Unos 200 falangistas se reunieron este sábado frente a la tumba de José Antonio Primo de Rivera, en su nueva ubicación en el cementerio de San Isidro de Madrid, para rendir homenaje al fundador de Falange, fusilado en Alicante en 1936. El acto tuvo dos partes: la primera, junto a la tumba de quien creó el partido fascista y sus hermanos, en la que los organizadores tuvieron que negociar cada detalle para poder acceder; y una segunda, en un parque cercano, que terminó con el Cara al sol y el brazo en alto. El homenaje ultra se celebró sin incidentes en medio de un amplio despliegue policial instalado en las inmediaciones del cementerio desde primera hora de la mañana. La mayoría de los asistentes iban uniformados con la camisa azul con el yugo y las flechas en rojo en el pecho que el franquismo incorporó a su simbología.
Desde antes de entrar al cementerio, los organizadores falangistas advirtieron a los presentes que dentro del recinto estaba prohibido exhibir banderas, cantar o sacar fotografías de la tumba y que el acto debía limitarse a un responso. “Hay que pasar por el aro y si queremos volver hay que cumplir con lo que no obligan”, dijo uno de los organizadores.
El grupo, entre los que también estaba el famoso chino facha, un oriental que así se autodenomina, simpatizante del franquismo, con cinco rosas en la mano, camino entre las tumbas y dejó varios ramos de rosas sobre la lápida. Acto seguido, se rezó un Padre nuestro y un Ave María con la policía vigilando de cerca el acto.
Manuel Andrino, jefe nacional de La Falange, procedió a pronunciar también la Oración por los caídos de Falange escrita por Rafael Sánchez Maza: “Señor, acoge con piedad en tu seno a los que mueren por España y consérvanos el santo orgullo de que solamente en nuestras filas se muera por España y de que solamente a nosotros honre el enemigo con sus mayores armas….
―”Esto no es un responso”, interrumpió la encargada del cementerio levantando la voz.
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Finalmente, el sacerdote fue el encargado de terminar la lectura de la oración.
Media hora después, el grupo de camisas azules se trasladó a un parque cercano, donde se pronunciaron tres breves discursos donde se criticó “la deriva de una España podrida que abomina de la familia” y en la que “es más fácil asaltar las fronteras que venir a rezar y homenajear a José Antonio”, dijo uno de los organizadores desde un banco. Los tres miembros de la dirección de Falange criticaron también a la familia “canalla” del líder de Falange “que el día del traslado de sus huesos ni siquiera se paró unos minutos con nosotros”.
El acto ha terminado con el Cara al sol y los gritos de “José Antonio, presente” y “España una, España grande y España libre”. Menos de dos horas después de la convocatoria, el grupo de falangistas se han quitado las camisas azules con el yugo y las flechas las han metido una bolsa y se ha disuelto en calma.
El pasado lunes, coincidiendo con el 120º aniversario de su nacimiento, la familia aceptó la exhumación de sus restos y el traslado desde el Valle de Cuelgamuros al cementerio de San Isidro, donde descansa gran parta de la familia. Decenas de falangistas se concentraron entonces ante las puertas del panteón, donde hubo un enfrentamiento con los antidisturbios, cuando un grupo trató de entrar al recinto.
Desde la entrada en vigor en 2007 de la Ley de Memoria Histórica de 2007, los falangistas ya no podían acceder como antes a la Basílica del Valle de los Caídos para homenajear con sus banderas rojinegras al fundador de Falange. Desde entonces, mantuvieron sus marchas a pie desde coincidiendo con su fusilamiento el 20 de noviembre de 1936. Con la nueva ley de Memoria Democrática, los herederos ideológicos de Falange tienen ahora más fácil acercarse a la tumba de Primo de Rivera para rendirle homenaje, ya que, según el cementerio de San Isidro, gestionado por la Hermandad de San Isidro, no hay limitación alguna para acceder.