Un proyecto eólico impulsado por la multinacional española Acciona, con 10 molinos previstos, tendrá un gran impacto visual sobre el museo al aire libre que ha instalado el escultor valenciano Miquel Navarro, Premio Nacional de Artes Plásticas (1986), en su finca de La Alqueruela, en la localidad valenciana de Siete Aguas.
La multinacional ha incluido este paraje de La Alqueruela dentro del Plan Especial de la Zona Eólica Número 9 de la Comunidad Valenciana. Se prevé instalar, en total, 63 aerogeneradores que se distribuirán en ocho parques eólicos en sierras que discurren entre las poblaciones de Camporrobles, Fuenterrobles, Utiel, Requena y Siete Aguas.
El escultor ya ha presentado alegaciones al proyecto en las que expone, entre motivos medioambientales, el impacto negativo que tendría el parque sobre el museo que lleva años construyendo, “un legado similar al creado por Chillida en Hernani”, comenta el creador de 77 años. “¿Se atreverían a rodear de aerogeneradores ese espacio escultórico?”, se pregunta.
El proyecto llevaba 20 años entrando y saliendo de los cajones de la administración pública. Presentado por primera vez en 2001, descartado en 2009 y rescatado en 2020, fue este mes de diciembre cuando se llevó a exposición pública, después de que fuera desatascado por la Generalitat Valenciana en noviembre.
Lo que se ha dado a conocer ha puesto en pie de guerra al escultor. Desde hace años, Navarro está instalando algunas esculturas al aire libre en una finca de su propiedad. El creador es el único artista español vivo con obra en la colección de la Unesco en París, donde forma parte de un selecto listado que sólo incluye a Picasso, Miró, Tàpies y Chillida. Sus obras más populares son las enormes creaciones urbanas, de tamaño monumental.
Con obra en los principales museos del mundo, desde el Guggenheim de Nueva York al Reina Sofía de Madrid, del Pompidou de París al IVAM de València, con piezas en las plazas de ciudades como Bruselas, Barcelona, Zaragoza, Vitoria y, por supuesto, València, entre otras, Navarro quiere culminar su trayectoria con una suerte de museo en armonía con la Naturaleza, una propuesta que evoca experiencias como la del Chillida-Leku.
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Muchas de las esculturas que se han instalado pertenecen a la Fundación con su nombre que ha creado para ordenar el futuro de su colección personal de piezas de gran tamaño, fundación que convertirá también su taller de Mislata en un museo permanente.
Los tótems de Navarro, inspirados en algunos casos en la sierra donde están situados, se enfrentan ahora a la amenaza de los molinos de viento, estructuras de más de 40 metros de altura que se alzarían sobre el Pico del Tejo y anularían el museo. Una amenaza a la que hay que unir la de una teleraña de cables, ya que en la zona está previsto instalar también una subestación eléctrica a la que llegará todo el cableado de evacuación de las torres, lo que intensificará más el impacto.
Manifestación este sábado
En su lucha, Navarro no está solo. La Coordinadora Valenciana para la Ubicación Racional de las Energías Renovables, que agrupa más de 50 asociaciones de más de 40 municipios de la Comunidad Valenciana, ha convocado una manifestación de protesta en Valencia para este sábado.
Bajo el lema “Renovables sí, ¡Pero no así!”, la marcha partirá a las 12 de mañana del Palacio de Justicia de València y concluirá a las 14 horas en la Plaza de la Virgen. El escultor tiene previsto acudir y quiere ir al frente de la misma. Como el personaje cervantino, Navarro ha decidido lanzarse contra los molinos.
Navarro insiste en que los diversos colectivos que se están movilizando contra el plan, lo hacen no “en contra de las renovables, sino de la manera en la que lo están haciendo” y apunta que en su caso específico se trata “una aberración contra el arte y la naturaleza” ubicar allí ese parque eólico.
Además, el artista recuerda que la zona es también un paraje protegido para el águila perdicera, y ya tiene prohibiciones de escalada en las inmediaciones por parte de la propia Generalitat valenciana. Así, apunta que el informe de la oenegé SEO/Birdlife recomienda la protección de perímetros de 15 kilómetros de radio alrededor de los anidamientos de rapaces, para asegurar un campeo libre de peligros, algo que no se produciría en esta ocasión.