El abogado del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha comunicado el hallazgo de un pequeño número de documentos clasificados como confidenciales en un armario del Penn Biden Center, una oficina privada del presidente. Los documentos han sido puestos a disposición de los Archivos Nacionales y la situación está siendo revisada por el departamento de Justicia. Su descubrimiento supone un golpe para el presidente y un balón de oxígeno para su antecesor, Donald Trump, que se llevó documentos secretos a su mansión de Mar-a-Lago (Florida), que fue registrada por el FBI en agosto pasado.
Trump no ha tardado mucho en reaccionar después de que la cadena CBS haya dado la primera noticia sobre los documentos de la etapa en que Biden era el vicepresidente de Barack Obama. “¿Cuándo va a registrar el FBI una redada las numerosas casas de Joe Biden, quizá incluso la Casa Blanca? Estos documentos definitivamente no estaban desclasificados”, ha escrito en su red social, Truth Social. Según la CBS, los documentos con marca de clasificación como confidenciales son una decena. La ley estadounidense obliga a conservar los registros presidenciales y a ponerlos a disposición de los Archivos Nacionales tras el cese en el cargo.
En una entrevista para el programa 60 minutos emitida en septiembre pasado, el periodista le preguntó al presidente lo que pensó al ver la fotografía de los documentos secretos incautados en el registro de Mar-a-Lago. Biden contestó: “¿Cómo es posible que eso ocurra? ¿Cómo alguien puede ser tan irresponsable? Y pensé: ¿qué datos había ahí que pudieran comprometer las fuentes y los métodos? Me refiero a los nombres de las personas que ayudaron… Y simplemente… es totalmente irresponsable”.
“La Casa Blanca está cooperando con los Archivos Nacionales y el Departamento de Justicia en relación con el descubrimiento de lo que parecen ser registros de la Administración Obama-Biden, incluido un pequeño número de documentos con marcas clasificadas”, ha dicho en un comunicado Richard Sauber, abogado especial del presidente Biden. Los documentos fueron descubiertos cuando los abogados personales del presidente estaban empacando archivos guardados en un armario cerrado con llave para prepararse para desocupar el espacio de oficinas en el Centro Penn Biden para la Diplomacia y el Compromiso Global, un think tank dependiente de la Universidad de Pensilvania en Washington.
Biden utilizó periódicamente este espacio desde mediados de 2017 hasta el inicio de la campaña electoral de las elecciones presidenciales de 2020. Aunque no ha trascendido hasta ahora, los documentos fueron descubiertos el 2 de noviembre de 2022, según Sauber. Ese mismo día, la Oficina del Asesor Jurídico de la Casa Blanca lo notificó a los Archivos Nacionales, que tomaron posesión de los materiales a la mañana siguiente.
“El descubrimiento de estos documentos fue realizado por los abogados del presidente. Los documentos no fueron objeto de ninguna solicitud o investigación previa por parte de los Archivos”, añade Sauber en lo que parece ser un intento de marcar distancias con los papeles incautados a Trump. “Desde ese descubrimiento, los abogados personales del presidente han cooperado con los Archivos y el Departamento de Justicia en un proceso para asegurar que cualquier registro de la Administración Obama-Biden esté apropiadamente en posesión de los Archivos”, concluye.
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Biden ha sonreído esta tarde en Ciudad de México, donde se encuentra de visita oficial, sin decir palabra alguna cuando le han preguntado por si tenía algún comentario que hacer sobre los documentos.
El expresidente Donald Trump está sujeto a una investigación del Departamento de Justicia por los papeles secretos que se llevó a su mansión de Mar-a-Lago y que no devolvió tras insistentes peticiones de los Archivos Nacionales. El FBI registró su mansión con una orden judicial en la que se citaban los posibles delitos por los que se le investigaba. Los posibles delitos, que implican elevadas penas de cárcel, serían obstrucción a la justicia, ocultación remoción o mutilación dolosa de documentos públicos y violaciones de la ley de espionaje, aparentemente por la retención dolosa de documentos de seguridad nacional.
El Departamento de Justicia, cuyo titular es Merrick Garland, fiscal general nombrado por Biden, mantiene abierta la investigación. Los republicanos han acusado a Biden de un uso partidista del Gobierno federal como arma política por esa y otras investigaciones que penden sobre Trump. Con la nueva mayoría recién estrenada en la Cámara de Representantes pretenden crear una comisión de investigación que analice las actuaciones del Departamento de Justicia.
Garland ha encargado al fiscal de Chicago revisar los documentos marcados como clasificados que se encontraron en el Centro Penn Biden, según la CBS, que añade que el FBI también está implicado en la investigación del fiscal.
En el caso de los papeles de Trump, los Archivos Nacionales reclamaron insistentemente la devolución de los documentos que el expresidente se había llevado de la Casa Blanca. Tras desoír esas peticiones, hubo un requerimiento por decisión de un gran jurado. En respuesta al mismo, los abogados de Trump entregaron cerca de 40 documentos clasificados. Los investigadores, sin embargo, tenían indicios de que en Mar-a-Lago seguía habiendo documentos presidenciales. El juez ordenó un registro en el que se hallaron miles de documentos, entre ellos un centenar considerados confidenciales o secretos.
Esa resistencia de Trump y sus abogados es la que es susceptible de ser considerada obstrucción a la justicia. Pese a las diferencias legales de uno y otro caso, es un serio contratiempo para Biden que pone en bandeja a Trump airear la tesis de la persecución política.
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