Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha salido este domingo en defensa de la presidenta de Suprema Corte, Norma Piña, tras los ataques sufridos durante la concentración organizada este sábado por López Obrador en el Zócalo de la capital. Al final del acto, simpatizantes de Morena prendieron fuego a una figura que representaba a la ministra al grito de “¡Fuera Piña!”. Sin mencionar directamente la polémica, la esposa del presidente publicó en sus redes sociales un mensaje mostrado su “apoyo a todas las mujeres de la política (o circunstancialmente cerca de esta) ante la vejación a sus personas o imagen”.
La concentración del sábado, organizada para conmemorar el 85 aniversario de la nacionalización petrolera de Lázaro Cárdenas y, de paso, responder a la marcha desplegada el mismo lugar por la oposición hace tres semanas, se desarrolló sin más incidentes. Pero el episodio de la quema de la figura de la ministra ha despertado una airada polvareda. Los portavoces de la oposición han salido a denunciar los hechos como un ejemplo del peligro del clima de polarización política en el país, algo que previsiblemente irá en aumento a medida que se acerque la cita de las elecciones presidenciales del año que viene. La presidenta de la Corte, que asumió el cargo hace poco más de dos meses, ha sido blanco de repetidas críticas por parte de López Obrador durante las últimas semanas.
No convertir la libertad en libertinaje es clave para vivir y convivir en un país plural y democrático como el nuestro. Mi apoyo a todas las mujeres de la política (o circunstancialmente cerca de esta) ante la vejación a sus personas o imagen, o la de sus hijos. Lo he padecido… https://t.co/2zaZT1nBFC
— Beatriz Gutiérrez Müller (@BeatrizGMuller) March 19, 2023
El mensaje de Gutiérrez Müller, de tono conciliador, alienta a “no convertir la libertad en libertinaje” como una “clave para vivir y convivir en un país plural y democrático como el nuestro”. La esposa del presidente añade también que ella misma ha sido objeto de ataques: “¿Cómo no solidarizarme? Subamos el nivel. No violencia. Más amor urgentemente”.
Tras el periodo de armonía que significó la presidencia en la Corte del ministro Arturo Zaldívar (2019-2023), aliado de Andrés Manuel López Obrador en el Poder judicial, la llegada de la ministra Piña ha estado marcada por la tensión. Un contexto en el que también pesa que el máximo tribunal mexicano tiene sobre su tejado el futuro de la última de las reformas prioritarias del mandatario, los cambios en el mapa electoral, que han sido impugnados constitucionalmente.
Por ahora, la presidenta de la Suprema Corte se ha caracterizado por una distancia mayor respecto del Ejecutivo, aplaudida por la oposición y que contrasta con la actitud colaborativa que asumió Zaldívar. El presidente López Obrador, por su parte, ha acusado a Piña de estar en contra de su Gobierno. En concreto, el mandatario ha acusado a la ministra de descuidar la “vigilancia” hacia los jueces: “Apenas llegó la nueva presidenta y se desata una ola de resoluciones a favor de presuntos delincuentes”.
La ministra Piña (62 años), que ha recorrido una sólida carrera judicial, no era la favorita de López Obrador para presidir el Supremo. Su candidata era Yasmín Esquivel, una ministra que ha votado asuntos que favorecen los intereses del oficialismo. Pero las revelaciones de que la jueza plagió sus trabajos de titulación de licenciatura y de doctorado descarrilaron sus aspiraciones y han abierto fuertes interrogantes sobre su idoneidad para ser ministra.
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