El edificio más alto de Cataluña está en Sant Adrià de Besòs, pegado a Barcelona. 200 metros de altura. Son las Tres Chimeneas, una central térmica de Fecsa que cerró en 2011. Un icono en un ámbito de 32 hectáreas de suelo industrial, ubicado entre las vías del tren y el mar (con una pequeña parte en Badalona) que se convertirá en un nuevo barrio con 1.800 pisos, oficinas, equipamientos públicos, un centro de producción (hub) audiovisual y del videojuego… y un gran parque. La Generalitat ha aprobado este mes definitivamente el planeamiento para transformar el ámbito, cuya propiedad es mayoritariamente privada (Endesa y Metrovacesa, que forman la sociedad Front Marítim del Besòs) y una pequeña parte pública, del Área Metropolitana de Barcelona. Las previsiones apuntan a que tardará diez años en estar completado: pasarán dos hasta que se concedan las primeras licencias para construir. Antes hay que hacer los trámites de reparcelación y el proyecto de urbanización, del que se encargará el Consorcio del Besòs del que forman parte el Govern y los Ayuntamientos.
Al lado de Barcelona, primera línea de mar, 330.000 metros cuadrados de suelo, 285.000 de techo edificable… Pero también en la zona del área metropolitana que concentra mayor vulnerabilidad social: el tramo final del río Besòs. Las Tres Chimeneas son una oportunidad para mejorar la zona. Pero ¿por qué ha tardado tanto en llegar el plan? Pues en buena parte por la propia envergadura del ámbito y de la antigua central. En 2017 los ayuntamientos afectados acordaron que, vista la magnitud y ubicación, lo redactara la Generalitat mediante un PDU, un Plan Director Urbanístico. Un ámbito tan estratégico requería tutela pública. Otra dificultad es que la catedral fabril de hormigón, salvada de la demolición por los vecinos de Sant Adrià, tiene un atractivo innegable, pero cualquier actuación supone una inversión muy millonaria. Solo la urbanización del sector asciende a 80 millones de euros, sin poner un ladrillo.
El plan contempla que un 65% del techo que se construya sea vivienda (1.069 pisos de renta libre y 714 protegidos, la mitad de alquiler) y un 35% actividad económica. Tanto las viviendas como los edificios de oficinas se ubicarán en la parte más lejana de la playa del espacio, tocando a las vías del tren, y su altura oscilará entre seis y nueve plantas. En el lado del río, las viviendas; y hacia Badalona, los edificios de suelo terciario (oficinas y actividad comercial). No estará permitido el uso de centro comercial, pero sí el hotelero, incluso en las torres. Todos estos nuevos edificios estarán separados del parque y los equipamientos por una calle que pasará, literalmente, por debajo de las Tres Chimeneas. De este vial hacia el mar, se ubicarán los equipamientos y el parque. El actual polideportivo se mantendrá y el campo de fútbol se trasladará a su lado.
El uso final de los dos edificios de la antigua central térmica está todavía por determinar. El plan sí fija que la sala de turbinas está calificada de equipamiento público y la idea es vincularla al Hub digital, audiovisual y del videojuego. Cataluña media city (muy parecido a un proyecto que presentó la compañía Mediapro), que cuenta con el apoyo de la Generalitat, los Ayuntamientos de Barcelona, Sant Adrià y Badalona, y la Universidad Politécnica de Cataluña. La idea es que en la zona se instalen empresas de la industria digital, audiovisual y de videojuego con platós, decorados digitales, un auditorio, e-deportes, salas de exposiciones, formación, investigación, centros de datos… En total, se estima que el hub requerirá una inversión de 450 millones. La incógnita es qué se ubicará en las Tres Chimeneas: el plan contempla construir un edificio alargado, un rectángulo que cruzaría las bases de las tres torres. Pero no está decidido su uso. Sobre las chimeneas en sí, una de las ideas que hay sobre la mesa es habilitar miradores: en la base de las torres (a 100 metros) o en lo alto de los cilindros (a 200 metros). Y se podría hacer un hotel.
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete
Por la zona se han interesado desde el imperio textil Inditex hasta familiares de Michael Jackson, pasando por inversores de varios continentes (que siguen visitando las torres). O un empresario egipcio que se presentó en Barcelona en 2019, presentó un “colosal” centro cultural, y del que nunca más se supo. En otro plano, la sala de turbinas, que recuerda a la de la Tate Modern de Londres (Reino Unido), albergó a principios de este siglo una mítica rave que se alargó cinco días.
El plan también tiene detractores. Las entidades reunidas en la Entesa per a un gran parc litoral al Besòs, calificaba esta semana de “mala noticia” la aprobación del PDU y rechazan “la urbanización del último tramo del litoral que todavía es posible renaturalizar y proteger”. Cuestionan la densidad del plan (55 habitantes por hectárea), que los precios de los pisos de precio libre serán prohibitivos, que se construyen para pagar la urbanización y recuerdan que la antigua central es un Bien Cultural de Interés Local (BCIL) cuyos los criterios de protección se modificaron (se relajaron) para poderle sacar más partido. De ahí el edificio horizontal que las cruzará. Fuentes de la plataforma de entidades explican que trabajan para presentar un recurso judicial al plan.
Sobre el papel, el plan tiene los informes preceptivos: desde el ambiental, hasta el del impacto acústico, pasando por el de participación, movilidad, inundabilidad o costas. En algunos casos estos informes han obligado a modificar aspectos. En el caso del de inundabilidad, indicó que una parte del solar, la más próxima al río, estaría afectada por inundación cada 100 años; y el conjunto, cada 500. Que una zona sea inundable no comporta que no se pueda edificar, pero la legislación sí obliga a una serie de actuaciones específicas. Como sistemas de alerta para avisar de avenidas, construir a determinadas cotas, o garantizar la estanqueidad de los aparcamientos de las viviendas, con puertas especiales y levantando los accesos 45 centímetros por encima del nivel de la calle. El informe de la Dirección General de Costas, por su parte, recomendó rebajar la altura de los futuros edificios a entre seis y nueve plantas, para no afectar las vistas del barrio de Sant Joan Baptista de Sant Adrià.
Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal
Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites