El mundial masculino de fútbol sub-20 que comienza el próximo 20 de mayo se jugará en Argentina. Lo ha confirmado este lunes la FIFA tras dos semanas de tener el torneo en el aire. El mundial debía jugarse en Indonesia, pero la autoridad global del fútbol despojó de la organización a este país a finales de marzo por la molestia de algunas autoridades del país de mayoría musulmana por la participación de la selección de Israel. La tensión diplomática ha sido una ventana de oportunidad para Argentina: su selección sub-20, que con seis títulos es la mayor campeona del certamen, se había quedado sin plaza para este año tras un mal paso en la competencia sudamericana. La posibilidad de ser la anfitriona a último minuto le da otra oportunidad de participar en el mundial.
“FIFA ha dado una oportunidad importantísima para que nuestro país pueda albergar a todas las selecciones que van a venir”, ha celebrado este lunes el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia, en una reunión junto a los ministros de Economía y de Deportes. La “buena excusa para alargar la fiesta que significó el campeonato obtenido en diciembre en Qatar”, como la definió el ministro de Deportes, Matías Lammens, es también una oportunidad económica que el Gobierno argentino ha visto con buenos ojos. El país alcanzó la semana pasada una inflación del 104% interanual en una crisis económica en la que lo que más necesita son divisas extranjeras para evitar un desplome del peso argentino. Sergio Massa, el ministro de Economía, ha agradecido “la oportunidad económica de recibir miles de turistas, de generar divisas y trabajo”.
La autoridad global del fútbol ha hecho oficial el anuncio horas después de la reunión entre las autoridades argentinas: “La FIFA se complace en anunciar que la edición de este año de la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA se llevará a cabo en Argentina, el hogar de los campeones del mundo abre sus puertas a las superestrellas del fútbol mundial del mañana”, dijo el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en un comunicado oficial. “Quiero agradecer a la AFA y en particular a su presidente, Claudio Tapia, así como a las autoridades gubernamentales, por su compromiso de realizar este magnífico evento en tan poco tiempo”.
La FIFA había decidido el pasado 29 de marzo que Indonesia ya no sería la sede del torneo tras las quejas del gobernador de la isla de Bali, en el sur del país, por la participación de la selección de Israel en el torneo. En una carta al ministro de Deportes, el gobernador Wayan Coster había pedido que el Gobierno prohíba la participación de la selección israelí porque Indonesia, el país con la mayor población musulmana y que condena la ocupación militar israelí de Palestina, no tiene relaciones diplomáticas con Israel. La amenaza de no recibir al seleccionado israelí en una de las sedes del torneo colmó la paciencia de la FIFA, que había otorgado la organización del torneo a Indonesia a pesar de su historial de corrupción y violencia en el fútbol. El sucesos más reciente, en octubre pasado, fueron los disturbios durante un partido en la isla de Java que dejaron 135 muertos en una avalancha humana.
Argentina se ofreció como sede apenas se anunció la baja de Indonesia. Este lunes, tras recibir el aval del Gobierno argentino, la FIFA confirmó que el país sudamericano albergará el torneo de 24 selecciones nacionales que se jugará entre el 20 de mayo y el 11 de junio. Es una segunda oportunidad para el equipo argentino dirigido por Javier Mascherano, antiguo capitán de la selección mayor, que había perdido tres de sus cuatro partidos en el Sudamericano de febrero pasado en Colombia y quedó fuera del mundial. La eliminación en el Sudamericano había sido una crisis para el equipo nacional, que acababa de ver a la selección mayor campeona en el Mundial de Qatar y veía con ilusión a la nueva camada de jóvenes que le tomaría el relevo. Campeona en 1979, 1995, 1997, 2001, 2005 y 2007, el sub-20 es un escaparate en el que tanto Diego Maradona como Lionel Messi brillaron antes de llegar a la mayor.
La victoria más grande, sin embargo, es para Claudio Chiqui Tapia, el presidente de la AFA que asumió en marzo de 2017. La muerte de Julio Grondona, el hombre que dominó el fútbol argentino por 35 años hasta 2014, había dejado un vacío de poder en la AFA que terminó en el escándalo de una votación de 75 personas que terminó en empate y dos gobiernos interinos. Tapia asumió en 2017 y desde entonces le rodean quejas de favorecer a su equipo, el humilde Barracas Central de Buenos Aires, que ascendió a Primera División en 2021. Pero la victoria en el Mundial de Qatar, su fe en el entrenador Lionel Scaloni, que pasó de desconocido a campeón del mundo, y su buena relación con los jugadores de la selección le han dado un balón de aire. En los últimos meses, Tapia se ha permitido, por ejemplo, mudar la Supercopa argentina a Arabia Saudí. El Mundial sub-20 es otra muestra de la influencia que ha ganado en los círculos de la FIFA y el fútbol sudamericano. Mientras el país celebra y gran parte del fútbol nacional lo mira de reojo, resuena una de las frases de cabecera del presidente de la AFA: ”No trates de entenderla… disfrutala”.
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