Hace casi un año y medio otra bomba, y no era la primera ni sería la última, saltaba en la familia real británica. Enrique de Inglaterra, el hijo menor del entonces príncipe Carlos, anunciaba la publicación de un libro de memorias. Su propia oficina lo contaba a través de un escueto comunicado donde se explicaba que “por primera vez, el duque de Sussex compartirá la suma definitiva de sus experiencias, aventuras, pérdidas y lecciones de vida que le han hecho convertirse en quien es”. Ahora, tras varias idas y venidas, esa autobiografía tiene fecha: se publicará el 10 de enero de 2023.
Quien ha confirmado el día exacto ha sido el diario The New York Times, que cita a “ejecutivos de la industria”. Las memorias las publicará la editorial Penguin Random House, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido. Por el momento solo se ha hecho público el título que llevarán en inglés, Spare (un juego de palabras con varios significados: se puede traducir como “de repuesto” y también como “libre” o “liberado”). Según la web creada ad hoc para el lanzamiento, también se va a publicar en otros 15 idiomas, entre ellos en español, alemán, portugués, griego o italiano, aunque en castellano no hay ni título ni fecha. En la portada en inglés aparece una imagen de Enrique en primer plano, vestido con una camiseta. La firma del libro firma simplemente Prince Harry.
Según deja entrever el diario neoyorquino, Enrique habría recibido “al menos 20 millones de dólares” (lo mismo al cambio en euros) por el que es probable que sea uno de los grandes libros de la temporada y que podría tener continuidad, tanto en obras del príncipe como de su esposa, Meghan Markle. El hermano de Guillermo de Inglaterra no ha trabajado solo en el manuscrito, sino que le ha ayudado el escritor y periodista J.R. Moehringer, que ganó el premio Pulitzer de Periodismo en el año 2000 y que también coescribió la exitosa biografía del tenista André Agassi, publicada en 2014.
Por tanto, se espera un relato bien armado de todo aquello que el duque de Sussex esté dispuesto a contar. Según avanzó cuando se dio a conocer la publicación, en julio de 2021, será un escrito “honesto y personal”, que reflejará “una historia humana inspiradora, valiente y estimulante”. Las memorias “cubrirán su vida ante el escrutinio público, desde la niñez hasta hoy, incluyendo su dedicación al servicio público, las tareas militares que le llevaron en dos ocasiones a la primera línea de combate en Afganistán y la felicidad que ha encontrado al convertirse en marido y padre”. Un relato, obviamente, de parte, y que no se sabe si llegará hasta la muerte de su abuela, Isabel II, el pasado mes de septiembre, y la llegada al trono de su padre, convertido hoy en Carlos III.
Al parecer, según esas anónimas fuentes de la industria editorial citadas por The New York Times, las condiciones del acuerdo se han llevado bajo la máxima confidencialidad y empezaron incluso antes de la polémica entrevista de los duques con Oprah Winfrey —en las que se llegó a hablar de racismo en la familia real británica—, que tuvo lugar en marzo de 2021. Aunque la editorial no ha desvelado los términos del contrato, sí que han hecho público que Enrique donará sus beneficios a organizaciones benéficas, pero, como bien indica el periódico estadounidense, no se ha aclarado a qué se refieren, si a una parte de esos 20 millones de adelanto por sus memorias o a lo que pueda ganar con las ventas. Según se explica en su web, Enrique “quiere apoyar a organizaciones benéficas con sus ingresos de Spare”, y para ello ha donado 1,5 millones de dólares a Sentebale, la ONG que él mismo fundó en recuerdo de su madre y que ayuda a personas vulnerables y enfermas de sida en Lesoto y Botsuana. También ha donado 300.000 libras a la británica WellChild, de la que es patrón desde hace 15 años, y que ayuda a niños y jóvenes a tener asistencia hospitalaria en casa en vez de en un centro médico. Enrique está muy implicado con esta ONG, y hace apenas dos semanas realizó una videoconferencia con algunos de sus miembros.
Estos 20 millones de dólares no son los únicos ingresos de la pareja. El príncipe y su esposa tienen más contratos millonarios: han firmado con Spotify, con quien tienen un podcast; y con Netflix, con quienes preparan un documental que, por el momento, tras la muerte de la reina y con el estreno de la quinta temporada de The Crown en ciernes, se ha paralizado.
Lo que se desconoce, sobre todo, es el tono de la autobiografía. Más allá de las innumerables anécdotas que desvelará el volumen y que, como es habitual, irá desgranando la prensa de todo el mundo, lo más importante está en saber cómo lo va a contar Enrique: ¿remará a favor de obra de su familia, tenderá puentes con ella, buscará una reconciliación, entonará algún tipo de mea culpa? ¿O seguirá levantando un muro contra los Windsor, como lleva haciendo desde hace dos años y medio? El secretismo del proyecto, que se publicará en apenas dos meses y medio, no ha dejado entrever nada al respecto.
La cuestión es que el tono y la forma en la que retrate a su familia son la clave de la obra, pero no solo. Pueden llegar a condicionar el futuro del príncipe y de los suyos. Desde que nacieron sus hijos, Archie (de tres años y medio) y Lilibet (de uno y medio), el duque de Sussex ha batallado para que se les reconozca como príncipes del Reino Unido, un anhelo aún mayor desde que su padre se ha convertido en rey. En el Reino Unido es habitual —aunque no obligatorio— que un monarca considere a sus nietos como príncipes, si los hijos lo desean (por ejemplo, la princesa Ana, única hija de Isabel II, no quiso que sus vástagos lo fueran; en cambio, el príncipe Andrés sí lo pidió para las suyas). Sin embargo, por el momento, ni Archie ni Lilibet han sido nombrados como tal. Y eso, más que un simple título, supone que los niños no gozan de especial protección de seguridad cuando visitan el Reino Unido, como exige su padre.
Cuando Enrique anunció sus memorias, afirmó: “No escribo esto como el príncipe que nací, sino como el hombre en el que me he convertido”. “A lo largo de mi vida he llevado muchos sombreros, tanto de forma literal como figurada, y mi esperanza es que contando mi historia —los altibajos, los fallos, las lecciones aprendidas— pueda ayudar a mostrar que no importa de dónde vengamos, porque tenemos más en común de lo que pensamos”, aseguraba. Habrá que esperar hasta el 10 de enero para saber si Enrique tiene algo en común con el resto de los mortales que se lanzarán a las librerías a por ese libro.