Una investigación europea alerta de los “alarmantes” niveles de dioxinas en el entorno de Valdemingómez | Madrid

Una investigación llevada a cabo por la delegación europea de Zero Waste, movimiento internacional que nació en 2004 para promover el reciclaje y la reutilización de todos los residuos, ha detectado niveles “alarmantes” de toxinas en huevos de gallinas y plantas del entorno de la incineradora madrileña de Valdemingómez, aún mayores en la zona suroeste de la incineradora de Las Lomas, donde están los depósitos de ceniza. Zero Waste ha presentado este jueves su segundo biomonitoreo de zonas del continente en las que hay incineradoras de residuos activas, que en España ha realizado con ayuda de Ecologistas en Acción, el Grupo de Acción para el Medio Ambiente (Grama) y la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (Fravm), que han colaborado con la Fundación ToxicoWatch en la toma de muestras.

En concreto, el estudio de biomonitorización, del que se ha encargado la asociación científica holandesa no gubernamental ToxicoWatch, ha analizado las emisiones de incineradoras de residuos en tres países, España, República Checa y Lituania durante los años 2021 y 2022 y, por segundo año consecutivo, la que presenta mayores niveles de contaminantes orgánicos persistentes (COP) es Valdemingómez.

ToxicoWatch ha analizado el depósito de COP en biomarcadores como huevos de gallinas de corrales domésticos, agujas de árboles de hoja perenne y musgos en las cercanías de las incineradoras UAB Kauno Cogeneration Power Plant (Kaunas, Lituania), la incineradora del Parque Tecnológico de Valdemingómez (Madrid) y ZEVO Chotíkov (Pilsen, República Checa). La investigación, sostiene Zero Waste Europe (ZWE), revela que la mayoría de los huevos de las inmediaciones de las tres incineradoras superan los límites legales para el bioensayo y el análisis químico de la UE. El análisis de la vegetación muestra dioxinas en concentraciones elevadas en las tres zonas. También se encuentran cantidades elevadas de sustancias per-y polifluoroalquiladas (PFAS) en musgos, agujas de pino y huevos de gallinas de corrales domésticos en las tres zonas y altos niveles de hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH) en musgos y agujas de pino.

La zona más contaminada es el entorno de Valdemingómez, una de las incineradoras más antiguas de Europa. Los niveles más altos de dioxinas medidos en estudios de biomonitorización de ToxicoWatch en Europa han sido los de los musgos de Valdemingómez, subraya ZWE. En los pinos y cipreses sucede algo similar, las dioxinas y los PAH presentan el nivel más alto de esta investigación, igual que sucedió en el estudio de 2021. El informe indica que los altos niveles localizados al suroeste de las instalaciones pueden estar relacionadas con el depósito de sacas de cenizas, algunas de ellas rotas, como denunciaron los ecologistas y los vecinos en octubre. Finalmente, para los huevos de gallina, la biomonitorización ha mostrado niveles más altos de dioxinas, “muy probablemente con dioxinas bromadas”.

El estudio pone de manifiesto “las limitaciones de las mediciones de COP basadas en análisis químicos, exigidas por la legislación de la UE, ya que no miden la toxicidad total de miles de sustancias tóxicas (PCDD/F, dl-PCB, HAP y PFAS) emitidas por las incineradoras de residuos”. Además, apunta a que “los datos disponibles sobre las emisiones de COP se basan en cifras calculadas y promedios, lo que supone una imagen engañosa de las emisiones reales”.

“Las instalaciones de combustión de residuos emiten sustancias tóxicas que persisten en el medio ambiente, se acumulan en los ecosistemas y tienen importantes efectos negativos sobre la salud humana y el medio natural”, denuncia Janek Vähk, coordinador del Programa de Clima, Energía y Contaminación de ZWE. “Miles de personas viven cerca de estas instalaciones de combustión en toda Europa. Hasta la fecha no se les ha informado sobre los riesgos para la salud y la seguridad de estas instalaciones ni tienen derecho a indemnización por los daños que sufren cuando estas instalaciones incumplen la ley”, critica Vähk.

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Carlos Arribas, portavoz de Ecologistas en Acción, señala la necesidad de impulsar la biomonitorización para conocer el impacto de las incineradoras en la salud de la población y del medio ambiente. Al respecto, recuerda que el Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente, aprobado en España 2021, incluye implantar estrategias de biomonitorización humana para vigilar los efectos potenciales en la salud, pero no se están llevando a cabo.

Con los resultados de la investigación en la mano, ZWE, Ecologistas, la Fravm y Grama exigen que la futura directiva de emisiones industriales, que está actualmente en revisión, contemple el uso de bioensayos para controlar las emisiones de COP de las instalaciones de combustión de residuos, obligue a los operadores a publicar todos los datos sobre emisiones con vistas a garantizar los derechos de indemnización por los daños causados cuando estas instalaciones incumplan la ley y establezca unos valores límite de emisión de COP “lo más estrictos posibles” y coherentes con las “menores emisiones alcanzables”.

El próximo 22 de enero, el Grupo de Trabajo por el cierre de la incineradora de Valdemingómez, formado por Ecologistas en Acción, la Fravm y Grama, organizará la IV marcha desde el Ensanche de Vallecas hasta Valdemingómez para exigir el cierre de esta instalación.

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