La explosión de una bomba en un café restaurante en el centro de San Petersburgo se ha cobrado la vida del conocido miliciano y bloguero de guerra prorruso Vladlén Tatarski y ha herido al menos a 16 personas, según informa el Ministerio del Interior ruso. El ataque, que ha recordado a la explosión que mató el pasado agosto a Daria Dugina, la hija del filósofo ultranacionalista Alexánder Duguin, ha tenido lugar durante un coloquio del fallecido sobre la invasión de Ucrania. Y como en aquel caso, también se trataba de una destacada figura del sector más radical de Moscú que propugna la desaparición del país vecino.
“Venceremos a todos, mataremos a todos, robaremos a todos los que haga falta. Todo será como queramos”, dijo Tatarski dentro del Kremlin durante el acto de anexión de los territorios ucranios ocupados en septiembre del pasado año.
El ataque quedó grabado por los asistentes del evento. Las imágenes posteriores a la deflagración mostraban la destrucción ocasionada no solo en el escenario, donde estaba tendido el cuerpo destrozado de Tatarski, sino también en el resto de la sala, cubierta por un amasijo de mesas, sillas y numerosos daños.
Las fuerzas de seguridad rusas sospechan que el artefacto explosivo se encontraba escondido en una figura que le entregó una mujer al organizador del coloquio, y este a Tatarski justo antes de su muerte. El foro, llamado Frente Cibernético, se celebra cada pocas semanas en el café Street Food N.º1, cuya propiedad sería precisamente del dueño de la compañía de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, según destaca el diario local Fontanka.
El bloguero, cuyo nombre real era Maxim Fomin (Makiivka, Ucrania, 40 años), tenía más de 560.000 seguidores en Telegram y participaba habitualmente en estas charlas del local de la calle Universitétskaya Náberezhnaya, justo en la ribera opuesta a donde se encuentra el museo Hermitage.
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“Liquidado”, decía nada más morir su perfil del portal ucranio Mirotvorets, una lista negra que incluye no solo milicianos y militares, sino también políticos, periodistas y otras figuras públicas consideradas prorrusas.
Este atentado, ocurrido a las 18.23 de la tarde, trajo a la memoria inmediatamente el violento asesinato de Daria Dugina en las afueras de Moscú en agosto de 2022. La hija de uno de los principales referentes del sector ultranacionalista ruso había acudido también a un coloquio de su padre. Tras concluir, ambos se subieron a coches diferentes. Entonces, las autoridades rusas apuntaron inmediatamente a los servicios secretos ucranios como autores del asesinato de la mujer. Meses después, en octubre, la inteligencia estadounidense filtró al diario The New York Times que Kiev ejecutó el atentado sin su consentimiento.
Un influyente defensor de la guerra
Tatarski, en ocasiones crítico con la dirección de la guerra por el alto mando ruso, se alistó en el batallón Vostok de las milicias separatistas de la región oriental de Donbás tras aprovechar que la guerra desatada en la región en 2014 dejó sin vigilancia la cárcel donde cumplía una condena de 12 años desde 2011 por un asalto a mano armada en un banco.
Después de servir como voluntario con las milicias prorrusas, Tatarski escribió varios libros autobiográficos y cobró fama en Rusia como bloguero. En diciembre del pasado año fue invitado a un acto del presidente ruso, Vladímir Putin, en el Kremlin.
En el último comentario que publicó en sus redes sociales recomendaba al ejército ruso copiar algunas técnicas de las fuerzas ucranias “para prepararse ante su ofensiva”. Tatarski hacía énfasis en las compañías de choque con drones de sus rivales “y sus proyectiles especiales con un área mortal de 11 metros”. “Sería bueno que estas unidades y sus juguetes aparecieran en las Fuerzas Armadas rusas”, añadía.
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