Baraja restaura al Valencia | Deportes

El neón de Mestalla comienza a chisporrotear camino de encenderse y alumbrar la salvación. El interruptor lo han pulsado Rubén Baraja y Carlos Marchena, dos de los héroes del doblete en 2004 reclutados a la desesperada por la propiedad, Meriton Holdings, tras la salida del banquillo de Gennaro Gattuso y el agotamiento de la fórmula Voro. A riesgo de arder en la pira de entrenadores que ha chamuscado Peter Lim, una decena desde 2014, y de comprometer su leyenda como futbolista, Baraja, que cuenta con una lona en el primer anillo de la fachada de Mestalla junto a otros jugadores legendarios, solo pidió una condición: que con él llegara su amigo Carlos Marchena como segundo entrenador. “Es una persona con un carácter diferente al mío. Es más sosegado y tranquilo. Ayuda en el mensaje a los jugadores, porque lo transmite con claridad y a mí me da tranquilidad y otra opinión”, dijo el vallisoletano a su llegada.

“Ahora chutamos y, si el balón da en el palo, se sale fuera; los rivales nos chutan y, si la pelota golpea en el poste, se convierte en gol en contra. Pero llega un momento en que la situación hace clic y cambia la dinámica, sin saber bien cómo”, explicó el Pipo Baraja antes de chocar contra la Real Sociedad en Mestalla y tras perder su primer partido en Getafe. El once del murciélago ganó a los de Imanol por 1-0 con autogol del realista Zubeldia.

Luego llegó el partido del Camp Nou donde, en una jugada polémica, Alberola Rojas no quiso que el VAR entrara a revisar un posible penalti de Kessié sobre Fran Pérez cerca del final. El Valencia perdió 1-0 pero también repuntó en diferentes aspectos del juego. Tras esa derrota, Baraja alcanzó ante Osasuna la segunda victoria en los cuatro partidos que lleva en el banquillo.

Con ese triunfo, y seis puntos sobre 12, el equipo se impulsó hasta el puesto 17 de la tabla, la frontera entre la salvación y el abismo que conduce a Segunda. Con los mismos puntos que el Getafe (26), el Valencia sale del descenso por la diferencia de goles a favor con los azulones. Pero el equipo ya ha hecho clic.

“No hemos sacado la cabeza de nada, pero me ha encantado ver a los jugadores felices”, manifestó Baraja tras la victoria. El Pipo, autor de un discurso prudente, pero realista, no olvida cuál es la gravedad de la situación. “Si pensamos que ganando dos partidos está todo hecho, será un error de cálculo tremendo”, manifestó ayer antes de visitar hoy al Atlético en el Metropolitano (21.00, DAZN).

Los futbolistas que se encontró Baraja, la plantilla con la media de edad más joven de la Liga, estaban desamparados y desnortados tras la fuga de Gattuso. “Soy un tipo competitivo y que no se asusta por nada. Voy a ir, fuerte, al frente. He venido convencido de darle la vuelta a la situación”, dijo a su llegada. En sólo un mes al frente del bloque, ya se ha ganado a un grupo tierno y sin maldad, que cree que con Baraja la probabilidad de éxito es mucho mayor que con Gattuso o Voro.

Cambios tácticos

A la espera de que muestre más detalles. Baraja, a grandes rasgos, ha retrasado la estructura. Compite con un bloque bajo o medio bajo desde el que pretende protegerse y desplegarse con rapidez en la transición defensa-ataque. Ha blindado al equipo, lleva dos porterías a cero en cuatro jornadas, y concede menos. En la transición ataque-defensa es más aplicado, repliega mejor, ha aumentado el número de jugadores por detrás del balón, y ha reducido espacios aprovechables por el rival cerca de su área.

Las acciones a balón parado están más trabajadas. La salida de balón en zona de inicio, siempre jugado, que marcaba a fuego al equipo cuando lo dirigía Gattuso, ya no es una prioridad, es una posibilidad. Ahora juega más veces directo. Baraja ha reducido riesgos y ha recuperado lesionados. Gayà, Nico y Cavani están listos para mejorar al equipo. La siguiente prueba es contra el Atlético.

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