Los pesos pesados de Wall Street se posicionan en el boyante negocio de las renovables en España. El último movimiento ha sido el de Goldman Sachs, que ha anunciado el lanzamiento de Verdalia, una sociedad con la que quiere apostar por el biometano en toda Europa.
El centro de esta nueva estrategia estará en Madrid. Y estará dotado con 1.000 millones, que Goldman Sachs aportará de su área de gestión de activos, durante cuatro años. Invertirá tanto en proyectos en fase inicial de desarrollo como en activos operativos de mayor tamaño. La compañía ya ha firmado su primer acuerdo para comprar, sujeto a la aprobación regulatoria, una cartera de proyectos de biometano en desarrollo en España, con una capacidad total de 150 GWh/año.
Goldman Sachs discurre por un camino ya transitado, el de apostar por el sector energético en España. Desde su rama de inversión en infraestructuras, el banco estadounidense fue ya el dueño del 50,1% en Redexis entre 2010 y 2018. En ese año vendió su participación a los dos fondos con los que compartía el accionariado – ATP y USS– y a dos fondos chinos, GT Fund y CNIC, que entraron en el capital de la compañía. La transacción valoraba la gasista en 3.000 millones, incluida deuda, y valoraba la participación de Goldman Sachs en 1.500 millones. De hecho, el banco ha fichado a su cúpula en Redexis para pilotar esta nueva aventura en el biometano.
La era de Goldman Sachs al frente de Redexis coincide con una época en la que los bancos de inversión decidieron posicionarse en le negocio del gas. Un fondo de Morgan Stanley fue dueño de Madrileña Red de Gas, que vendió la compañía en 2015 al fondo chino Gingko Tree Investment, el fondo de pensiones holandés PGGM y la eléctrica francesa EDF, tras sondear una salida a Bolsa. Los chinos han tratado ahora de volver a vender la compañía, pero sin éxito.
Más reciente es la apuesta de JP Morgan que es el dueño de Nortegas a través de su rama de gestión de activos. Entró en la compañía en 2017 junto al fondo soberano de Abu Dhabi, la aseguradora Swiss Life y el fondo Covalis. Y el año pasado se hizo con el control de la firma tras la adquisición de la participación de los árabes. Ha sido precisamente a través de Nortegas con la que ha tratado en los últimos meses hacerse con Madrileña.
JP Morgan, con su potente rama de inversión en infraestructuras, ha sido el que hasta ahora más ha apostado por las renovables en España. Su rama de inversión en el sector, Sonnedix, está presente en diez países, y cuenta con una capacidad total de 8GW de energía renovable. En España, donde lleva presente desde sus inicios en 2009, ha alcanzado una capacidad operativa de más de 770MW, y de más de 850MW en proyectos en construcción y distintas fases de desarrollo. Su última transacción fue la compra a Qualitas Energy de 169 plantas solares fotovoltaicas, con una capacidad de 136 MW, con una valoración de unos 500 millones de euros.
Otros actores
Estos bancos, a través de sus fondos, entran a luchar en un campo de batalla ya muy disputado por los gigantes de la inversión en infraestructuras. Una de las últimas operaciones de relevancia en este segmento es la del fondo Energy Infraestructure Partners (EIP), que en alianza con Crédit Agricole ha comprado el 25% de la filial de renovables de Repsol por 905 millones. Apenas unos meses después acordó con Iberdrola la compra de un 49% en uno de sus activos estrella, el parque de eólica marina Vikinger, en el que ha apostado 700 millones.
Más allá de Wall Street, han sido los inversores canadienses otros de los más presentes en el mercado español. Un ejemplo de ello es el de Brookfield, uno de los inversores más activos. En 2018 lanzó una opa sobre Saeta Yield y en 2019 adquirió el 50% de X-Elio. Ahora estudia ejercer su opción de tanteo sobre el otro 50%, que está en manos de KKR. CDPQ adquirió una macrocartera de Q Energy, que engardó después con 350 MW que adquirió precisamente a Brookfield. También Aimco fue el dueño de Eolia hasta que en 2021 vendió la plataforma española a una alianza de Engie y Crédit Agricole.
Precisamente las compañías del sector energético han sido otro actor muy activo en la toma de proyectos renovables. Su objetivo ha sido acudir al mercado para sumar megawatios que les ayuden a dar su giro verde. Repsol ha estado especialmente activo. En diciembre anunció un acuerdo con Asterion para adquirir una cartera de 7.700 MW por hasta 580 millones, que se suma a los 2.350 MW que compró de Viesgo en 2018.
Iberdrola, por su parte, opta por dar entrada a socios para desarrollar sus propios proyectos. Esto mismo ha hecho este año con su portfolio verde en España de más de un giga, el llamado proyecto Romeo, en el que vendió un 49% a Norges Bank.