Boris Becker (55 años) ha sido puesto en libertad este jueves, después de permanecer ocho meses en prisión en el Reino Unido. El ex tenista, con seis Grand Slams en su palmarés, fue condenado el pasado abril a dos años y medio de cárcel por alzamiento de bienes. Escondió activos por valor de casi tres millones de euros para evitar el pago de impuestos. Según ha informado la agencia PA Media, Becker será deportado de inmediato, al ser un ciudadano bajo condena penal y sin nacionalidad británica, aunque vivía en el Reino Unido desde 2012.
El deportista ha permanecido retenido desde mayo en una prisión de baja seguridad, cerca de la localidad de Henley-on-Thames, a la espera de su deportación. Becker entró en suspensión de pagos el 21 de junio de 2017, y tenía deudas por valor de más de 57 millones de euros. La situación se precipitó al ser incapaz de hacer frente al préstamo con el que compró una residencia 3,5 millones en Mallorca.
Un jurado popular declaró al extenista culpable de cuatro delitos contra la Ley de Insolvencia británica. La fiscalía acusó a Becker de haber transferido de sus cuentas hasta 460.000 euros a otros bancos, incluido el de su exesposa Barbara Becker, al que destinó 33.000, y el de su segunda mujer, de la que está separado, Lilly, a la que envió casi 100.000.
“Ha perdido usted su carrera y su reputación, así como todo su patrimonio. Resulta notable que no haya mostrado ninguna señal de arrepentimiento o de reconocimiento de su culpabilidad”, le dijo entonces a Becker la jueza Deborah Taylor, antes de enviarlo a los calabozos de las dependencias judiciales de Southwark, como paso previo a su ingreso en prisión. “Entiendo la humillación que usted ha podido sufrir durante todo este proceso, pero ha sido incapaz de mostrar nada de humildad”, le reprochó la magistrada.
Becker le explicó al jurado, durante el proceso, que los más de 40 millones de euros que había ganado durante su esplendorosa carrera deportiva fueron consumidos por un costosísimo divorcio y “una serie de compromisos propios de un estilo de vida muy caro”. El jurado ha absuelto al tenista de 18 acusaciones más, entre ellas la de intentar ocultar de los acreedores todos sus trofeos. Pero ni siquiera ha podido conservarlos.
Cuando se puso en marcha el proceso de quiebra contra el deportista alemán, este quiso aparentar una actitud humilde y colaboradora, y llegó a ofrecer como parte del pago su anillo de bodas. Al mismo tiempo, había comenzado a ocultar la casa de Leiman (Alemania) donde reside su madre, valorada en 1,5 millones de euros; un préstamo de 824.000 euros que había obtenido de un banco de Liechtenstein y gran parte de sus 75.000 participaciones en una empresa canadiense de inteligencia artificial. De acuerdo a la Ley de Insolvencia, Becker estaba obligado a revelar a las autoridades todas esas propiedades al entrar en 2017 en concurso de acreedores. La fiscalía pidió además al jurado, a la hora de emitir su veredicto, que tuviera en cuenta la condena previa por evasión fiscal de un tribunal alemán en 2002: dos años y medio de cárcel, que se mantuvieron suspendidos, y una multa de casi tres millones de euros.
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