desde 2016 y contrasta con el nivel de 19,44 con el que empezó el año y con su punto más alto en los últimos 12 meses, que llegó a ser de 21,04. ¿Qué explica esta fuerte apreciación del peso mexicano y hasta dónde llegará? ¿Se revertirá esta tendencia?

Las razones detrás de la apreciación del peso mexicano son de dos tipos: externos e internos. El factor externo consiste en que el dólar estadounidense se ha venido debilitando en forma generalizada en los últimos meses. Esta debilidad del dólar está asociada a la posibilidad de una recesión en ese país y a la expectativa de que las tasas de interés allá dejen de subir, en parte precisamente para tratar de evitar dicha recesión. Esto hace que sea poco atractiva la moneda norteamericana, sobre todo en momentos en los que las tasas de interés en otros países están relativamente elevadas.

Hay que ver lo que ha pasado con otras monedas latinoamericanas para entender que este fenómeno es generalizado. De enero a la fecha, tanto el peso chileno como el peso colombiano se han apreciado en 7% con respecto al dólar, mientras que el real brasileño se ha apreciado en alrededor de 10%. Por su parte, el peso mexicano es la moneda que más se ha apreciado en la región, al acumular ya un 11% de recuperación en ese mismo periodo. Este comportamiento muestra que lo del peso mexicano no es único, pero también ilustra que debe haber algo más que explique por qué, dentro de las monedas de la región, el peso mexicano es el que ha mostrado mayor fortaleza. Esto tiene que ver con factores de una naturaleza diferente, de un carácter más bien interno.

Los factores internos detrás del llamado superpeso son la solidez de los fundamentos de la economía mexicana y las atractivas tasas de interés domésticas. Esta combinación de factores vuelve muy atractiva la entrada de divisas al país, que es lo que tiende a apreciar al peso mexicano. Nótese, sin embargo, que estos elementos no actúan por separado, sino en conjunto. Altas tasas de interés sin buenos fundamentos económicos no atraen capitales, como lo muestra el caso de Argentina, donde la tasa de interés ya ronda el 100%.

En cambio, en el caso de México, la solidez de sus fundamentos económicos explica en buena medida la fortaleza del peso mexicano. Esto se debe a que los inversionistas perciben que la relativa estabilidad política, económica y social del país les garantizan buenos rendimientos con bajo riesgo.

Lo que observan los inversionistas es que México ha mantenido la responsabilidad fiscal, que la deuda pública está en niveles razonables y que el país salió de la pandemia con una posición fiscal más sólida que la de otros países de la región. También observan que se ha respetado la autonomía del Banco de México en la conducción de la política monetaria, lo que garantiza que el control de la inflación se mantendrá como su objetivo prioritario y que este instituto podrá tomar sus decisiones libremente sin estar sujeto a presiones políticas.

A todo ello se suma una posición con el exterior muy favorable. Las exportaciones manufactureras hoy son 30% superiores al nivel que tenían previo a la pandemia, las remesas continúan creciendo de manera constante, mientras que la inversión extranjera continúa fluyendo a un buen ritmo y con buenas expectativas hacia adelante por el tema de la relocalización de empresas provenientes de Asia (el llamado nearshoring).

Estos buenos fundamentos económicos están detrás del llamado superpeso. Esto es lo que hace la diferencia con otros países de la región y que garantizan que lo que estamos observando no será un fenómeno pasajero. Por supuesto, también ayuda el elevado diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos (de alrededor de seis puntos porcentuales), pero esto, como ya se dijo, no sería suficiente para explicar el fenómeno que estamos observando.

Ahora bien, ¿hasta dónde llegará esta situación? ¿Se seguirá apreciando el peso mexicano o ya ha tocado su piso? ¿Podría revertirse súbitamente esta tendencia? Aunque es imposible saberlo con certeza, es muy probable que la paridad cambiaria ya haya tocado su piso o que esté por hacerlo. No es descabellado anticipar que el tipo de cambio observado el 15 de mayo podría haber sido el punto más bajo de la paridad en este episodio. Esto podría explicarse porque todo indica que la brecha de tasas de interés entre México y Estados Unidos ya no seguirá creciendo e incluso podría comenzar a reducirse hacia el último trimestre del año. Con ello, los incentivos a la apreciación terminarían y podríamos empezar a ver un regreso paulatino del tipo de cambio hacia niveles superiores.

En cualquier caso, los factores estructurales ya mencionados impedirían que el tipo de cambio sufriera una modificación abrupta y más bien deberíamos esperar un comportamiento con fluctuaciones moderadas en un rango relativamente acotado de entre 17,50 y 19 pesos por dólar en los próximos meses. Afortunadamente, la solidez de la economía mexicana garantiza una paridad cambiaria relativamente estable, lo que nos libraría de los episodios de turbulencia financiera que han acompañado a otros cambios de Gobierno en el pasado.

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