Hace unos meses, Fernanda Montes cayó en la tentación de rentar su departamento de la colonia Condesa en Airbnb. Se marchó a España de un día para otro, por lo que poner el anuncio en la plataforma le libró de tener que buscar un inquilino de larga estancia. Una vez más, el mercado de las estancias temporales cautivaba a una propietaria. La operación parecía simple: ella ponía el piso en Airbnb y esperaba a que sus ingresos comenzaran a subir con la llegada de personas. Aunque la operación no es tan automática. “En realidad no se gana mucho más dinero. Cuentas con que puede no rentarse todo el mes. En diciembre, por ejemplo, se rentó 10 días”, defiende.
Montes rentó su departamento durante seis meses. Es amplio, con dos cuartos, dos baños y todas las amenidades. Puso la noche a 2.000 pesos, con lo que calculaba unos 60.000 pesos al mes. Durante ese lapso llegaron a su piso varios turistas. El mercado de las estancias temporales ha crecido en los últimos años por la llegada de los llamados “nómadas digitales”, extranjeros con alto poder adquisitivo que se mudan por temporadas a países de ingresos bajos. Un estudio elaborado por el Gobierno de la capital señalaba que el número de viviendas temporales se triplicó entre el 2000 y 2020, pasando de 22.122 a 71.780. La oportunidad de ganar un 57% más de media (y hasta un 200% de máximo) con Airbnb que con las rentas tradicionales —como defiende un análisis realizado por la plataforma de anuncios Trovit— ha llevado a que muchos caseros de la capital opten por la plataforma.
Raimundo Perea, un veracruzano llegado a la capital hace una década, se ha hecho eco del fenómeno. “Tengo muchos amigos a los que, al final de su contrato, [los dueños de los departamentos] les dicen que si se quieren quedar les van a subir el precio. Y si no quieren, se pueden ir”, cuenta desde su departamento en la Roma. Fue precisamente esa discusión la que llevó a los periodistas de análisis de Trovit a tratar de buscar las diferencias entre el mercado tradicional de renta y las de Airbnb. “Las cifras dejan ver el reflejo de un fenómeno que no solo se da en México, sino en muchos países. Muchos propietarios e inversores ven a Airbnb como una opción más atractiva y rentable que el mercado tradicional de alquileres”, cuenta el director del análisis CDMX: Pagar un Airbnb puede triplicar una renta en colonias de clase media, Jairo Sarmiento. El análisis, comparan los anuncios disponibles en su plataforma con los anuncios de la plataforma recabados en el portal de macrodatos InsideAirbnb entre octubre y diciembre de 2022.
La diferencia de precios promedio entre los dos mercados en Ciudad de México es de un 57%, pero en algunas zonas como la Guerrero —el lugar con mayor diferencia— ese porcentaje llega a alcanzar el 212%: de los 8.800 pesos que se pagan en la renta tradicional, se pasa a los 27.762. “Su ubicación es privilegiada en el centro histórico”, matizan en el documento. La sonada gentrificación en algunas colonias en Ciudad de México como la Roma o la Condesa fue extendiéndose por algunas otras zonas de la capital. En la Guerrero, la gentrificación cambió el nombre del barrio bravo de Tepito al de Reforma Norte para disparar los precios.
La variabilidad de la inflación —que en febrero se quedó en el 7,62%— y la llegada de los nómadas digitales ha causado mella en el mercado. Hasta hace unos días, Perea ayudaba a su amiga a encontrar un departamento en el centro de la capital. La idea era estar de visita un mes. Navegando por varios portales de internet se encontró con una sorpresa. Un departamento mediano en la colonia Roma, similar a uno por el que llegó a pagar 20.000 pesos, estaba anunciado en los 35.000. En la Roma Norte, la diferencia entre el Airbnb y la renta tradicional es de un 100,6%: de los 25.031, se pasa a los 50.212 en la plataforma.
Perea se percató del incremento de los precios en la ciudad. “Esto no fue la inflación. Algo cambió en el mercado. Si me hubieran dicho hace un año que el departamento ya no estaba en 20.000 [pesos], sino el 30.000, me voy corriendo”, cuenta. El veracruzano optó entonces por comprar el departamento para no seguir al pendiente de los alquileres. “Me arreglé con la casera, me dio buen precio conforme al mercado. Conseguí un descuento como del 15% al valor del mercado. Fue muy buen deal [acuerdo]. Si eso no estuviera en las posibilidades, estaría en un aprieto. ¿Cómo voy a pagar el doble de la renta?”, cuenta.
Sarmiento asegura que la subida de precios se puede deber al nivel de plusvalía, la exclusividad y la reputación de la colonia o la ubicación. En la colonia Polanco —la más exclusiva de la ciudad, localizada en la Alcaldía Miguel Hidalgo— ocurre un anomalía: el precio del mercado tradicional se eleva por encima del de Airbnb, los 62.922 pesos de media del Airbnb compiten con los 96.871 del alquiler tradicional. “En Miguel Hidalgo se concentran algunas de las colonias con las rentas [tradicionales] más caras de Ciudad de México y los alquileres temporales compiten con lugares más concurridos y tradicionales de la urbe, como las colonias de clase media”, cuenta.
Fernanda Montes dudó de si seguir rentando su piso en la Condesa casi desde el principio. Desde que llegó a España comenzó a reflexionar sobre el impacto que podía traer su presencia en la plataforma. “Soy una inmigrante en otro país y me puedo dar cuenta de que hay muchas cosas que están mal. Una de ellas es cómo se ocupa la vivienda de la gente para hacer mucho dinero”, concluye. Tras el mal sabor de boca que le dejó su paso por Airbnb, optó por volver rentarlo como larga estancia a una de sus amigas.
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