Como cada 25 diciembre, y a la misma hora desde 1932 [a las 3 de la tarde, una hora más en la España peninsular] toda la nación británica espera el discurso navideño de su monarca. En esta ocasión, y por primera vez, el encargado ha sido el recién estrenado rey Carlos III de Inglaterra (74 años), nombrado tras el fallecimiento de su madre Isabel II el pasado 18 de septiembre.
Este 2022 ha sido un año duro para los ingleses, que en pocos meses han visto fallecer a una regente tras décadas en el trono (70 años); alzarse a un nuevo monarca e, incluso, acostumbrarse a un nuevo himno y a una nueva emisión de moneda. Este discurso es un paso más hacia esa nueva normalidad a la que se tienen que habituar los británicos.
Como se esperaba, y nada más comenzar, un emocionado Carlos III, vestido con un traje azul, ha honrado el recuerdo de su madre fallecida a los 96 años en el Castillo de Balmoral: “Estoy sentado en esta exquisita capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, cerca de donde mi amada madre, la difunta reina, descansa junto a mi querido padre. En este momento, me acuerdo de las cartas, tarjetas y mensajes profundamente conmovedores que tantos de ustedes nos han enviado a mi esposa y a mí y no puedo agradecerles lo suficiente el amor y la simpatía que han mostrado a toda nuestra familia”.
“La Navidad es una época especialmente conmovedora para todos los que hemos perdido seres queridos. Sentimos su ausencia y los recordamos en cada preciada tradición”, ha continuado el rey en el discurso que ha durado apenas 10 minutos. “En el villancico Oh pequeña ciudad de Bethlehem cantamos acerca de cómo en las calles oscuras brilla la luz eterna”, ha añadido.
Según ha explicado, su madre, Isabel II creía que el poder de esa luz era una parte esencial de su fe en Dios, pero también de su fe en las personas: “Y es algo que comparto totalmente en mi corazón. Creo en la extraordinaria capacidad de cada persona de tocar, con bondad y compasión, la vida de los demás, y brillar con luz propia en el mundo que les rodea. Esta es la esencia de nuestra comunidad y la base misma de nuestra sociedad”.
Carlos III ha agradecido también la dedicación, el trabajo y el esfuerzo de las fuerzas armadas y los servicios de emergencia cuando falleció Isabel II: “Nos mantuvieron a salvo”. Además, ha tenido palabras de aliento para los profesionales de la salud; los profesores y para todos aquellos que trabajan en algún servicio público: “Sus habilidades y compromiso son el corazón de muchas comunidades”.
El monarca no se ha querido olvidar de aquellos que se enfrentan en la actualidad a guerras; a la hambruna o a los desastres naturales ni de las personas que no son capaces de pagar a sus facturas para mantener sus hogares alimentados y calientes —en la actualidad la inflación de Reino Unido ronda el 11%—: “Nuestras iglesias, sinagogas, mezquitas, templos y gurdwaras —culto religioso propio del sijismo— se han unido una vez más para alimentar a los hambrientos, brindando amor y apoyo durante todo el año. Tan sincera solidaridad es la expresión más inspiradora de amar a nuestro prójimo”. “El príncipe y la princesa de Gales visitaron recientemente Gales, arrojando luz sobre algunos ejemplos prácticos de este espíritu comunitario”, ha subrayado el monarca en referencia a su hijo Guillermo y su nuera, Catalina.
“Si bien la Navidad es, por supuesto, una celebración cristiana, el poder de la luz que vence a la oscuridad se celebra a través de los límites de la fe y creencias”, ha añadido. “La verdadera humildad reside en nuestro servicio a los demás, que es donde creo que podemos encontrar esperanza para el futuro. Por lo tanto, celebrémoslo juntos y cuidémoslo siempre”, ha incidido. Y ha terminado con un: “Sea cual sea su fe, o si no tiene fe, es en esta luz que da vida y con la verdadera humildad que reside en el servicio a los demás, donde creo que podemos encontrar esperanza para el futuro. De todo corazón, les deseo a cada uno de ustedes una Navidad de paz, felicidad y luz eterna”.
El discurso fue grabado el pasado 13 de diciembre y por primera vez se hizo en la capilla de San Jorge en Windsor, ubicación donde descansan los restos de Isabel II y del duque de Edimburgo, padres del monarca: “Es un lugar que tiene conexiones reales únicas”. Con estas palabras justificaba la familia real británica el cambio de ubicación de la grabación del discurso en su perfil de Twitter. “Aquí se han celebrado bodas y funerales reales, el más reciente fue el Servicio de Despedida de la reina Isabel II en septiembre”, se añadía en la publicación en esta red social. Un cambio llamativo porque desde hace décadas el discurso se graba en Sandringham (Norfolk), casa de campo donde la familia suele pasar estas fechas tan señaladas, y en ocasiones en Buckingham.
En la alocución navideña de 2021, Isabel II honró parte a su marido Felipe de Edimburgo fallecido en abril de ese mismo año. Fue el último discurso de la monarca. Cabe recordar que la reina fue la primera regente británica que no solo le puso voz a esta reflexión anual, como hacía en la radio su padre Jorge VI, sino que también le puso imagen. Lo hizo en 1957. Ahora el testigo ha pasado a Carlos III de Inglaterra que será coronado el próximo mes de mayo.
⛪️ This year’s broadcast was filmed in St George’s Chapel in Windsor – a place which has unique Royal associations.
Royal weddings and funerals have taken place here, most recently The Committal Service for Queen Elizabeth II in September. pic.twitter.com/QXbaniO7Sx
— The Royal Family (@RoyalFamily) December 24, 2022
Durante la alocución, Carlos III ha omitido citar a su hijo menor, Enrique de Inglaterra, y a su mujer, Meghan Markle, ambos protagonistas del documental sobre su vida en Netflix y que ha hecho correr litros de tinta en la prensa británica. Los seis capítulos emitidos por la plataforma han reabierto heridas y han supuesto un auténtico tsunami por sus declaraciones sobre la realeza.
Una navidad diferente para los Windsor
Horas antes del discurso, la familia real se ha reunido para ir al tradicional servicio religioso que se celebra cada día de Navidad en la iglesia de Sandringham. Aunque este año está siendo distintos a los anteriores, por la muerte de la reina y la ausencia de Meghan y Enrique en los festejos, los Windsor han querido mostrar unidad ante el huracán mediático en el que se han visto envueltos. Y es que, pese a todo, la familia va a celebrar estas fiestas siguiendo la tradición.
Otro cambio notorio de esta Navidad es que Carlos III de Inglaterra ha invitado a los hijos de Camila, reina consorte, Thomas Parker Bowles, de 47 años, y Laura Lopes, de 44, a pasar las vacaciones con ellos. Isabel II siempre le negó a su hijo esta posibilidad y jamás los invitó. Además, también han acudido sus parejas y sus hijos. Según el periódico The Mirror, Tom, escritor y crítico gastronómico, está casado desde 2005 con la editora de moda Sara Buys y tiene dos hijos, Lola y Frederick, de 15 y 12 años; por su parte, Laura, comisaria artística, está casada con el contable Harry Lopes y tienen tres hijos, Eliza, de 14 años, y los gemelos Gus y Louis, que cumplirán 13 años el 30 de diciembre.