Cuando en una serie aparece el nombre de Ramón Campos ya sabemos que no habrá halagos, pero sí entretenimiento puro. La serie Nacho (biopic de Nacho Vidal) tiene, entre otros, aquel nombre al que se unen otros como el de Gemma Neira o el de Teresa Fernández-Valdés. Atresmedia sigue apostando por las vidas de santos (Cristo y Rey, Veneno) con esta creación sobre la trayectoria de la mayor estrella del porno de los últimos tiempos.
Pero si a usted le interesan los entresijos del porno desde luego no es en Nacho donde los encontrará. No señalo una carencia sino un hecho. Pruebe a buscar entrevistas con este personaje en medios diferentes y verá cómo él se adapta al público al que habla. Es cursi y familiar con Cayetana Guillén-Cuervo, barriobajero y misógino con Torbe, y reflexivo con Mercedes Milá. Es comprensivo con el colectivo LGTBIQ en el Deluxe, pero puedo recordar (aunque desgraciadamente, no citar) algunas declaraciones suyas que eran todo lo contrario. En definitiva, Nacho Vidal es mucho más listo de lo que queremos creer en nuestras fantasías. Y, como él ha dicho alguna vez, no basta con calzar bien; hace falta mucho más para ser una estrella. Y mirar a una estrella es fascinante desde que nace hasta que se apaga. Por eso las contemplamos.
Si quieren conocer a las personas que construyeron el porno español busquen el libro El sexo que habla de Jordi Costa. Y si quieren entretenimiento vean Nacho en Atresmedia. No será esta la serie que nos abra las puertas a esas vidas que no vemos dentro de esos cuerpos que miramos. Estoy segura de que algún día alguien hará esa serie, o ese documental. Mientras tanto, sólo puedo felicitar a Pepa Charro y a Juan Carlos Vellido por sus interpretaciones de Juani del Bagdag y de José María Ponce. Ya veremos cómo acaba el show.
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