El rey de Inglaterra es el casero del segundo hombre más rico del mundo. Y, por lo que parece, es un casero muy descontento. El Crown State, la entidad jurídica que gestiona propiedades pertenecientes a Carlos III, ha demandado a Twitter, la red social propiedad del magnate Elon Musk, por no haber pagado el alquiler de su sede en Londres. La empresa británica presentó la semana pasada una demanda contra Twitter ante el Tribunal Superior de Londres. Según informa la cadena británica BBC, el supuesto impago del alquiler se refiere a un edificio de oficinas cerca de Piccadilly Circus, en el centro de Londres.
Según el diario The Guardian, la inmobiliaria real ha confirmado que la acción judicial está relacionada con “atrasos en el alquiler” del espacio de oficinas de la plataforma en capital londinense. Este anuncio concuerda con la noticia publicada en The New York Times a mediados del pasado diciembre. Varias fuentes indicaron que “para recortar gastos, Twitter lleva semanas sin pagar el alquiler de su sede de San Francisco ni de ninguna de sus oficinas mundiales”.
Desde entonces, el arrendador de la sede de Twitter en San Francisco ha emprendido acciones legales contra la empresa. Sus empleados de Singapur fueron incluso desalojados temporalmente de la oficina por impago del alquiler, antes de que Musk pagara finalmente ese mismo día, según informó la revista Business Insider. La BBC informa de que el patrimonio de la Corona ha emprendido estas acciones legales contra Twitter como último recurso, tras haberse puesto en contacto previamente con la empresa por los supuestos retrasos en el pago del alquiler de sus oficinas.
Desde que Elon Musk comprara la empresa, el pasado octubre, por 44.000 millones de dólares, se han intentado recortar las pérdidas con medidas drásticas. Estas incluyen despidos masivos, cobros a usuarios por servicios que hasta ahora eran gratuitos (la desastrosa implementación de su check azul para usuarios verificados) o el impago de alquiler de oficinas. Las medidas han funcionado a medias, pues la errática dirección de Musk y el auge de los discursos de odio en la red han hecho que se desplomen los ingresos publicitarios. Aun así, resulta complicado saberlo. Las últimas cuentas públicas de la empresa son del año 2021 y la agencia de calificación crediticia Moody’s ha retirado la calificación a Twitter por falta de información sobre el estado de la empresa. El impago del alquiler de sus oficinas, sin embargo, puede dar algunas pistas.
Por su parte, la casa real británica es uno de los mayores terratenientes del Reino Unido. Es propietaria de una cartera de propiedades valorada en 15.600 millones de libras (unos 17.700 millones de euros) que incluye 241 locales en el centro de Londres, entre ellos los que componen la importante calle comercial Regent Street. También es suyo el hipódromo de Ascot, granjas, bosques y costas hasta sumar alrededor del 1,4% de las tierras de Inglaterra. Aunque pertenece al monarca, el Crown State no es exactamente una propiedad privada. Sus ingresos recaen en el erario público y a cambio el rey recibe la subvención soberana, equivalente al 15% de los beneficios de esta figura jurídica.
A pesar de que su enfrentamiento con Twitter parezca sugerir lo contrario, Carlos III no es un casero especialmente estricto. El pasado mes de enero arrendó terrenos marinos para la construcción de seis megaparques eólicos, decidiendo que los beneficios, unos 1.000 millones de euros anuales, fueran “destinados directamente al bien común, en vez de a ampliar el patrimonio real”, según aseguró un portavoz del palacio de Buckingham.