España aborda el desafío de la fase final de la Billie Jean King Cup con un nuevo estilete: es Paula Badosa, primeriza en la competición y con algo más que ganas de revertir en el escenario coral de Glasgow la compleja situación individual. “Me gustan los retos, y por eso estoy aquí. Le dije a Anabel [Medina, la capitana] que si venía era para dar el cien por cien e intentar ganar”, anticipaba el lunes la catalana, que este miércoles decidió la serie contra Kazajistán (2-0) –al batir en el segundo turno individual a Elena Rybakina (6-2, 3-6 y 6-4)– e intenta recuperar el buen rumbo tras una campaña muy sinuosa.
No ha sido un curso nada sencillo para ella, expuesta por primera vez al vértigo de las alturas. Emprendió la marcha como la número dos del mundo y con un ilusionante triunfo en Sídney, pero llegó la primavera y gripó, y posteriormente se metió en un barrizal del que no ha conseguido salir. No faltan el trabajo ni el apetito, la autoexigencia ni el autocastigo cuando no salen las cosas, pero desde que perdiera el paso en la gira de tierra no ha conseguido rendir acorde a su nueva condición. En consecuencia, su jerarquía se ha resentido –ahora es la 13ª en el listado de la WTA– y la semana pasada no compitió entre las más fuertes en el Masters de Guadalajara, donde brilló (semifinales) la temporada pasada.
Su paso por los grandes escenarios ofrece un contraste. Logró alcanzar la segunda semana en Australia y Wimbledon, octavos en ambos torneos, pero se desinfló en Roland Garros (tercera ronda) y se marchó aun antes del US Open (segunda). “Tengo que recuperar la confianza en mí misma. Si pierdo un partido, enseguida pienso que tengo que ganar… Y siento esa responsabilidad”, expuso en Flushing Meadows. “No gano ni al parchís”, compartió poco después, tras caer eliminada a la primera en Tokio. “No tengo la confianza por las nubes, pero lo acepto. Solo me queda trabajar y trabajar”, prolongó cuando seguía sin recuperar los buenos registros.
Tras una primavera y un verano decepcionantes, con el otoño tampoco ha variado el rumbo. No tuvo opción ante Petra Kvitova en Ostrava; perdió los nervios tras perder contra Danielle Collins en San Diego; y antes de encabezar la nómina española en Glasgow, se vio obligada a retirarse en el cruce con su amiga Victoria Azarenka en el torneo de Guadalajara. En cualquier caso, durante esas últimas escalas prefirió ceñirse más al juego que a la dictadura de los resultados, en busca de las buenas sensaciones y de sí misma. Y en esas está Badosa, aferrada al día a día, a la caza y captura de aquella jugadora dominante que se coronó en 2021 en Indian Wells y que posteriormente rozó la cima.
Primeriza con España
De momento, la catalana (24 años) disfruta de su estreno con España. En 2014, la entonces capitana, Conchita Martínez, la citó como invitada cuando era una júnior y tenía solo 16 años para foguearse durante una serie contra Polonia. Pero después, tras sufrir un bache psicológico, se perdió en una nebulosa. Al escapar se enderezó y fue abriéndose paso hasta la zona más noble del ranking, señalada como una de las referencias del circuito; pudo haber debutado el año pasado en Praga, pero le concedió prioridad al Masters y luego, en abril, tampoco pudo participar en la serie clasificatoria contra Países Bajos por problemas físicos.
Por el calendario o las lesiones, Medina no ha podido contar hasta ahora con ella, líder de un equipo completado por Nuria Párrizas (72ª del mundo), Cristina Bucsa (107ª), Rebeka Masarova (133ª) y Aliona Bolsova (195ª), y que intenta sobreponerse a las sensibles ausencias de Garbiñe Muguruza (por renuncia) y Sara Sorribes (lesionada del pie derecho). La primera firmó una sufrida victoria (6-4, 2-6 y 7-6(5) contra Julia Putintseva (55ª) en la apertura, mientras que Bucsa y Masarova no llegaron a saltar a la pista para el dobles al quedar sentenciada la serie. La rúbrica la puso Badosa con una victoria de relieve; al fin y al cabo, Rybakina es la última campeona de Wimbledon.
“Vengo con muchas ganas y para mí es una motivación dejar de jugar como Paula Badosa y hacerlo representando a España. Así que intentaré dar mi mejor nivel. Creo que podemos pasar a semifinales y, a partir de ahí, luchar para ganar”, afirmó en la antesala del debut contra Kazajistán, confiada ahora en dar otro paso hacia adelante en el enfrentamiento de este jueves (17.00, Teledeporte) contra Gran Bretaña. Esta última, dirigida por Harriet Dart, asiste sin su principal representante, la joven y mediática Emma Raducanu. No es la única baja sensible estos días; de hecho, la estadounidense Coco Gauff es la única top-10 que participa.
En la fase final de Glasgow se han reunido 12 selecciones, encuadradas en cuatro grupos de tres; las primeras clasificadas se medirán en las semifinales del sábado. El veto por la ofensiva militar sobre Ucrania apartó del cuadro a Rusia, mientras España, campeona de la competición en seis ocasiones (1989, 1992, 1996, 2000, 2002 y 2008) y hoy día tercera en el ranking mundial, intenta reverdecer después de tiempos difíciles. Lo hace con Badosa al frente.
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