El Pentágono investiga la filtración en redes sociales de una serie de documentos secretos que recogen planes militares del ejército de Ucrania en la guerra. Los documentos, colgados en Twitter y en canales de Telegram —una red social con 500 millones de usuarios y muy popular en Rusia-— incluyen mapas de Ucrania, calendarios de entrega de armas y gráficos que indican dónde se concentran las tropas y de qué tipo de armamento disponen.
Uno de los documentos, con el sello de “Alto Secreto”, se titula “Estatus del Conflicto a 1 de marzo” y proporciona un resumen detallado de la situación de la guerra en ese día en particular. Los mensajes en los que aparecen los datos incluyen fotos de documentos físicos, en las que se aprecian dobleces y arrugas del papel en algunos casos. No figuran, en cambio, planes de batalla para la contraofensiva que se cree que Kiev prepara esta primavera para tratar de recuperar territorio capturado por Rusia.
Sí se muestra el ritmo al que el ejército ucranio consume proyectiles de los sistemas de misiles HIMARS facilitados por Estados Unidos, un secreto que el Pentágono había evitado divulgar.
“Estamos al tanto de las informaciones sobre mensajes en redes sociales y el departamento (de Defensa) está examinando la cuestión”, ha declarado la portavoz adjunta del Pentágono, Sabrina Singh, sobre la filtración, publicada por primera vez por The New York Times el jueves.
No está clara la autenticidad de los documentos. Tampoco quién ha podido filtrarlos, ni con qué fin. De ser auténticos, su publicación alerta al Pentágono de que han sido robados, algo que de otro modo habría podido pasar desapercibido. También puede tratarse de una operación para tratar de engañar al enemigo.
Zelenski aborda la cuestión
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Los documentos filtrados, de ser verídicos, aportan información especialmente sensible sobre el detalle del suministro de armamento y vehículos de aliados de la OTAN a nueve brigadas mecanizadas ucranias, del proceso para formar a sus unidades y del tiempo requerido para que estén sobre el terreno. La gravedad de lo sucedido lo muestra el que el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, tratara la cuestión este viernes en una reunión con la cúpula de sus servicios de inteligencia, con el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ucranias, Valeri Zaluzhni, y con el primer ministro, Denis Shmihal.
El documento, supuestamente con datos actualizados a 1 de marzo, aporta estadísticas sobre la distribución de tropas de los dos ejércitos a lo largo del frente y también sobre las condiciones climatológicas del invierno y de la primavera para llevar a cabo la esperada contraofensiva ucrania. La lista de vehículos blindados que el documento distribuye entre brigadas no es completa, puesto que el número de unidades que los aliados internacionales de Ucrania se han comprometido a transferir es mayor del que aparece en el plan.
Los mensajes que ha transmitido Kiev sobre esta información clasificada como alto secreto son contradictorios: por un lado, la oficina de Zelenski ha emitido un comunicado en el que subrayaba que su cúpula militar y de inteligencia había abordado la cuestión con la voluntad de tomar cartas en el asunto para evitar filtraciones; por otro lado, uno de los principales asesores del presidente, Mijailo Podoliak, escribía en sus redes sociales que el documento era un montaje: “Los servicios de inteligencia rusos se han degradado tanto que la única manera de redimirse es con [manipulaciones de] Photoshop y filtraciones virtuales falsas”.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha asegurado este viernes, después de que el Pentágono haya confirmado que investiga la filtración, que Moscú no duda de la “participación directa o indirecta” de Estados Unidos y la OTAN en el conflicto. “Ese nivel de participación está aumentando gradualmente”, ha precisado Peskov en un comunicado enviado a la cadena CNN, agregando que el Kremlin sigue “atento” al caso.
Por su parte, en Moscú blogueros militares han advertido de la posibilidad de que se trate de una operación para diseminar información falsa con la intención de confundir a las tropas rusas.
Este periódico ha podido comprobar que existen por lo menos dos versiones diferentes del documento supuestamente filtrado. La principal diferencia es en el número de soldados muertos. En el documento distribuido en cuentas de Telegram de analistas militares rusos, el número de militares ucranios fallecidos durante la guerra es de entre 61.000 y 71.500 y el número de rusos, entre 16.000 y 17.500. En otra versión, no publicada por cuentas rusas, las cifras de muertos rusos oscilan entre los 35.500 y los 43.500, y en el lado ucranio, entre 16.000 y 17.500. El CIS, un grupo de análisis de defensa ruso opositor al Kremlin, concluyó tras una comparación de las imágenes recogidas que la cifra del documento original es la de la segunda versión. El CIS también valora que el documento sí parece auténtico, por la terminología de la OTAN utilizada, y que la información filtrada no aporta secretos especialmente relevantes.
Las estimaciones de servicios de inteligencia de Alemania, Estados Unidos y Reino Unido difundidas en los últimos meses indican que el número de bajas —entre muertos y heridos—se acerca a los 200.000 soldados rusos y los 140.000 ucranios. Las muertes pueden oscilar entre una tercera y una décima parte del total, según la medicina militar, dependiendo del desarrollo de los servicios de evacuación y cuidados en el frente. La teórica militar también indica que las bajas rusas deben ser más elevadas porque un ejército que ataca pierde hasta tres veces más unidades que el que defiende. El Kremlin, además, basa su estrategia en la batalla de Bajmut en el grupo de mercenarios Wagner, que siguen la consigna de no retroceder bajo ninguna condición.
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