Jon Rahm conserva el número uno mundial tras el Arnold Palmer | Deportes

El golf no deja de dar vueltas. Fuera del campo, en esa eterna lucha entre el circuito americano y la Liga saudí cuya última batalla ha sido el anuncio del PGA Tour de remodelar el calendario de 2024 con ocho torneos elevados, que disputarán solo entre 70 y 78 jugadores, sin corte y con un cheque engordado para plantar cara a los petrodólares de LIV Golf. Y de tee a green, con tres números uno diferentes solo en el mes de febrero: Rory McIlroy, Scottie Scheffler y Jon Rahm. La lucha es tan apretada que cada semana se pone en juego la corona con el trío de ases afilando las garras. Este domingo el duelo se vivió en Bay Hill, en el Arnold Palmer Invitational celebrado en Orlando. Y Jon Rahm conservó una semana más (46 en total en su carrera) el primer lugar de la clasificación mundial pese a terminar el torneo con +1 en la 39ª posición, su peor resultado desde que fue 55º en el Open de Escocia del pasado julio. Al vasco le permitió mantener ese lugar de privilegio la victoria del estadounidense Kurt Kitayama, que a los 30 años cantó su primer bingo en el PGA e ingresó un talonario de 3,6 millones de dólares. Con -9, venció por un golpe de diferencia a McIlroy y Harris English, y por dos a Jordan Spieth, Patrick Cantlay, Scottie Scheffler y Tyrrell Hatton. La pelea fue de muchos quilates en la última jornada de un campeonato de muchas emociones y sin decantarse hasta el último hoyo.

Kurt Kitayama, con el trofeo del Arnold Palmer Invitational.
Kurt Kitayama, con el trofeo del Arnold Palmer Invitational.RICHARD HEATHCOTE (AFP)

Noticia. Por primera vez en muchas semanas, Rahm no estaba en la pelea por la victoria un domingo. El vasco había conquistado cinco de los últimos nueve torneos que había disputado, y terminó cuarto, octavo, séptimo y tercero en los otros cuatro. En un tramo de 42 días había celebrado tres éxitos este año en el circuito americano, la mejor racha histórica desde Johnny Miller en 1975. Un ciclón que parecía imparable. Más todavía cuando el jueves arrancó el torneo con una asombrosa tarjeta de -7 (Kitayama venció este domingo con -9). Rahm dejó su carta de presentación con tres birdies seguidos en los tres primeros hoyos de la semana y cerró esa primera ronda con eagle, birdie y birdie en los tres últimos. El mundo del golf volvía a quedarse con la boca abierta ante un golfista que aseguraba sentirse invencible cuando estaba a su máximo rendimiento. Entre ceja y ceja, no solo sumar otra muesca, sino unir el torneo de Arnold Palmer a los que exhibe en las citas de Jack Nicklaus y Tiger Woods.

Nadie parecía poder detener a un Rahm lanzado y sin embargo el viernes se hundió tras un día complicadísimo y con mucho viento. Con +4, tres bogeys y un doble bogey en los cinco últimos años, el de Barrika bajó al reino de los mortales por primera vez este curso. Fueron 11 golpes de diferencia de un día respecto al otro, y su peor vuelta desde mayo pasado. Extrañamente, muy extrañamente, repitió ese resultado de +4 el sábado, con siete bogeys seguidos en los pares cuatro, seis bogeys en siete hoyos en el tramo a mitad de la ronda. Muy pocas veces se recuerdan dos rondas malas seguidas de Jon Rahm, un golfista con una gran capacidad de reacción cuando los resultados no son buenos y con una fortaleza mental y una ambición que son sus grandes bazas entre la élite mundial. Lo que para el resto es normal, un par de vueltas sobre el par, una mala semana, una clasificación lejos de la cabeza, en el número uno del mundo es la excepción. Tal es el nivel de excelencia que ha alcanzado un jugador que es el primero en exigirse lo máximo una semana tras otra.

Rahm cerró este domingo la vuelta con el par del campo para acabar con +1 un torneo pasado por agua (hasta seis bolas, dos el viernes, dos el sábado y dos el domingo, acabaron hundidas en los lagos del campo). Para él, es hora de resetear. Conservado el número uno mundial, esta semana llega The Players, el quinto grande. Y ya huele a Masters de Augusta.

Clasificación final del Arnold Palmer Invitational.

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