Alejandro Fernández y 50.000 mexicanos hacen historia en la Plaza de Toros México

El cantante mexicano Alejandro Fernández ha hecho historia durante su último concierto en la Monumental Plaza de Toros de la capital mexicana, frente a 50.000 personas. El espectáculo ha sido un homenaje a su padre, el fallecido Vicente Fernández, que reunió a 35.000 personas en ese mismo escenario en 1984. En aquella ocasión el espectáculo se llamó ‘Un mexicano en la México’. Este sábado, Fernández hijo ha querido llamarlo ‘50.000 mexicanos en la México’ y lo ha conseguido porque la plaza estaba a reventar. No cabía un alma.

Fernández se puso el reto de seguir los pasos de su padre y superar lo que El Charro de Huentitán logró hace 40 años. “Va a ser un parteaguas en mi carrera, un antes y un después”, decía Fernández en entrevista con EL PAÍS dos días antes del concierto. “Va a ser una noche mexicana impresionante”, aseguraba. Lo ha sido.

Desde hace meses los organizadores colgaron el cartel de “No hay boletos” y los revendedores han hecho negocio con las pocas entradas que quedaban. Hasta 9.000 pesos (500 dólares) podía pagarse por un boleto general en las calles de alrededor de la plaza. Todos querían ver a El Potrillo, máximo exponente de la música ranchera en su país y digno heredero de su padre. Una hora antes de que arrancara el espectáculo, Tláloc ―el dios mexica de la lluvia―, todavía se burlaba de los chilangos y les ha obligado a sacar los paraguas. Sin embargo, llegadas las 21.45 de la noche, hasta el cielo ha dado una tregua y la música ha comenzado a sonar.

Alejandro Fernández durante su concierto.
Alejandro Fernández durante su concierto. Edgar Negrete (CUARTOSCURO)

Fernández ha abierto el concierto con ¿Dónde vas tan sola?, una de las primeras canciones de su carrera. Caminando con paso decidido y una gran sonrisa ha aparecido en escena enfundado en un traje de charro negro y plata con un enorme sombrero de mariachi. La plaza ha estallado en gritos. Escuchar a 50.000 mexicanos gritar en la plaza de toros más grande del mundo es algo sobrecogedor. Es como un estruendo, un rugido que sale de la tierra y hace temblar a cualquiera. El escenario de varios metros de largo y de ancho parecía un enorme palenque listo para la acción, precisamente, el lugar en el que Fernández comenzó su carrera siguiendo los pasos de don Chente, como los mexicanos llaman cariñosamente a Vicente Fernández. “Como mi padre en aquel concierto, hoy me dejaré la piel, el alma, el corazón y la vida para que la música mexicana se escuche hasta el cielo”, ha dicho el intérprete.

En 1984 el concierto de la plaza de Toros estuvo a punto de no celebrarse, incluso el propio Vicente Fernández aseguró ante la prensa que si no lograba llenar por completo, se retiraría de la música. Una amenaza que nunca se cumplió. “Fue un concierto que le costó mucho trabajo a mi padre. Lo vi sufrir, lo vi llorar, vi cómo le metió toda la casta para sacar adelante este proyecto y cómo lo sufrió”, recordaba su hijo en entrevista. Alejandro Fernández creció a la sombra de Vicente Fernández. Su padre fue su escuela y le enseñó todo lo que sabe sobre cómo colocar la voz y cómo moverse por el escenario. Tras su pérdida en 2021, El Potrillo reconoció que ha sido una época difícil para toda la familia. “Perdí a mi maestro y a mi mejor amigo y México perdió al mejor cantante de todos los tiempos”, ha dicho emocionado. “Pero mi padre me enseñó con su ejemplo que no existe nada más importante que todos ustedes. A pesar de la tristeza la mejor manera de celebrar el legado de Vicente Fernández es cantando sus canciones a todo pulmón”, ha dicho entre los gritos del público.

Crecer a la sombra de Vicente Fernández nunca fue fácil para Alejandro, pero si hay algo que le reconocen sus fans es que pese a esa larga sombra, El Potrillo ha sabido darle un estilo propio a su música, acercándola más al pop y a las baladas, sin perder esa herencia de mariachi que le viene de familia. “A mi abuelita le gustaba, a mi madre le encanta, tengo dos tías que lo aman y mis primas se mueren por él; su música es parte de la banda sonora de mi familia”, dice Tania, de 29 años, que ha venido al concierto desde Toluca, en el Estado de México, acompañada de sus amigos Raúl, Orlando y Saira para ver a su ídolo.

Ahora, Alex Fernández, el hijo mayor, parece ser el encargado de continuar el legado familiar. Ambos rindieron un especial homenaje a Vicente Fernández y cantaron Perdón. La música del mariachi en directo les acompañó durante todo el concierto. “A mi hijo le doy los mismos consejos que me dio mi padre. No quiero fallar por un milímetro. Lo que mi padre hacía conmigo, yo lo estoy haciendo con Alex”, señala el cantante.

Alejandro Fernández en la Plaza de Toros México.
Alejandro Fernández en la Plaza de Toros México.Gladys Serrano

Durante casi tres horas Alejandro Fernández ha llenado por completo el inmenso escenario con su voz y su presencia, agasajando al público con algunas de sus canciones más populares como Me dediqué a perderte, Nube viajera, No, Hoy tengo ganas de ti o Canta corazón. También ha llegado el turno de interpretar su polémico tema Mátalas. “Es un hit muy grande de mi carrera. Esta canción la dejo hasta el final para que el que no la quiera escuchar, se pueda ir”, ha dicho Fernández. También ha habido momentos para la emoción, como cuando uno de sus hijos le ha entregado un ultrasonido en pleno concierto. “Voy a ser abuelo otra vez”, ha dicho entre risas y todo el mundo ha roto en aplausos. Fernández tiene dos nietos más y cinco hijos. Después de un repaso exhaustivo a todos sus éxitos, le ha regalado al público una última canción: Como quien pierde una estrella, el primer tema con el que triunfó en 1995.

En verano Fernández arrancará una gira por España titula Amor y patria. El 17 de junio arranca en Madrid con un concierto en el WiZink Center de Madrid, y tiene fecha para Fuengirola (Málaga), Almería, Sevilla, Barcelona, Torrelavega (Cantabria) y cerrará en Santa Cruz de Tenerife como broche de oro, el próximo 1 de julio (la gira está organizada por Planet Events, empresa participada por el Grupo Prisa, editor de EL PAÍS). “Siempre que se nos abra una oportunidad, una ventana, una puerta, voy a estar ahí promocionando la cultura de mi país”, señala Fernández. En otoño continuará la gira por Estados Unidos y Canadá.

Unos días antes del concierto Alejandro Fernández contaba que se hizo un tatuaje en cada brazo. En el derecho puede leerse: “No hay que llegar primero, sino hay que saber llegar”, como dice la canción de El Rey que no faltó para cerrar el homenaje a su padre en esta noche monumental. En el izquierdo, otra frase. Una carta de presentación: “No canto para vivir. Vivo para cantar”.

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