La Línea 12 del Metro de la Ciudad de México colapsó la noche del 3 de mayo de 2021. Un tramo elevado se vino abajo al paso del tren 19, cargado de trabajadores que volvían a casa tras la jornada, por Tláhuac, una alcaldía humilde de obreros que acuden cada mañana a sus empleos en el centro de la ciudad. El derrumbe mató a 26 personas e hirió a más de un centenar. Fue la mayor tragedia a la que, hasta el momento, se ha tenido que enfrentar la Administración de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la capital y aspirante a la presidencia del país en las próximas elecciones. Dos años después, las responsabilidades políticas asumidas son escasas: ocho funcionarios han sido vinculados a proceso por los delitos de lesiones, homicidio doloso y daño a la propiedad, pero ningún alto cargo ha caído. La entonces directora del Metro, Florencia Serranía, dejó su puesto un mes después del accidente, pero no fue imputada y ni siquiera ha comparecido en la Fiscalía, ante las críticas de las víctimas.
“Se cumplen dos años del trágico accidente de la Línea 12″, ha iniciado Sheinbaum su conferencia de prensa diaria este miércoles, “como nos comprometimos, desde el primer día hemos estado atendiendo a las víctimas con un grupo muy grande de servidores públicos, desde el primer momento dije que nosotros siempre nos vamos a comprometer con las víctimas y la justicia”. La dirigente ha afirmado que hay 117 personas y “núcleos familiares” que han aceptado los acuerdos con el Gobierno de la ciudad en calidad de “reparación integral del daño”: indemnizaciones, “becas para sus hijos, incluso vivienda en algunos casos”. “Además, se logró un acuerdo con las empresas constructoras para que pudieran dar apoyos económicos”, ha señalado.
El tramo subterráneo de la Línea 12 fue reabierto a mediados de enero, 19 meses después del derrumbe y de someterse a remodelaciones, revisiones y mejoras, de acuerdo con el Gobierno de la ciudad. Aún queda la reapertura del tramo elevado, en el que se produjo el accidente mortal, una travesía de 11 estaciones que las autoridades esperan tener operativa en los próximos meses. “Llevamos más o menos el 30% de reparación. Son 260 tramos en total, cada tramo tiene su propia característica y proyecto ejecutivo, una serie de piezas que se van hilvanando para poder tener una estructura segura. Nuestro objetivo es que a finales del mes de junio se abra el tramo que llega hasta Periférico”, ha afirmado Sheinbaum.
Un grupo de víctimas se mantiene disconforme con la gestión de la tragedia y el trato hacia los afectados. Sheimbaun lo ha reconocido esta mañana con eufemismos: “Quedan 12 personas por concretarse, que están trabajando con sus abogados y siempre van a tener nuestro respeto”. Desde el accidente, el caso ha estado protagonizado por los desencuentros entre la Administración y los peritos que se han encargado de la investigación. También por acusaciones cruzadas. Nadie quería cargar con el peso político del derrumbe sobre los hombros.
“Siempre hemos dado la cara, siempre hemos sido responsables en lo que decimos y en lo que hacemos. No nos escondimos, siempre dijimos por qué eran las cosas, cómo eran las cosas, atendimos siempre a las víctimas, incluso de manera personal, y por eso no hay absolutamente nada que ocultar”, se ha defendido la jefa de Gobierno. Sobre la imputación de los ocho funcionarios, Sheinbaum solo ha dicho que “sigue el juicio de la Línea 12 en la Fiscalía, hay exfuncionarios públicos que siguen en proceso”.
La mayoría de los imputados fueron funcionarios durante la etapa como jefe de Gobierno de Marcelo Ebrard (2006-2012), actual secretario de Relaciones Exteriores y principal rival político de Sheinbaum en la carrera para la presidencia de la República. La escasez de acusados entre las filas de la actual Administración levantó ampollas en el círculo de las víctimas y los propios procesados, que denunciaron una supuesta protección de la jefa de Gobierno a su gente. Especialmente por la figura de Florencia Serranía, que ha mantenido un perfil bajo desde entonces. Algunas fuentes cercanas a la causa judicial aseguran que la exdirectora del Metro y Sheinbaum tienen una relación de amistad desde hace años.
Todos los peritajes sobre el accidente señalaron que el desplome, entre las estaciones de Olivos y Tezonco, ocurrió por fallas en la construcción y el diseño de la línea. Sin embargo, una investigación independiente encargada por un grupo de víctimas y presentada en abril de 2022 añadió también las deficiencias en el mantenimiento como un motivo del desplome. La conclusión del estudio apuntaba contra las empresas vinculadas y las Administraciones responsables de la circulación de los trenes.
La hipótesis del mantenimiento como una de las causas del derrumbe fue negada por el Gobierno de la ciudad y la Fiscalía estatal desde el día uno. Sin embargo, un mes después del informe encargado por las víctimas, otro peritaje vino a sustentar esa teoría. La empresa noruega Det Norske Veritas (DNV), contratada por Sheinbaum para aclarar los motivos del accidente, señaló en su tercer y último estudio sobre el caso que el desplome ocurrió por deficiencias en el mantenimiento de la línea, además de los problemas en su diseño y construcción. DNV aseguró que con una correcta supervisión se “habría evitado el colapso del tramo elevado”.
Sheinbaum se revolvió. Calificó como “tendencioso” el peritaje que ella misma había encargado, demandó a la empresa noruega y se desentendió de los resultados alegando fallos en la metodología de DNV. Ese mismo mes, documentos de la Fiscalía capitalina, revelados por este diario, apuntalaron la versión de DNV. Tres de los cuatro informes externos contratados por el Ministerio Público para analizar las causas del colapso reportaron también fallas en el mantenimiento y la inspección de la estructura. Este miércoles, Sheinbaum ha evitado el tema. Dos años después, continúa la investigación y los silencios.
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