Frente a una pila de bloques de cemento, con el sol en los ojos, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, posó para las cámaras en el terreno que será una fábrica de computación. La empresa Noah Itech es una de varias empresas de tecnología que suministran a Tesla, la pionera de los autos eléctricos a nivel mundial, y que en enero pasado, con esta ceremonia, celebró formalmente su llegada a México. “Este anuncio me sirve para tres motivos”, dijo García en el parque industrial Vynmsa, “uno, confirmar que invirtieron en el mejor Estado para invertir; segundo, el compromiso de realizar toda la obra pública necesaria para tener la mejor infraestructura; y tercero, no dejar de presumir a Nuevo León a todo el mundo”. Su oferta va más allá de la retórica. Además de las garantías jurídicas, García ofrece a las empresas extranjeras que se instalen en su Estado cruzar uno de los puentes fronterizo sin peaje. Esos costos corren por cuenta de Nuevo León.
La llegada de Noah Itech es parte de un efecto dominó detonado por Tesla a finales de 2021, cuando el director general, Elon Musk, logró trasladar sus operaciones de Palo Alto, California a Austin. Uno de los grandes incentivos que Texas ofrece a las empresas son los bajos impuestos. En ese país, como en México, los Estados compiten por la inversión de los corporativos, que son generadoras de empleos, y ofrecen cuánto estímulo les es posible. Los recursos de Tesla son de los más codiciados, por ser una empresa con tecnología propia que emplea profesionistas innovadores bien preparados con sueldos competitivos.
Desde 2021 y hasta la fecha, muchas de las empresas que proveen y suministran a Tesla como parte de su cadena de valor, se han movido también para estar más cerca de la nueva operación en Texas. Esto generó oportunidades al sur de la frontera en Nuevo León, en donde la mano de obra es más barata que en Estados Unidos y la infraestructura es relativamente buena. Es por esto que cuando Musk anunció en agosto del año pasado que quiere abrir una nueva fábrica gigante, Nuevo León surgió como una opción viable. De acuerdo con medios locales, la construcción de la factoría requería un espacio de 800 hectáreas y una inversión de más de 10.000 millones de dólares en distintas etapas. Después de una discreta visita de Musk a la capital Monterrey en octubre del año pasado, el Gobernador pidió “paciencia” a los medios que preguntaban sobre una posible inversión de Tesla al Estado, diciendo que no podía hablar del tema.
Ahora, la historia de la posible fábrica de Tesla en México dio un giro hacia la arena política. Primero, el vocero de la presidencia, Jesús Ramírez, dijo el 31 de enero a la agencia Reuters que Tesla está considerando ubicarse cerca de una de las obras emblemáticas del presidente Andrés Manuel López Obrador, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Reuters también citó en su reporte a un funcionario de Gobierno, quien aseguró que se le había mostrado el sitio, pero la empresa no había dado información sobre su plan.
Este miércoles, ante una pregunta sobre Tesla, el presidente López Obrador brevemente confirmó la competencia entre Estados por la inversión. “Hay dos posibilidades, según me han informado, que se instale en Nuevo León o en Hidalgo, muy cerca del Aeropuerto Felipe Ángeles”. Que Tesla se beneficiaría de estar cerca de un aeropuerto no está claro. En Nuevo León, la empresa ya tiene un carril exclusivo en el puente fronterizo Colombia y el Gobierno del Estado le ha ofrecido un segundo carril como parte del paquete de incentivos, de acuerdo con una fuente con conocimiento de las negociaciones.
El secretario de Desarrollo Económico de Hidalgo, Carlos Henkel Escorza, ha confirmado que han estado en contacto con los directivos de Tesla para atraer esta megaplanta a su territorio. Aunque por cuestiones de confidencialidad, el funcionario no puede compartir los detalles de las negociaciones, ha confirmado a EL PAÍS que se le han ofrecido incentivos a la firma y que esperan una respuesta a más tardar en abril próximo. “No puedo dar más detalles, pero siempre habrá incentivos a cualquier empresa que se acerque a nuestro Estado a invertir, para nosotros es muy importante detonar el área industrial. Hoy contamos con redes de conectividad muy importantes y la instalación del nuevo aeropuerto Felipe Ángeles y el decreto que acaba de sacar nuestro presidente López Obrador de carga para el Felipe Ángeles nos pone en una posición donde habrá un gran impulso al tema logístico en nuestro Estado”, refiere.
Henkel Escorza garantiza, además, que contarán con el abasto eléctrico y el terreno necesario para alojar a una megainversión como la Musk. “Hoy contamos con la propiedad de más de 900 hectáreas en el municipio de Zapotlán de Amores y 600 hectáreas en el parque industrial Platah y con las grandes vías de comunicación a la Ciudad de México, se está avanzando a la infraestructura eléctrica, esto nos da la oportunidad de poder recibir grandes empresas”, añade. Cuestionado sobre si su lejanía con la frontera norte es una desventaja frente a otras propuestas como la de Nuevo León, el secretario asegura que serán los analistas de la compañía quienes tendrán la última palabra.
El antecedente Trump
Lo que la presidencia de México ha hecho al mediatizar de esta competencia por la inversión es visibilizar una puja que suele darse a puertas cerradas y López Obrador no es el primer mandatario en hacerlo. En 2016, el entonces presidente de EE UU, Donald Trump, criticó a la automotriz Ford por su intención de abrir una planta armadora en México, la cual hubiera traído 700 puestos de trabajo. Bajo la presión presidencial, Ford canceló sus planes en México y anunció la apertura de una planta en el Estado de Michigan.
José Zozaya, presidente ejecutivo de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), celebra la competencia regional que se ha detonado al interior del país para captar esta megainversión a su territorio. “La competencia entre Estados los obliga a ser más eficientes, a un mayor respeto del Estado de Derecho”, comenta.
El líder de la AMIA reconoce que pese a las ventajas competitivas que ya tiene el país para atraer este tipo de proyectos, como la ubicación geográfica estratégica, infraestructura y mano de obra calificada, el Gobierno aún debe trabajar en una mayor promoción de la inversión, incentivos y garantías de insumos como la electricidad. “En algunas regiones del país, me han platicado de algunas ciudades donde ya no te están recibiendo una planta más porque no tienen capacidad eléctrica, pero es importante que México siga incrementando su capacidad de generación eléctrica. El Gobierno debería ser mucho más promotor de la inversión con más incentivos. Es lamentable que veamos que algunas plantas se hayan ido a EE UU aunque estaban considerando a México”, zanja.
Para Fernando Turner, director ejecutivo de Katcon, fabricante de sistemas de escape y convertidores catalíticos en Nuevo León, aún quedan asignaturas pendientes tanto de la Administración federal como de los gobiernos locales para considerar o no en aterrizar en México. Los mayores rezagos, advierte, versan en la disponibilidad de financiamiento, en la falta de una política tecnológica de vanguardia y mayor infraestructura, incluyendo en este último punto, el abasto eléctrico. “La CFE es la responsable de la transmisión eléctrica y los empresarios tenemos miedo de que no haya electricidad, eso le quitaría muchísimas dudas a los inversionistas. Por ahora todavía hay abasto de electricidad, pero hay una preocupación de si en el futuro habrá abasto para todos”, comenta. Mientras los líderes industriales hacen sus apuestas sobre dónde se instalará la nueva planta del segundo hombre más rico del planeta en México, declina hacer cualquier comentario sobre este proyecto.
Musk se encuentra ahora en una posición difícil: si sigue adelante con sus planes de ubicarse en Nuevo León, pudiera irritar a López Obrador, un presidente que habitualmente critica a las empresas, extranjeras y locales, durante sus conferencias de prensa diarias. Consultores de negocios han alertado durante años que esta práctica ha endurecido el clima de negocios, generando desconfianza entre inversionistas. Tesla pretende aumentar su producción en 20 millones de vehículos eléctricos para finales de la década, por lo que requiere instalar unas ocho megaplantas y México no quiere quedar fuera de esta ambiciosa meta.
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