A solo diez días del inicio del Open de Australia, se cae del cartel del torneo uno de los que a priori se presentaba como grandes alicientes de esta edición. Carlos Alcaraz, de 19 años, anunció a través de sus redes sociales que no podrá jugar el primer major de la temporada debido a una lesión producida durante un entrenamiento. El actual número uno de la ATP sufrió un contratiempo en la musculatura de la pierna derecha y no podrá competir a partir del día 16, fecha de inicio del torneo, por lo que se expone a la pérdida del trono, puesto que Novak Djokovic, Casper Ruud y Stefanos Tstitsipas tendrán la oportunidad de desbancarle en la cita de Melbourne Park.
“Cuando estaba en mi mejor momento de la pretemporada, me he lesionado en un gesto fortuito y forzado entrenando”, lamentó Alcaraz, en la cúspide del circuito desde el pasado 11 de septiembre, cuando conquistó el US Open en Nueva York. “Había trabajado muchísimo para llegar a mi mejor nivel a Australia y desgraciadamente no podré jugar ni el Care A2+ Kooyong [una exhibición previa, entre los días 10 y 12] ni el Abierto de Australia. Es un momento duro, pero tengo que ser optimista, recuperarme y mirar hacia delante. Nos vemos en 2024, Australia”, agregó el español en su mensaje, en el que también especificó que la lesión afecta al “músculo semimembranoso” de la pierna derecha, en lo que supone otro golpe de mala suerte.
Alcaraz no disputa un partido oficial desde el 4 de noviembre, cuando se vio obligado a abandonar el duelo de cuartos del Masters 1000 de París-Bercy frente al danés Holger Rune. Entonces, el talento de El Palmar se dañó la musculatura abdominal y tuvo que renunciar a disputar la Copa de Maestros en Turín y las Finales de la Copa Davis en Málaga, donde teóricamente iba a liderar al equipo español. Completado el proceso de recuperación retornó a la actividad, emprendió la pretemporada en el centro de operaciones de Villena (Alicante) –en donde se ejercita a lo largo del año– y posteriormente participó en una exhibición en Abu Dabi, donde cedió en el doble compromiso ante Andrei Rublev y Ruud.
Ahora, sin embargo, otro percance físico vuelve a ponerle freno y deja en el aire su condición de número uno. De palo a palo anímico. Después de la fastuosa explosión en Miami (marzo), el desfile triunfal sobre la tierra batida (títulos en Barcelona y Madrid) y la coronación en el cemento neoyorquino de Flushing Meadows, el tenista español fue perdiendo lívido competitiva y los resultados se resintieron; desde que se convirtió en el número uno masculino más joven de la historia perdió chispa, en gran medida por el desgaste físico acumulado a lo largo de un curso extenuante en el que jugó 70 partidos oficiales y, sobre todo, acusó el peso de tener todas las miradas sobre él. Desde que ejerce como líder del ranking, Alcaraz ha ganado seis partidos y ha perdido cuatro, además de los citados en Abu Dabi.
El chasis de Alcaraz, todavía en plena formación, está pagando el abrupto desarrollo que ha experimentado en los dos últimos años. Su acelerado ingreso en el circuito profesional –ganó su primer partido en el circuito de la ATP con 16 años– y la superación de casi todas las expectativas le han sometido a un estrés extra que su equipo trata de paliar hermetizándolo. Desde que triunfase en Nueva York y luego cediera en dos partidos consecutivos –contra Felix Auger-Aliassime en la fase grupal de la Davis y frente a David Goffin en Kazajistán–, su proyección mediática ha disminuido de manera intencionada con el objetivo de protegerlo y de que no perdiera el foco.
“Es joven, dejémoslo tranquilo”, insistían desde su entorno, pensando ya en sus posibilidades en Turín y Málaga, suculentos atractivos para poner el broche. Ocurre que no pudo jugar en un lado ni en el otro porque se lastimó el abdominal, y cuando se había concentrado en arrancar de la mejor forma posible este 2023, otro palo en la rueda le aparta del escenario.
“Este año va a ser diferente para mí, voy a empezar como número uno y probablemente seré el primer cabeza de serie [en Australia], así que todos querrán vencerme. Debo estar preparado para la presión de los rivales y la gente, todos estarán pendientes de mí”, afirmó hace tres semanas en Abu Dabi, mientras seguía rodándose y poniendo la base física necesaria para afrontar un ejercicio todavía más exigente que el de 2022. Alcaraz ya no es ni mucho menos la promesa, sino una referencia con mayúsculas que ahora, en frío, experimenta la cara más desagradable del deporte de élite: el cuerpo, ese rival tan traicionero.
NADAL, VIRTUAL PRIMER CABEZA DE SERIE
A. C.
Alcaraz cayó el año pasado en la tercera ronda del Open de Australia, por lo que la pérdida de puntos (90) no será excesiva. Al igual que el curso pasado, su plan pasaba por no competir antes de Melbourne y sí exprimir al máximo la fase preparatoria. El murciano acumula 17 semanas en el ático del circuito –serán al menos 20, suceda lo que suceda de aquí al 30 de enero– y aunque en su mensaje de este viernes no precisara el tiempo estimado de baja, podría regresar a las pistas a partir del 20 de febrero, en Río de Janeiro, donde defenderá el premio obtenido la última temporada.
En 2022, él y el serbio Djokovic fueron los que más trofeos alzaron (5); ahora, Nole (nueve veces campeón en Melbourne) y Nadal (dos) encabezan la nómina de favoritos. La ausencia de Alcaraz supone una alteración significativa en la parrilla de salida del Open, puesto que el mallorquín pasará a ser el primer cabeza de serie –salvo que cuaje la difícil alternativa Tsitsipas, presente todavía en la United Cup que se resuelve mañana– y el de Belgrado será cuarto, con lo que el hipotético cruce con el balear se postergaría hasta las semifinales, en vez de cuartos.
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