Ana Baneira, sobre su arresto en Irán: “En ningún momento me detuvieron en el marco de una protesta” | España

Ana Baneira, la joven detenida por el gobierno iraní bajo la acusación de participar en las protestas por la muerte de la joven kurda Mahsa Amini, ha explicado las circunstancias de su detención tras ser liberada después de 138 días en prisión. Baneira, de 25 años, recobró la libertad el pasado sábado y este lunes llegó a su hogar, en A Coruña, en un vuelo procedente de Ginebra. “En ningún momento me detuvieron en el marco de ninguna protesta”, ha asegurado este jueves la coruñesa en sendas entrevistas a las agencias Efe y EP en las que asegura que no es activista y que solo estaba haciendo un viaje de mochilera. Según su testimonio, fue detenida en una estación de servicio y cuando se dirigía en coche hacia la ciudad de Persépolis.

“Estábamos repostando en la gasolinera y de repente se metió en el coche la policía. Me detuvieron, me metieron en otro coche y ahí fuimos directamente a una sala de interrogatorios”, ha señalado Baneira en una charla en la que ha contado que el arresto se produjo cuando llevaba viajando “aproximadamente” un mes por ese país. La joven asegura que cuando entró en Irán, en septiembre, no había “ningún tipo de protesta” ni “se veía venir nada”.

“Mi motivo para entrar en Irán fue básicamente seguir mi viaje de mochilera”, ha remarcado Baneira, que ha querido aclarar que no es activista “de ninguna de las formas”. La arrestada concede que, en efecto, tiene vinculación con el cambio climático y temas sociales, pero insiste en que le parece “irrespetuoso” que la llamen activista, puesto que hay activistas “de verdad que están haciendo un gran trabajo”.

Baneira es graduada en Administración de Empresas por la Universidad de A Coruña e hizo un Erasmus de tres meses en Tblisi (Georgia). En 2020, adquirió cierta notoriedad por recorrer a pie la costa gallega recogiendo residuos durante su ruta, de casi 1.500 kilómetros.

“Al principio de mi viaje, el objetivo no era ir a Irán sino a la capital de Azerbaiyán, pero estaba cerrada la frontera por tierra y decidí bajar a Irán”, país del que destaca la hospitalidad de su gente y al que reconoce que volvería. “Si me prometen que no me van a detener”, condiciona.

Con respecto a su detención, “el 11 o el 12 de octubre”, ha precisado que se produjo tras ir, a pedir, previamente, un visado a la oficina de migración para quedar más tiempo en Irán y cuando estaba con un compañero iraní en el coche repostando gasolina sin que, en un primer momento, le explicasen por qué la detenían. “En el proceso de petición de visado tuve que hacer una pequeña entrevista”. De las preguntas que le hicieron, expone que fueron “normales”. “Te preguntan objetivos de tu viaje, qué sitios has estado” y añade que, cuando terminó la entrevista, le dijeron que en los próximos tres días le darían la extensión del visado por un mes.

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“Te obligas a pensar que te van a liberar, pero no sabes cuándo”, ha señalado sobre su paso por dos cárceles. Baneira entró en prisión, acusada de espionaje, aunque ella no supo los motivos de su detención hasta varios días después. Explica que el primer mes fue “muy duro” por la incertidumbre y por el miedo a ser acusada de algo grave. La joven ha contado que su celda, en el módulo de mujeres, era “bastante amplia” pero que sus compañeras “no hablaban inglés” y se comunicaban con gestos: “La mímica en la cárcel funcionaba bastante bien, y me enseñaron algunas palabras en farsi, básicamente insultos. También los buenos días. Nos entendíamos por gestos”. Las salidas al patio y actividades como la limpieza o lavar la ropa la ayudaban a estar más relajada, confiesa. Según su relato, transcurrido un mes, fue trasladada a la cárcel de Evin, en Teherán, donde pudo avisar a la embajada española en Irán de que estaba bien.

El sábado, tras ser excarcelada, la recogió el embajador español en Teherán, Ángel Losada, y habló por teléfono con el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. “Sé de buena mano que han hecho todo lo que han podido por liberarme y espero que también lo estén haciendo por Santiago”, ha manifestado, en referencia al también español Santiago Sánchez Cogedor, también en una prisión iraní. Fue detenido el 2 de octubre después de visitar en Saqqez, en el Kurdistán iraní, la tumba de Zhina (Mahsa) Amini, la joven kurda cuya muerte bajo custodia a finales de septiembre por llevar mal puesto el velo desató una oleada de protestas que se saldó con 500 muertos, 20.000 heridos y 17 condenados a muerte, cuatro de ellos ejecutados en la horca, según Iran Human Rights.

Baneira asegura que nunca tuvo contacto con Santiago ni con ninguna persona extranjera detenida, pero ha pedido su liberación. Sobre la joven gallega todavía pesan cargos, aunque precisa que son “menores” y no ha querido especificarlos. Su próximo viaje será el Camino de Santiago. Luego, “como todo joven de 25 años”, afirma, le tocará “buscar trabajo”.

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