Empezó Esteban Salinas cuando todavía quedaba un trecho del partido por disputar, casi siete minutos. Él, el cachondo del equipo, el que descorcha más sonrisas, el que más se mete con todos y el que recibe las chanzas porque encaja como nadie, se puso a llorar. Las lágrimas, de emoción y felicidad, fueron contagiosas, pues cuando acabó el encuentro los jugadores del Fraikin Granollers se pasaban metafóricamente el pañuelo para sonarse, plantados en la pista del Flensburg, recibiendo un cálido aplauso del rival y hasta de la hinchada contraria. Costaba creer pero el Granollers, equipo modesto donde los haya porque le cuesta horrores llegar a fin de mes al punto de que tienen, por ejemplo, la plantilla más corta de la Liga Asobal, acababa de hacer la machada. Una proeza para recordar porque había eliminado al potente conjunto alemán (27-35), que, para más inri, albergará la Final Four de la Liga Europea -segunda competición continental- el 27 y 28 de mayo. Es la segunda vez en su historia que lo logra -la primera fue en 2016 y quedó tercero- y enfrente tendrá al Füchse de Berlín y el Göppingen, también alemán, además del Montpellier francés.
Aunque viajaba con la idea de plantar batalla y algo más, porque si algo caracteriza a este grupo es que no se rinde ante las adversidades -muchos de ellos trabajan o estudian otra cosa porque con el sueldo de jugador no les alcanza-, sabía el Granollers que la empresa no sería fácil. Más aun después de caer en la ida (30-31) en casa. Pero el técnico Antonio Rama, que siempre lo tiene todo preparado -hace dobles sesiones de video antes de cada encuentro- y la motivación de unos jugadores que saben que el Granollers es un trampolín para mejores contratos, además de la excelente comunión en el vestuario, hizo que el partido saliera redondo. Así se explicó de buenas a primeras, pues desde el principio el contador sumaba más veloz en la casilla del Freikin. Mérito de todos, pero con Rangel destacando como siempre en la portería -el año que viene se marcha-, con el veterano y capitán Antonio García fusilando al rival (9 tantos), además del talentoso Yusuf Faruk (otros nueve goles), y la visión del joven Reguart. Un espectáculo con premio.
“Llegar a octavos sería para un éxito”, descifraban desde la directiva del Freikin hace un par de meses. Porque sabían de la dificultad y porque desde entonces el equipo podría monetizar la competición. Lo hicieron. Pero no solo eso, pues en octavos ya superaron el duro escollo del Skanderborg-Aarhus danés, que en la ida se llegó a poner con ocho goles de ventaja. Acabó con una renta de dos y después con la machada del equipo de Rama. Aunque pocas como la de anoche, ante el anfitrión, rival que lucha por la Bundesliga, con cinco campeones del mundo y el MVP del último Europeo en sus filas. Era soñar. Pero el Fraikin ya ha demostrado que tiene licencia, segundo en la Liga Asobal y en la Final Four de la EHL Liga Europa.
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