De las orillas del Mar Rojo a la costa del Golfo Pérsico, una aventura de 8.549 kilómetros espera a los participantes del Rally Dakar en 2023. La prueba reina del Mundial de Raids de la FIM arrancará el próximo 31 de diciembre con 365 participantes y atravesará Arabia Saudí de punta a punta por cuarta vez en la historia. El recorrido, con 4.706 kilómetros de especiales cronometradas, tendrá 15 etapas y busca aumentar la complejidad técnica de la prueba, que en los últimos años se ha centrado en la velocidad y la navegación.
El gran escollo en la ruta será la etapa maratón (11 y 12) dibujada en el desierto de Rub al Khali, que en árabe significa literalmente cuadrante vacío. Se trata de una trampa mortal de 650 hectáreas en medio de la nada, un territorio brutalmente natural donde los participantes pasarán cuatro jornadas de máxima exigencia. “En esta gigantesca zona la arena es la reina, y especialmente en su forma más majestuosa, la duna”, apuntaba el director de la prueba, David Castera, durante la presentación de este jueves. La incursión en este enclave desconocido estará precedida por otras localizaciones ya habituales como Al Ula, Hail y Riad, pisadas cada año desde el debut del rally en territorio saudí.
Entre las novedades destacadas está también el inicio en un vivac XXL, un campamento de lujo al lado del mar donde dormirán todos los pilotos y sus equipos antes del arranque de la prueba. ASO, la empresa organizadora, quiere evitar así los ataques que padecieron el año pasado algunos vehículos en los prolegómenos del rally –un vehículo de asistencia sufrió una explosión de la que salió un herido grave. Este fortín incluirá, entre otros pasatiempos, un campo de fútbol y varios futbolines para que los integrantes de la caravana puedan relajarse entre verificaciones técnicas, eventos de prensa y otras obligaciones previas al inicio de la carrera.
A nivel deportivo, otro elemento de cambio es la eliminación de las neutralizaciones. “Antes, en zona de neutralización podías ver si estabas delante o detrás y podías ajustar tu ritmo en la segunda parte de la especial. Ahora conduciremos 400 km sin ninguna información. Habrá que estar concentrados sin descanso durante 4 o 5 horas y sin información de cómo va la carrera”, valoraba el francés Sebastien Loeb, nueve veces campeón del mundo de rallies y segundo clasificado en el Dakar 2022. La organización también busca recompensar a los pilotos que abren cada jornada, ya que en el pasado muchos sentían que ganar una etapa les perjudicaba al día siguiente: se podían perder más fácilmente y los de detrás podían seguir sus huellas. Ahora, si el vencedor de etapa mantiene el liderato durante los primeros 200 kilómetros el día siguiente, se llevará hasta cinco minutos de bonificación en la clasificación al cruzar la línea de meta, 1,5 segundos por kilómetro encabezado.
Castera presumió de haber diseñado un rally dividido en dos partes muy diferenciadas. La primera semana será rápida y técnica, pero con distancias más largas. Ninguna etapa bajará de los 573 kilómetros, y la más larga será de 877. Después del día de descanso en Riad, empezará una segunda semana marcada por la entrada en territorio inhóspito. Serán etapas más cortas, pero mucho más lentas, un cambio de ritmo que obligará a ajustar física, mental y mecánicamente a los participantes. “Será un rally de resistencia, hay que encontrar un ritmo adecuado y cometer el menor número de errores posible”, analizaba Loeb.
El francés, junto a Nasser Al-Attiyah, Carlos Sainz y Stéphane Peterhansel, los tres campeones dakarianos en Arabia Saudí, parte entre los favoritos en coches. En motos, la GasGas del campeón Sam Sunderland partirá como referente por delante de la KTM de Kevin Benavides o el ejército de Honda, con el eterno aspirante Joan Barreda en sus filas, pero fuera de la estructura oficial.
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