En Collado Villalba, una reivindicación que acaba en un aplauso. Quien habla este miércoles es la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que entona un alegato en defensa de su hermano Tomás aprovechando que la Fiscalía Europea ha archivado su investigación sobre la presunta malversación de fondos europeos en el contrato de suministro de 250.000 mascarillas por 1.512.500 euros del que se benefició el familiar de la líder conservadora. Y quien aplaude son los concejales populares del Ejecutivo municipal, bien prietos en la primera fila, cerquita de su jefa, y enardecidos por una intervención de cuatro minutos tan llena de críticas a sus rivales políticos (“No todo vale, les pido que ahora se dediquen a juzgar nuestra acción de gobierno”, ha dicho) como de peticiones de disculpa hacia sus familiares. Porque Díaz Ayuso convierte la exoneración de su hermano en un activo político: este es el precio de la presidencia, viene a decir, lanzando un poderoso mensaje a los ciudadanos justo antes de las elecciones y mientras expresa un dolor que se toca y se siente.
“Es una decisión demoledora contra todos los que vertieron insultos contra él, mi familia, y la honorabilidad de mi gobierno y contra mi”, arranca Díaz Ayuso su intervención. “Al sobreseimiento [de la Fiscalía] se unen otros organismos que decretaron que no ha habido irregularidad alguna. Pocos procedimientos han estado tan escudriñados como este, y el veredicto coincide al unísono”, recuerda. “A pesar de esto, han sido muchos los políticos que han señalado, atacado y manchado a un hombre honrado, Tomás Díaz Ayuso. Han buscado el linchamiento civil de una persona alejada de la política, de un ciudadano al que le han robado su anonimato, su vida laboral y su presunción de inocencia”, lamenta. “Lejos de beneficiarse de mis responsabilidades políticas, ha visto su vida seriamente perjudicada. ¿Es justo lo que se le ha hecho a él?”, pregunta, recordando que Pablo Iglesias incluso publicó su foto. Y remata: “Me alegra demostrar que presido un gobierno honrado, más que formo parte de una familia honrada, que siempre está a la altura, y que me permite presentarme a los madrileños demostrando que nunca aprovecharía esta responsabilidad para beneficiar a mi entorno”.
La empresa de ropa de moda Priviet Sportive SL envió una carta escueta a la Comunidad de Madrid con su oferta de mascarillas el 28 de marzo de 2020, tres días antes de que le fuera adjudicado un contrato de 1,5 millones de euros que acabó beneficiando al hermano de la presidenta madrileña. Tomás Díaz Ayuso cobró de la empresa una comisión de más de 55.000 euros por conseguir ese material, según datos del Ejecutivo regional. El acuerdo, conocido en septiembre por la dirección nacional del PP, provocó la suficiente inquietud en el equipo de Pablo Casado, entonces presidente del partido, como para que la baronesa fuera llamada a capítulo.
―Fui a su despacho para hablar de la situación del partido y del congreso [del PP de Madrid]―, relató Ayuso seis meses después del encuentro, cuando ya había estallado la polémica y el secreto que rodeaba esa cita ya no lo guardaba nadie. “Para mi sorpresa me contestó que tenía conocimiento de esta operación y que pensaba que era ilegal”.
―Le pido a Isabel Díaz Ayuso que venga al despacho, no para hablar del congreso de Madrid, sino simplemente para hablar―, replicó Casado cuando escuchó esas palabras de Ayuso. “Al final, le digo que me ha llegado esto, y que me preocupa mucho. Ella me dice que recabará información. El caso es que esa respuesta no viene”.
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Aquello abrió definitivamente la caja de los truenos. Con la excusa del contrato, Casado retrasó cuanto pudo la celebración del congreso del PP de Madrid, para evitar que Díaz Ayuso reuniera todo el poder orgánico e institucional de la Comunidad. Luego, denunció el caso durante una entrevista en la Cope. Fue el principio de su fin. La guerra civil del PP se resolvió con rapidez: Casado dimitió, fue sustituido por Alberto Núñez Feijóo y Díaz Ayuso fue coronada como ganadora de un conflicto por el que se sigue cobrando facturas. Así, los consejeros que no le apoyaron en aquel choque saben que no están en la lista para continuar en el Ejecutivo si la líder revalida el poder tras el 28-M. Los alcaldes casadistas no repetirán tampoco como aspirantes. Y este miércoles, tras la decisión de la Fiscalía, Ayuso ha criticado a la oposición por intentar sacar rédito político de la situación.
Así, con la decisión de los fiscales europeos quedan ya cerradas las dos investigaciones que pesaban sobre el contrato por el que el hermano de Isabel Díaz Ayuso percibió 234.000 euros, según los cálculos de la Fiscalía . El verano pasado, la Fiscalía Anticorrupción también archivó sus indagaciones al concluir que no se produjo ilegalidad porque ni Ayuso ni el Consejo de Gobierno que ella preside había intervenido en el procedimiento. Además, la Fiscalía sostuvo que la presidenta madrileña no se prevalió de su posición para influir en que se aceptara la oferta de Priviet Sportive, la empresa con la que colaboraba su hermano, ni existía incompatibilidad para contratar con esta sociedad debido a la intervención en la operación de Tomás Díaz Ayuso.
“En particular, no ha quedado acreditado que el precio abonado por las mascarillas fuera desproporcionado, atendida la calidad del material ofertado y entregado, ni que hubiera sufrido un incremento indebido derivado de la intervención de personas ajenas a la empresa. Finalmente, ha quedado acreditado que el transporte fue abonado por la empresa adjudicataria y no por la Comunidad de Madrid”, ha señalado la Fiscalía Europea en un comunicado.
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