En vísperas de las celebraciones para recibir el nuevo año, Rusia ha lanzado este jueves una lluvia de misiles sobre Ucrania. El sonido de las explosiones ha retumbado desde poco después del amanecer en pueblos y ciudades en todo el país. El ataque, con 69 misiles de crucero y drones bomba, según el Gobierno de Kiev, es uno de los mayores de la guerra del Kremlin en Ucrania, y se ha dirigido fundamentalmente contra la infraestructura energética del país. Desde que las temperaturas empezaron a caer, Rusia ha puesto gran empeño en atacar las centrales eléctricas. Ha sido el décimo bombardeo contra instalaciones estratégicas desde septiembre.
El presidente ruso, Vladímir Putin, busca sumir Ucrania en la oscuridad y el frío para quebrar la resistencia de una población que aguanta una guerra que ha entrado en su undécimo mes. Cuando los primeros rayos de sol empezaban a despuntar en Kiev, el zumbido de los misiles y una estela gris han recorrido el cielo. Las alarmas antiaéreas habían avisado casi una hora antes de que la capital, como todo el país, estaba bajo alerta de ataques con misiles. Moscú ha disparado este jueves 16 sobre la capital ucrania. Todos han sido interceptados por las defensas antiaéreas, según las autoridades. Sin embargo, restos de proyectiles han impactado en dos casas, un parque infantil y una fábrica y han herido a tres personas, entre ellas, una adolescente de 14 años, según la alcaldía.
Kiev asegura que defensas antiaéreas ucranias han interceptado 54 de los 69 misiles que el Kremlin ha disparado sobre su territorio. Los ataques de este jueves, no obstante, han alcanzado una de las infraestructuras energéticas de la ciudad de Járkov, al noreste de Ucrania, y han matado a una persona y herido a otra. La lluvia de bombardeos han dejado sin luz a más del 90% de Lviv, según la alcaldía de esta ciudad en el oeste del país, que ha alertado también de graves cortes de agua. En Kiev, el 40% los hogares se ha quedado a oscuras, según su alcalde, Vitali Klitschko, que recomendó a la población abastecerse de agua y mantener los teléfonos móviles y otros dispositivos con las baterías cargadas, en espera de lo que podría llegar.
En la ciudad de Odesa, en el mar Negro, donde ayer las autoridades locales retiraron una estatua de la emperatriz rusa Catalina la Grande, como otro de los pasos hacia la “desrusificación” y “desimperialización” del país, también se han registrado importantes apagones. En la ciudad portuaria, considerada la perla del mar Negro y largamente ansiada por el imperialismo ruso, las defensas aéreas interceptaron 21 misiles, según las autoridades. Varios edificios, una línea eléctrica y un gasoducto han sufrido daños en un bombardeo a las afueras de la ciudad de Zaporiyia, en el centro-sur del país, según el gobernador, Oleksandr Staruj. En Jersón (sur), recuperada por Ucrania en noviembre tras meses de ocupación rusa, un misil ha impactado contra un centro médico, según las autoridades locales. Hay dos heridos. “Sueñan con que los ucranios celebrarán el año nuevo en la oscuridad y el frío. Pero no pueden derrotar al pueblo ucranio”, ha declarado el Ministerio de Defensa en las redes sociales.
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Rusia, que en los últimos días ha desdeñado la propuesta de diálogo de Ucrania, basada en un decálogo que establece la retirada de las tropas rusas, la restauración de la soberanía territorial del país, el retorno de los prisioneros o el pago de reparaciones, se mofó de los ataques a primera hora de la mañana. Sin más comentarios, el Ministerio de Defensa ruso publicó en su canal de Telegram una fotografía del lanzamiento de un misil y la frase: “Los Kalibrs nunca se detendrán”, en referencia a los misiles Kalibr utilizados por las fuerzas rusas.
Las tropas del Kremlin han lanzado el ataque a gran escala sobre Ucrania desde al menos dos barcos y 13 bombarderos estratégicos, desde los que han disparado misiles de crucero, según la cúpula de la Fuerza Aérea ucrania. Poco antes de la lluvia de proyectiles, Moscú envío enjambres de drones bomba, en su mayoría aeronaves fabricadas en Irán, con los que Rusia busca distraer a las defensas antiaéreas antes de descargar la lluvia de misiles. Este jueves, el zumbido de un enjambre de al menos 13 drones iraníes Shahed-136 ha inundado los cielos de la ciudad de Járkov; 11 de ellos han sido derribados, según las autoridades. En Dnipró, en el centro del país, una ciudad estratégica, nudo de comunicaciones y un importante centro logístico, las defensas antiaéreas han derribado cinco drones, a los que ha seguido un reguero de misiles. El comando sur de Ucrania ha alertado de que tres buques portamisiles rusos están en posición de combate en el mar Negro.
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, había alertado hace unos días de que Rusia preparaba otro bombardeo a gran escala durante las festividades. “Con la llegada de la temporada navideña, los terroristas rusos pueden volver a estar activos”, dijo hace unos días. “Desprecian los valores cristianos y cualquier valor en general”, añadió
Los bombardeos masivos de este jueves llegan pocos días después de que un dron alcanzase una base aérea estratégica rusa, desde la que Moscú ha iniciado bombardeos contra la infraestructura vital ucrania, en un ataque que mató al menos a tres soldados del Kremlin y que ha puesto al descubierto nuevas grietas en las defensas antiaéreas rusas y en el diseño de la invasión. Ese ataque fue el segundo ejecutado con un dron contra la misma base de Engels, en la región de Saratov. Como en anteriores incursiones, el Gobierno ucranio mantiene un lenguaje críptico sobre el ataque del avión no tripulado: no se lo atribuyen directamente, pero han apuntado que ha sido consecuencia de la guerra del Kremlin. Este jueves, el gobernador de Saratov, Roman Busargin, aseguró que las defensas aéreas rusas derribaron otro dron el jueves cerca de la ciudad de Engels, que provocó daños en un coche y un garaje pero que no causó heridos.
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