La diabetes y la obesidad gestacionales pueden considerarse un determinante importante del desarrollo posnatal y del estado de salud de la descendencia. Así lo concluye un equipo de investigación formado por profesionales de los departamentos de Fisiopatología y de Obstetricia y Ginecología de la facultad de Medicina de la Universidad de Masaryk, situada en República Checa, que ha publicado el artículo Morbilidad y desarrollo psicomotor de los hijos de mujeres con diabetes gestacional: Un seguimiento de cinco años en la revista BMC Pediatrics.
El objetivo principal de este estudio ha sido determinar las posibles anomalías antropométricas —incremento del número de células y/o tamaño celular— y del desarrollo y/o morbilidad — la cantidad de personas que enferman en un lugar y un período de tiempo determinados— en los hijos de madres que desarrollaron Diabetes Mellitus Gestacional (DMG), y de qué manera influyen durante los primeros cinco años de su desarrollo. La investigación, cuya muestra inicial fue de 432 mujeres —solo 89 de ellas participaron en él durante los cinco años totales de la investigación—, también determina que los niños de las mujeres que padecían esta patología tenían un desarrollo psicomotor retrasado en la primera infancia, aunque, tras un lustro, lograban poco a poco los resultados del grupo control.
Todas las participantes fueron reclutadas de varios centros prenatales ambulatorios de la ciudad de Brno (República Checa), y de ellas, 364 desarrollaron DMG y 68 tuvieron un embarazo sin padecer esta enfermedad. Todas se sometieron a un cribado de DMG de rutina entre la semana 24 de gestación y la 30, mediante una prueba de tolerancia a la glucosa oral con 75 gramos de glucosa. Los criterios normales de azúcar durante el embarazo son: en ayunas o antes de las comidas no debe superar los 95 mg/dL; una hora después de la comida será menor de 140 mg/dL, y dos horas después de comer menor de 120 mg/dL, según la Organización Mundial de la Salud. Aquellas mujeres que superaron estos niveles y fueron diagnosticadas con DMG estuvieron controladas hasta el parto. Durante la gestación siguieron una dieta —27 de ellas necesitaron insulina— y dieron a luz en las clínicas del Hospital Universitario de Brno, lo que ayudó a registrar todos los datos del parto y el estado de salud del neonato hasta el momento del alta.
Mayores complicaciones durante el embarazo
Alejandra Durán, adjunta del servicio de Endocrinología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, profesora asociada de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y miembro del Grupo de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, sostiene que las mujeres que desarrollan Diabetes Mellitus Gestacional “sufren mayores complicaciones durante el embarazo como la HTA, que en su forma más grave se denomina preeclampsia, y un mayor número de cesáreas durante el parto en comparación con aquellas que no la desarrollan”.
En cuanto a los bebés nacidos de madres con ese tipo de diabetes, según señala esta especialista, “hay un mayor porcentaje de fetos grandes para su edad gestacional, que si superan los cuatro kilos se denominan macrosómicos, pero también de pequeños para su edad gestacional. Además, al ser bebés grandes pueden sufrir distocia de hombro al pasar por el canal del parto”. Y añade: “También se observan complicaciones neonatales como la hipoglucemia o la hiperbilirrubinemia y una menor puntuación del Apgar, aquel que indica la adaptación y vitalidad del recién nacido tras el nacimiento, lo que hace que ingresen más en UCI de neonatos”.
Actualmente, la incidencia de la diabetes gestacional está incrementándose principalmente por dos factores: el aumento de la obesidad y de la edad a la que se producen los embarazos. Son numerosos los estudios que demuestran que estas mujeres triplican el riesgo cardiovascular, aunque no desarrollen diabetes; y una de cada dos de las que sí la padecieron desarrollarán en un futuro diabetes tipo 2.
“Después de los pacientes obesos metabólicamente enfermos, es decir, aquellos que tienen factores de riesgo como hipertensión, hipercolesterolemia, la diabetes gestacional es el mayor factor de riesgo cardiovascular para desarrollar diabetes tipo 2. Esto es especialmente preocupante porque hablamos de una población joven”, asegura la doctora Alejandra Durán.
La importancia de la detección temprana
Por eso, la detección e intervención tempranas de este tipo de diabetes durante el embarazo es fundamental para revertir sus efectos nocivos. “Se ha demostrado que el tratamiento temprano, aproximadamente en la semana 10 o 12 de gestación, con dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva virgen y frutos secos, disminuye no solo las complicaciones a corto plazo, como la realización de cesáreas, sino también, en un 30%, la posibilidad de desarrollar diabetes gestacional en la semana 24″, afirma Durán tras las investigaciones llevadas a cabo por su equipo. “Además, se aconseja caminar o subir escaleras, por ejemplo, con la finalidad de que la glucemia y el peso estén controlados”.
Por su parte, María Goya Canino, coordinadora del Grupo de Embarazo de la Sociedad Española de Diabetes y especialista en Obstetricia y Ginecología de la Unidad de Medicina Materno-Fetal del Hospital Universitari Vall d’Hebron de Barcelona, considera conveniente llevar a cabo acciones que ayuden a conocer si una mujer puede sufrir este tipo de diabetes durante su embarazo.
Según señala esta experta, “la diabetes gestacional se diagnostica en el embarazo. Sin embargo, la detección o despistaje de Diabetes Mellitus Pregestacional tipo 1 o 2, así como otros factores de riesgo para la gestación, pueden identificarse antes. También es importante revisar hábitos y mejorarlos, promoviendo una vida saludable, con peso adecuado, ejercicio físico y evitar hábitos nocivos y sustancias tóxicas. Esta valoración es clave para la detección previa a la gestación o para minimizar las posibilidades de desarrollar la enfermedad”. Además, Goya considera necesario efectuar un seguimiento de los recién nacidos de estas madres y recomienda un control especial a la mujer que la padece, especialmente en el primer año de postparto, “ya que presenta mayor riesgo de desarrollar un evento adverso cardiovascular a los cinco o diez años del postparto”.
Aunque la asociación entre la diabetes materna y las alteraciones en el desarrollo psicomotor infantil se describió hace tiempo, el doctor Fernando Martín del Valle, coordinador del Grupo de Trabajo de Neurodesarrollo de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP), indica que se desconoce exactamente cuál es el mecanismo. “Se cree que el factor más importante es el control de la glucemia durante la gestación, pero parece que pueden influir también otros factores como cambios hormonales o el estado lipídico (ciertos ácidos grasos presentes en la sangre)”. Por eso, este experto opina que, para evitar alteraciones en el recién nacido tanto a nivel físico como del neurodesarrollo, “además de mantener un buen control glucémico durante el embarazo, debemos saber que una vez nacidos son niños con riesgo de presentar alteraciones en el neurodesarrollo, por lo que hay que ser especialmente cuidadosos en la valoración del desarrollo psicomotor. El seguimiento lo pueden hacer los pediatras de Atención Primaria dentro de las revisiones, pero derivando rápidamente al niño a Atención Temprana ante cualquier duda sobre su desarrollo”.
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