Todos los actores de las elecciones del 28 de mayo afrontan estos comicios con vértigo y ansiedad política. Todos tienen mucho que perder si no conservan lo que tienen, en unos casos; y otros, si no avanzan. La vía intermedia de daños asumibles, no aparatosos —aunque sea una tragedia para el que pierda la Comunidad o el Ayuntamiento donde ahora ostenta la vara de mando— cabe en esta partida de imposible predicción matemática. Los peligros de las derrotas apuntan a que los partidos de las izquierdas se dan una tregua en su enfrentamiento. Tregua, no armisticio. Después del 28 de mayo, se reanudará el inamistoso debate, más o menos atemperado según el resultado de la multiplicidad de elecciones.
La chispa salta a la mínima, pero la voluntad de los partidos de la izquierda, desde el PSOE hasta sus socios de coalición y Sumar, así como de compañeros externos de andadura, se orienta hacia la contención verbal hasta que calle la campaña y se vote el último domingo de mayo. Este fin de semana ya se ha apreciado cierta inhibición del fuego amigo, según llaman la atención interlocutores de los partidos con cuitas pendientes. El PSOE es el más avezado en huir de la controversia con sus socios. Podemos y Sumar lo van a intentar. “Nos jugamos mucho”, es la expresión más reiterada.
Desde todas estas formaciones se ha cursado una invitación a que se sigan las campañas de los líderes nacionales, autonómicos y locales para dejar constancia de que, en efecto, no hay acciones que pueden poner en duda el interés exclusivo y absoluto de tener buenos resultados. Así se expresan dirigentes de Podemos de distintos territorios. Nadie más interesados que ellos en que la realidad electoral no se corresponda en absoluto con la que marcan los sondeos.
La apuesta de Podemos por tratar de zanjar su relación con Sumar antes de esas elecciones ya es, a la fuerza, agua pasada. La vicepresidenta Yolanda Díaz, líder de esta plataforma, no ha admitido seguir con la discusión antes de este examen regional y local. No hay fecha para reanudar las conversaciones sobre las primarias pero sí parece cierto que las reuniones celebradas han quedado interrumpidas. Las habidas no fueron nada bien.
Para Podemos, su tamaño y antigüedad son factores determinantes para exigir una negociación y no ser uno más entre los partidos que apoyan a Sumar. Mantenerse fuerte es vital para cuando se reanuden las negociaciones sobre las características de las primarias y los puestos a ocupar en las listas electorales, como bien saben en Podemos y en Sumar. De ahí, el esfuerzo de los primeros en esta campaña.
No es todo vino y rosas para Yolanda Díaz, como, mejor que nadie, ella misma constata. En su andadura ha llegado muy lejos dado el sólido respaldo electoral que reflejan las encuestas después de presentar su candidatura a la presidencia del Gobierno hace tres semanas.
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Su aparición en la escena electoral ha activado a la izquierda; unos, procedentes de la abstención y muchos, anteriores votantes del PSOE y de Podemos. Todo este caudal puede perderse si a la izquierda del PSOE no hay una candidatura unida, pero, sobre todo, si la discusión, ya bronca, deriva en un enfrentamiento abierto.
El ensayo de la división se va a vivir en Madrid y en Valencia, donde partidos como Más Madrid y Compromís, comprometidos con Sumar para las elecciones generales, irán por su cuenta en competición con Unidas Podemos. No había nada que negociar, señalan los primeros. No han querido negociar, explican en el partido que lidera Ione Belarra. La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 tendrá una intensísima actividad electoral con actos en casi toda España, confirman en su formación política.
Otro tanto ocurre con la ministra de Igualdad, Irene Montero, y el portavoz del partido y líder de la formación en Castilla y León, Pablo Fernández. En el plan general de campaña, con los cargos del partido y los candidatos, no figura el anterior líder y exvicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, como es lógico, aunque estará muy presente en los formatos diversos en los que expresa sus opiniones. No serán pocos los candidatos de Podemos que demanden su presencia en esta campaña, remachan fuentes de este ámbito político.
La naturalidad con la que Yolanda Díaz puede mostrar todo su apoyo a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a su formación, En Comú Podem, y viceversa, no será bien asumida en los casos de apoyo a Más Madrid y Compromís. En ambos, compiten con Podemos e Izquierda Unida, que concurren juntos en 10 de las 12 comunidades en juego (todas menos Asturias y Aragón). Los esfuerzos por lograr un acuerdo, que continuarán por parte de IU y los comunes para las elecciones generales, ya sea a través del coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, o del secretario general del PCE, Enrique de Santiago, aún no han dado fruto.
La presencia de la líder de Sumar en actos de apoyo a candidatos distintos de Podemos es un alto riesgo, señalan distintas fuentes, al pender de un hilo la voluntad de tregua hasta después del 28-M. No hay duda en el PSOE de que su único adversario es el PP y todas sus energías deben centrarse en sostener a sus presidentes y a sus alcaldes, con la expresión y presencia que ellos prefieran. Campaña de ellos y para ellos frente al PP, único partido que puede derribarlos, pero conscientes de que si su izquierda no aguanta, no gobernarán.
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