Decenas de réplicas de fuerte intensidad están sucediendo los dos terremotos de magnitud 7,8 y 7,5 en la escala de Richter que han sacudido la madrugada de este lunes el sureste de Turquía y el norte de Siria. Los epicentros de ambos terremotos —localizados en territorio turco, a unos 600 kilómetros al sureste de Ankara, la capital turca, y a 100 kilómetros al norte de Alepo (Siria)— se encuentran en una zona de alta intensidad sísmica, donde convergen las placas tectónicas de Anatolia y Arabia. De momento, hay confirmados 5.000 muertos y más de 20.000 heridos en la zona.
La sacudida se ha sentido en varios países vecinos, como Líbano, Israel, Chipre y Jordania.
Una zona con alta actividad sísmica
Turquía se encuentra en una de las zonas más activas en terremotos del planeta. Aunque no forma parte del conocido como “anillo de fuego”, un cinturón sísmico que recorre el borde del océano Pacífico, es una región de alta actividad por ser el lugar donde entran en contacto la placa tectónica de Anatolia y la placa Arábiga.
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En los últimos cien años se han registrado nueve terremotos de una magnitud de más de 7,5 en la escala de Richter en la zona, sumando cerca de 50 seísmos de una magnitud igual o superior a 7.
Los dos grandes movimientos sísmicos que han sacudido la región son los más fuertes registrados desde el gran terremoto de Erzincan en 1939, un gran seísmo de magnitud 7,8 que dejó cerca de 30.000 fallecidos en el país.
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