El cuerpo, un instrumento. La danza, la forma de tocarlo. Es que “uno siempre baila lo que dice”, dijo alguna vez el poeta Ricardo Yáñez. La danza como lenguaje de estructurada espontaneidad cumple la función más básica de toda lengua: comunicar. Hay una conversación, una narración que sucede con el cuerpo, refuerza la bailaora —como se conoce a las bailarinas de flamenco en las lides profesionales—. Ana Pruneda nació en México y desde los 12 años comenzó su formación en danza española. Egresó del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) donde ahora es docente. Vivió y se especializó en Sevilla, pasó por Rusia, España y Turquía. Aprendió a contar historias con su cuerpo y a enseñar a otros a hacerlo.
¿Cómo es narrar con el cuerpo? No hay una sola respuesta, argumenta Ana Pruneda. Se sabe que el llamado ballet de acción intentaba esto; prescindió de la ópera o el teatro para enmarcar una historia de principio a fin, con sus unidades aristotélicas básicas. Los españoles Carlos Saura y Antonio Gades quisieron lo mismo, uno desde el cine, otro en el propio baile, emplear el flamenco para contar. En apariencia, no es difícil, dice Pruneda: “se presenta un tema y se interpreta. Se echa mano de los símbolos, de la indumentaria, de la dramaturgia”.
En los tablados y escenarios pequeños, a veces incluso sin sonorización, cuenta Ana Pruneda, los bailaores y bailaoras profesionales realizan una entrada, una presentación. Los palos —“estilos” en el argot flamenco— que gustan más en la disciplina tradicional son los que empiezan de una manera dramática: hay un problema planteado. Luego se gesta un desarrollo, un zapateado que enfatiza la idea de un cambio, la transformación del intérprete, para entonces llegar a un desenlace. “Y a veces se expresan distintos palos a manera de microhistorias. Y así se disfrutan, así son”. Pero qué pasa cuando solo se tiene el cuerpo.
“En la pintura suelen encontrarse títulos, temas que a veces distan de lo que se expresa en el cuadro; no hay que perder de vista que lo que comunica es la emoción. Es abstracto. El trabajo del artista es comunicar con emociones”. La sugerencia de Pruneda justifica el proyecto que ha emprendido y que la ha llevado a diferentes tablados, plazas y escenarios dentro y fuera de México. Liminal es una palabra que aislada es atractiva aun sin conocerla. Su sonido evoca misterio. Significa estar a la entrada de algo, ¿de qué? Pruneda ha compartido en varias ocasiones que Liminal, la obra que dirige para sí, “surge de la experiencia de la muerte de su padre y el nacimiento de su primer hijo”. Dos acontecimientos que ilustran el significado de la palabra dicha. Estar frente al umbral, en un anverso certero, sin razón de lo que existe del otro lado.
Liminal también es el resultado del dominio de una voz propia que se manifiesta con el cuerpo. Pruneda se dio a la tarea de crear una fusión de estilos que lograran concretar esos momentos liminales “en los que no hay vuelta atrás”. Para ello quería explorar entre la farruca y la milonga argentina. Bailar una petenera mexicana a la flamenca. Hija de la cantante de ópera, la soprano Margarita Pruneda, la coreógrafa cuenta con la voz, percusiones y violín de Eduardo Arreola, y con la guitarra de José Juan Trespalacios, músicos que componen la compañía. La obra cuenta con un prólogo y un epílogo que dotan precisamente un carácter narrativo al conjunto.
Pruneda señala tres partes fundamentales que estructuran Liminal. “Separación”, “Margen” y “Agregación”. Tres fases de exploración dancística en los que se produce una transformación, una que pretende identificar y desglosar los caminos que acaban por colocar a cualquiera frente a su correspondiente e inevitable puerta. Una entrada que, en cualquier caso, es mejor conocer y atender. Ana ha dicho que gusta comprender su propia labor artística por medio de la poesía. “El cuerpo es poesía en movimiento”, afirma. Por cierto, Liminal tiene una segunda acepción según el Diccionario de la lengua española de Espasa-Calpe: se dice de aquello que es “perceptible por los sentidos, que queda dentro de los límites de lo que se puede advertir conscientemente”. Dentro de los múltiples e inacabados, este sea uno más para definir a la propia poesía.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país