Amador, el estafador del amor, ya está en prisión. Este hombre de 65 años con un reguero de mujeres a sus espaldas que aseguran haber sido estafadas por él ha sido detenido esta semana en Carmona (Sevilla). Según las investigaciones, Amador A. contactaba con sus víctimas a través de redes sociales como Badoo y Facebook y les hacía creer que era un hombre con posibilidades económicas. Pasado un tiempo, las convencía para que le dieran dinero o joyas. Adoptaba diferentes papeles, su favorito, el de agente de la Guardia Civil, un cuerpo al que perteneció, pero que abandonó en 1986. Con una de estas mujeres llegó a fingir una pedida de mano en un hotel en Madrid, tras la que desapareció, dejando la factura de la fiesta a la mujer.
El hombre ha eludido en varias ocasiones los juicios por estafa, el último de ellos a finales de año pasado en la Audiencia Provincial de Madrid, cuando a última hora presentó un escrito en el que alegaba no poder presentarse por motivos médicos. El tribunal había señalado esta vista oral por tercera vez, pero no fue la vencida. En este proceso, la Fiscalía incluye la denuncia de dos mujeres: Alicia y Begoña. Con la primera empezó a hablar por Facebook, le aseguró que era un miembro del PP, que tenía contactos muy influyentes e incluso llegó a fingir que hablaba por teléfono con el entonces líder de la formación, Pablo Casado. La mujer le entregó tres relojes y un collar de cuernos de jabalí.
Begoña, por su parte, es la protagonista de la falsa pedida de mano tras la que el hombre se esfumó. Según el Ministerio Público, esta víctima le dio una copia de las llaves de su casa, algo que él aprovechó para llevarse anillos y pulseras. ¿Quién podía dudar de un hombre que posaba en sus fotos con caballos y que invitaba a los restaurantes más caros? Convencida de su fachada, esta mujer también le dio 3.500 euros para una “oportunidad de inversión”. En total, Begoña le reclama casi 14.000 euros. La Fiscalía solicita para él por estos hechos cuatro años de prisión por los delitos de estafa y hurto continuado. La policía constató que sobre él pesaban nueve requisitorias judiciales en toda España.
Este último método, el de las inversiones que no se podían rechazar, lo empleó además con hombres que también cayeron en sus redes de engaño. Por ejemplo, aseguraba a sus víctimas que, por sus contactos en la Guardia Civil, conocía la existencia de subastas de coches a las que solo él podía acceder y les pedía el dinero por adelantado para pujar por ellos. También hablaba de fondos de inversión que proporcionaban beneficios asegurados. Además, para convencer a sus objetivos de que le entregaran las joyas, les explicaba que conocía a un joyero que les insertaba microchips para poder localizarlas en caso de robo.
La lista de personas que aseguran haber sido engañadas por Amador es tan larga que incluso han llegado a unirse en grupos de Whatsapp y de Facebook para facilitar información y evitar que pueda estafar a otras víctimas en potencia. Cuando abría un nuevo perfil en las redes sociales, estas damnificadas lo identificaban y compartían para alertar al resto de usuarios.
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Este periódico ha llegado a encontrar hasta siete cuentas diferentes de Facebook en las que posa con sus supuestas yeguas y con la Virgen del Rocío. Estos grupos los siguen con interés mujeres como Antonia y Conchi. La primera, de Sevilla, asegura que le dio un cordón de oro que se había comprado con su primer sueldo en unos grandes almacenes y que nunca volvió a ver. La segunda, de Madrid, cuenta que le prestó dinero una vez de forma urgente porque él la llamó para decirle que se había quedado “tirado con el coche”.
El detenido es natural de Lora del Río (Sevilla) pero, según explica la Policía, “eludía la acción de la justicia al no presentarse a los juicios en los que era citado y cambiar con frecuencia de domicilio por toda España”. Su último lugar de residencia, Carmona, ha sido donde en el que los agentes le han puesto los grilletes. Este es el momento en el que las víctimas esperan ver finalmente justicia después de tantos años.
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