Alberto Fernández y Guillermo Lasso se pelean por carta. En un intercambio ventilado por redes sociales, llevan una semana cruzando acusaciones. Ya han retirado sus respectivos embajadores en el que es uno de los momentos más tensos de la relación entre Argentina y Ecuador.
El rifirrafe empezó hace 15 días, cuando María de los Ángeles Duarte Pesantes, exministra de Rafael Correa condenada por corrupción, huyo de la sede diplomática en argentina en Quito hacia Venezuela tras poco más de dos años refugiada allí. Lasso acusa a Fernández de colaborar “en el escape de una persona prófuga” y mentir sobre la inocencia del embajador Gabriel Fuks, expulsado del país horas después del incidente. Fernández considera que Lasso ha tenido un “reacción desmesurada” que “lastima la relación” bilateral. La tensión entre ambos será la comidilla de la Cumbre Iberoamericana que se celebrará desde este viernes y hasta el sábado en Santo Domingo, República Dominicana.
Según la versión de Buenos Aires, el embajador Fuks se percató el sábado 11 de mayo de que Duarte ya no estaba en la residencia, donde vivía desde 2020 junto a su hijo pequeño, de nacionalidad argentina. Avisó entonces a su canciller, Santiago Cafiero, quien a su vez se comunicó son su par de Ecuador, Juan Carlos Olguín. Las autoridades ecuatorianas convocaron entonces a Fuks a una reunión donde, dicen en Argentina, fue maltratado e insultado como previa a su expulsión del país. El propio Fuks contó en una entrevista con EL PAÍS que el secretario de la Presidencia lo increpó al grito de “los argentinitos lo tienen todo armado”.
Ecuador no cree una palabra al Gobierno de Argentina. El canciller Olguín sostuvo en una rueda de prensa que Argentina había “traicionado la confianza” entre los dos países facilitando la fuga de la exministra. El embajador Fuks, dijo, se había comportado en forma altanera, se había negado a suministrar las imágenes de las cámaras de seguridad de la embajada y había “liberado” la zona exigiendo el retiro de un coche de la policía que se había apostado en la reja de la residencia para trabajos de “seguridad ciudadana”.
La crisis escaló de nivel hasta llegar a los presidentes, y Lasso y Fernández se enfrascaron en una discusión poco habitual. Disparó primero Lasso. Lamentó que su par argentino hubiese recibido en Buenos Aires a Rafael Correa, condenado en Ecuador a ocho años de cárcel por corrupción en la misma causa que su exministra. “Apena mucho”, escribió Lasso en Twitter, que Fernández “haya puesto por delante su amistad personal e identidad política con Rafael Correa por sobre la relación fraterna entre los pueblos de Argentina y Ecuador”. Fernández le contestó por la misma vía: “La reacción desmesurada del señor presidente de expulsar al embajador argentino es lo que verdaderamente lastima la relación de nuestros pueblos”. Lasso redobló la apuesta: “Cuánto habría agradecido que usted me llamase tan pronto sucedió el incidente de su ‘huésped’. No lo hizo, y usted sabrá las razones”. No hubo, por el momento, una nueva respuesta del argentino.
Las relaciones entre Ecuador y Argentina habían caído hasta su punto más bajo poco antes de la asunción de Lasso como presidente, en mayo de 2021. Fernández se llevaba muy mal con el expresidente Lenin Moreno, al que acusaba de haber “traicionado” a Correa tras ser su vicepresidente. Durante la campaña electoral, Fernández apoyó sin disimulo al candidato correísta, Andrés Arauz, pero luego tuvo una buena relación con Lasso. Ambos países volvieron a enviar embajadores y todo pareció encaminado, hasta el incidente de la fuga. Terminado el intercambio de cartas, la atención estará puesta ahora en Santo Domingo, donde ambos presidentes estarán obligados a cruzarse.
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