En Argentina los partidos del Mundial se retransmiten hasta en las escuelas, en Brasil la vida cotidiana se paraliza cuando juega la Canarihna. En México las aspiraciones son este año más conservadoras, pero el fútbol siempre se goza. Los ecuatorianos se han lanzado a las tiendas y a los centros comerciales para comprar televisores, cuyas ventas se han incrementado un 48%. Mientras tanto, Estados Unidos y Canadá se disponen a saborear un deporte que, sin ser de nicho, está lejos de competir en popularidad con el fútbol americano o el hockey sobre hielo. América se prepara para el Mundial con distinta intensidad y expectativas desiguales. Así lo vivirán los países que se miden en Qatar a partir de este domingo.
Argentina: ver a Messi desde el aula
El Mundial en Argentina es cosa seria. Tanto, que los partidos se ven en las escuelas. Los ministerios de las diferentes provincias han dejado libertad de acción a los establecimientos. Aquellos que tienen televisores en las aulas podrán seguir las fechas de la selección argentina en el horario de clase. Si no pueden o no quieren habilitar las pantallas, algunas escuelas de la ciudad de Buenos Aires ya han repartido entre los padres un nuevo cronograma de ingreso a clases. El martes 22, por ejemplo, los alumnos podrán entrar al terminar el primer encuentro de Argentina, es decir a las 9.30 de la mañana en lugar de las 8.00. Las más optimistas incluso armaron cronogramas que llegan hasta las semifinales. A todas se les recomienda, eso sí, aprovechar el evento para organizar actividades didácticas. La provincia de Buenos Aires, la más poblada del país, habilitó una web que llamó Golazo, el Mundial en la escuela con algunas recomendaciones para los maestros. Llama, por ejemplo, a aprender geometría a partir de los espacios en un campo de juego o comprender lo que es un huso a partir de las diferencias horarias de los partidos en Qatar y Argentina. Aquellos que no están en edad escolar también tendrán sus beneficios. El Gobierno de la Ciudad de Buenos inaugura el 20 de noviembre el Espacio Emoción Mundial, “un lugar donde los vecinos y vecinas podrán ir a ver todos los partidos de manera gratuita y disfrutar de actividades recreativas”. Contará con dos pantallas gigantes, espacio de comidas, juegos y espectáculos en vivo.
Uruguay, el pequeño país que se entrega al fútbol
Uruguay, donde su selección, la Celeste, es una causa nacional, también abre las escuelas a los partidos del Mundial. El equipo nacional juega las tres fechas de la fase de grupos entre semana y los colegios se han resignado a la evidencia: o permiten que se vean los encuentros en las aulas, o ese día estarán vacíos. Ya desde este mismo lunes comenzaron a dictarse contenidos relacionados con Qatar, con detalles de los países que jugarán contra Uruguay y otros aspectos relacionados con la Copa del Mundial. Entre los adultos la pasión es la misma. Algunas empresas han habilitado espacios con pantallas para que los empleados vean los partidos en el trabajo y otros directamente han otorgado el día libre. Uruguay se detiene con el fútbol: tiene solo tres millones de habitantes.
Los días de partido no son festivos en Brasil, aunque lo parezcan
Vivir en Brasil es en estas fechas una cuenta atrás para el Mundial y por supuesto, soñar con el hexacampeonato. Los días que juega la Canarihna, Brasil se paraliza porque todo el mundo aparca sus quehaceres y se planta ante una tele —también en el trabajo— para ver el partido. Cuenta Lu, depiladora, que como los partidos son en horario laborable los verá, como otros Mundiales, en el salón de belleza con sus compañeras y palomitas de maíz. Proliferan hace semanas las informaciones periodísticas que recuerdan a los trabajadores que los días de partido no son festivos oficiales —aunque pueda parecerlo— sino que hay que negociar con la jefatura para que permita salir antes o entrar más tarde. De lo contrario, es falta injustificada. Pero los expertos en leyes laborales recomiendan a los jefes flexibilidad , que no descuenten los 90 minutos de la jornada, en aras de la armonía con los empleados y para que los de Neymar sientan todo el calor de la afición. Incluso los bancos han modificado sus horarios para no interferir con ese torcedor que casi todo brasileño lleva dentro.
Queda la incógnita de cuánto afectará la política a este Mundial tras la elección más reñida de la historia y varios años en los que la polarización ha contaminado hasta a la selección. La mayoría de los jugadores, con Neymar el primero, son bolsonaristas; el seleccionador, Tite, más bien de Lula da Silva. La camiseta, que en estos años ha pasado a ser sinónimo de bolsonarista, ¿será recuperada por el resto como propia? Lula ya ha avisado a sus fieles de que él se la piensa enfundar. Tras una larga temporada marcada por la tensión política, los brasileños están listos para concentrarse en la pasión nacional.
Ecuador se pinta de amarillo, azul y rojo
Desde el fin de semana empezaron a salir los primeros vuelos a Qatar con hinchas ecuatorianos que apoyarán a la selección ecuatoriana. Según la Embajada de Ecuador en ese país, 5.215 personas han comprado los paquetes para asistir al Mundial. Mientras que en Guayaquil, el comercio informal ha inundado las calles con las camisetas de la selección, banderas, vuvuzelas, gorros de la bandera de Ecuador amarillo, azul y rojo. En los centros comerciales la gente sale de las tiendas de electrodomésticos con televisores, que han incrementado hasta en un 48% las ventas este año, respecto al anterior. La selección de Ecuador ha asistido a tres Copas del Mundo a lo largo de su historia. Corea-Japón en el 2002, Alemania 2006 y la última en Brasil 2014. En el 2006, la Tri logró su mejor participación, al llegar a los octavos de final, que fue derrotada por Inglaterra.
En caso de hazaña, México tiene lista la fiesta
El fútbol en México se goza y se llora en compañía. Si es necesario faltar al colegio o al trabajo se vale porque, según cuentan los mexicanos, este Mundial puede ser el bueno. ¿Bueno para qué? Para romper el listón mental que los directivos y los futbolistas se ponen: el quinto partido. Llegar a cuartos de final es quizá más importante incluso que ponerse de meta ganar el Mundial. El Tri no llega a esa ronda desde 1986, cuando fue anfitrión. Por eso, da igual perder las lecciones de historia prehispánica o llenar el documento Excel en la oficina cuando se trata de los partidos del Mundial. Los gobiernos locales de las ciudades mexicanas colocan pantallas gigantes para que los hinchas mexicanos sigan a su selección. En las últimas cuatro ediciones de la Copa del Mundo los horarios son matutinos por lo que los mexicanos aparcan las cervezas para desayunar fuerte con las garnachas, los platillos a base de maíz y bañados en aceite.
En Qatar los juegos rondarán entre las 10.00 y las 13.00 horas. En caso de victoria, los lugares de celebración son en los símbolos de cada ciudad: de la Minerva en Guadalajara al Ángel de la Independencia en la capital. La mayor victoria de México fue hace cuatro años contra Alemania (0-1) y se desató todo un festín sobre la principal avenida de la urbe. En casos de festejos inesperados hay aficionados que van a las Embajadas de los países que favorecen de alguna forma al Tri, como ocurrió hace cuatro años cuando una victoria de Corea del Sur frente a los alemanes le dio el pase a México a octavos de final. Esa vez el embajador salió en hombros entre los mexicanos al cántico: “¡Coreano, hermano, ya eres mexicano!”. Este año, reconocen, será difícil pensar en ir a festejar con los cónsules polacos, argentinos o saudíes ante las bajas expectativas sobre el equipo.
Costa Rica pide permiso para celebrar a la generación de Navas
La alegría tica se goza en la Fuente de la Hispanidad, el lugar obligatorio para honrar las victorias de Costa Rica. Y vaya que han tenido motivos. La selección costarricense acude a Qatar apenas a su sexta Copa del Mundo, la mejor participación ocurrió en 2014 bajo el calor brasileño cuando alcanzaron los cuartos de final tras tumbar a Italia y Uruguay. Este año parece ser el ocaso de esa generación deslumbrante de Keylor Navas, Celso Borges y Bryan Ruiz que tuvo que jugar la repesca contra Nueva Zelanda. Por eso, los ticos se entregan a su selección para festejar cada uno de sus juegos desde el estadio Nacional de Costa Rica, donde se monta un festival azul y rojo en sus alrededores.
La intensidad por ver a la selección tica obligó al presidente Rodrigo Chaves a emitir un decreto de asueto para que todos los servidores públicos del país tomaran una hora extra de su hora de comida para que pudieran ver el partido de repechaje contra los neozelandeses. El permiso excluyó a los trabajadores sanitarios, a los del aeropuerto y a todos los miembros de la policía. Antes de que la Sele, como le apodan, viajara a Qatar fue cobijada con un espectáculo de bandas musicales, baile y fuegos artificiales en un amistoso contra Nigeria. La fiesta no para un país que sabe que tiene un duro reto contra Alemania, España y Japón.
EE UU y Canadá: el fútbol empieza a tomar forma
En la porción angloparlante del continente, si bien el evento deportivo más esperado del año a nivel global genera expectativa, no paraliza la nación de la misma manera. En Estados Unidos el fútbol es el quinto deporte más popular, detrás del fútbol americano, el béisbol, el baloncesto y el hockey sobre hielo. Los millones fanáticos del soccer deberán buscar activamente el Mundial, pues no se lo encontrarán a la vuelta de cada esquina. Los partidos se transmitirán por televisión en FOX Sports en inglés y en Telemundo en Español. Para los seguidores más entusiastas, la federación -conocida como USMNT (US Men’s National Team)- auspicia fiestas oficiales para ver los partidos a lo largo y ancho del país. Serán cientos de eventos de diferentes tipos, pues cualquiera puede solicitar ser anfitrión de una Watch Party: habrá miles de transmisiones en bares o restaurantes, pero las fiestas más grandes han sido organizadas por clubes de la MLS, que en algunos casos abrirán las puertas de los estadios o complejos de entrenamiento de los equipos para disfrutar de ese especial ambiente mundialista. La atención está puesta en los partidos de la selección estadounidense, que aspira a por lo menos salir del grupo en el que compite con Inglaterra, Gales e Irán.
En Canadá, el fútbol tampoco es ni de cerca un deporte nacional, tanto es así que el país apenas estará jugando el segundo Mundial de su historia -el primero fue en 1986, cuando perdió todos los partidos y no anotó ni un gol-. Sin embargo, precisamente por eso, hay un poco más de atención sobre esta edición que cualquiera de las anteriores. Habrá también Watch Parties en cientos de locales del país, pero, en general, el Mundial levanta poco entusiasmo entre los canadienses. Dicho todo esto, en ambos países hay un intento por cultivar la cultura futbolera de cara a la Copa del Mundo de 2026, que será jugada en Canadá, Estados Unidos y México. Aquí el plato fuerte no es la próxima semana, sino en cuatro años.
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