El medio ambiente tensiona a los socios del Gobierno valenciano | Comunidad Valenciana

A pocos meses de las elecciones autonómicas, los partidos van ubicándose en sus trampolines electorales. Cuando existe un Gobierno de coalición previo como el valenciano, la necesidad de diferenciarse pero no distanciarse demasiado ante la posible y necesaria reedición del pacto, da lugar a la escenificación de fricciones que se exhiben como señas de identidad. Es lo que ocurre en el Gobierno valenciano, llamado Botánico, entre dos de sus socios, los socialistas y Compromís, sobre todo, con temas medioambientales. El tercero, Unides Podem, no se ha significado tanto esta semana.

“A Compromís le interesa pescar en caladero de voto verde”, señalan fuentes socialistas en la Generalitat. “No tenemos ningún afán electoralista sino el de cumplir el mandato de protección del medio ambiente”, indican las de Compromís. La gestión de las renovables, una obligación ineludible para la transición energética, y la ampliación norte del Puerto de Valencia son los dos puntos en las discrepancias entre se han mostrado como más evidentes.

“Tenemos ocho años de experiencia llegando a acuerdos”. La frase, repetida por fuentes socialistas, desvela que, posiblemente, la sangre no llegará al río, aunque las advertencias e incluso amenazas de traición se repitan de forma constante. Prueba de ello es el acuerdo para la Agencia de la Energía, que partía de dos modelos contrapuestos y que finalmente ha salido adelante. “Hemos dado un espectáculo innecesario”, apuntan fuentes de Compromís.

Los socialistas, en off, creen que, en el caso de renovables y más concretamente de las fotovoltaicas, hay dos bloques: los paisajistas (Compromís) y los soberanistas energéticos (PSPV). Consideran que su posición es más realista que la de sus socios de Gobierno y que, aunque su opción es “absolutamente respetuosa con nuestro patrimonio natural, cultural, paisajístico y social”, apuestan por avanzar en la generación de energía de manera acelerada para dar respuesta a la emergencia climática y tratando de bajar el precio de la luz. “Apostamos por respetar los valores de nuestro territorio pero siendo realistas. No podemos supeditar un desarrollo urgente, deseado por una población, respetuoso con el medio natural a un supuesto deterioro de un paisaje”, señalan fuentes socialistas en la Generalitat.

Fuentes de Compromís piden planificación: “Estamos a favor de las renovables y las fotovoltaicas pero con una mejor planificación, que no sean las empresas las que decidan dónde instalarse y que no se concentren en determinados municipios, que sea la Administración la que planifique y dirija desde la protección del medio ambiente y para lugar degradados, no en terreno productivo”.

Para los socialistas existe una diferencia en el ritmo. “Ellos acaparan elmarketing y los anuncios en materia de renovables y dejan la gestión en manos del PSPV, a la vez que intentan ralentiza esa misma gestión”, indican los del grupo que lidera el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Fuentes de Compromís aseguran que se cumplirá y resolverá la tramitación de los proyectos que ya están en marcha y así cumplir con el primer plazo fijado por el Ministerio de Transición Ecológica, que exige una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de cada proyecto antes del 25 de enero. Y como muestra del choque, la destitución, esta semana, del director general de Transición Ecológica, Pedro Fresco, designado por Compromís pero muy crítico con su posición.

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La distancia entre ambos partidos en lo que respecta a la ampliación del puerto de Valencia es algo más amplia. “Compromís cree que el crecimiento del puerto solo favorece a los empresarios y se olvida de las 40.000 familias que dependen de esa infraestructura”, reprochan fuentes de los socialistas en la Generalitat. Sin embargo, para sus socios de Gobierno, la gestión es “uno de los mayores despropósitos”.

Con el alcalde de Valencia, Joan Ribó, al frente, Compromís sostiene que un proyecto evaluado ambientalmente en 2007 no puede reanudarse 15 años después sin otra declaración de impacto. De la misma opinión han sido las consejeras de Transición Ecológica, ambas compañeras de partido de Ribó, Mireia Mollà e Isaura Navarro. Quieren una nueva Declaración de Impacto Ambiental y rechazan que el puerto, al que consideran juez y parte, sea el órgano competente para decidirlo pese a los informes de la Abogacía del Estado que lo consideran el “órgano sustantivo” para establecerlo. Los dirigentes portuarios opinan que la posición de Compromís persigue retrasar cuanto más mejor el nuevo muelle hasta hacerlo inviable.

Compatibilizar

Los socialistas, sin embargo, han mantenido una postura de apoyo al proyecto portuario si se cumplían con la normativa medioambiental, lo que ha vuelto a enfrentarlos con sus socios de Gobierno en las Cortes Valencianas y en el Ayuntamiento de Valencia. Tanto sus aliados en el Ejecutivo del Botánico como los partidos de la oposición les han acusado de ponerse de perfil en este asunto. “Lo que tienen que hacer es pedir la dimisión del presidente de la Autoridad Portuaria, Aurelio Martínez”, reclaman fuentes de Compromís. Pero el PSPV-PSOE considera el puerto de Valencia un activo de primer orden para la economía valenciana. No obstante, sus dirigentes han tratado, públicamente, de ser prudentes y no entrar en la polémica. A Puig le parece plausible compatibilizar los criterios de sostenibilidad con el crecimiento económico y ha abogado por encontrar un punto de equilibrio, frente a la férrea oposición desde el principio de la ahora exvicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, de Compromís.

Los choques han sido reiterados en el Ayuntamiento de Valencia, donde la socialista Sandra Gómez defiende un puerto que cumpla los criterios medioambientales. Esta semana, en plena vorágine por el informe de Costas sobre esta macroampliación, la vicealcaldesa recordó que no habría un proyecto de Volkswagen en Sagunto sin la existencia de los dos puertos valencianos. “Tan importante es generar empleo, desarrollo y oportunidades como proteger y salvaguardar nuestro patrimonio natural, como las playas o la Albufera”, dijo la socialista. Fuentes socialistas en el Consell van más allá: “la afección sobre la costa existe desde que se construyó el dique, no es nueva”.

Para los socialistas, el problema de Compromís es la búsqueda de identidad “después de que el nacionalismo haya pasado de moda, porque no tienen un modelo claro, con microopiniones en un partido en el que no manda nadie”. Para Compromís es una cuestión ideológica que siempre ha estado en su identidad “porque el medio ambiente es un límite a los planes empresariales”.

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