Chico Buarque recibe el Premio Camões que le negó Bolsonaro | Cultura

Chico Buarque de Holanda (Río de Janeiro, 78 años), músico y escritor brasileño, ya tiene su premio Camões. Lo recibió este lunes en el palacio de Queluz, en Sintra, con cuatro años de retraso y con largas ovaciones de los invitados a la ceremonia. El Camões, que conceden los Gobiernos de Brasil y Portugal desde 1988 para distinguir la literatura en portugués (un idioma oficial en nueve países y hablado por más de 200 millones de personas), es un galardón equivalente al Cervantes español. “Si hoy estamos aquí para hacer la reparación a Chico, es porque finalmente la democracia venció en Brasil. No podemos olvidar que la negación de las artes también son una marca del totalitarismo y de las dictaduras que censuraron al propio Chico en Brasil y en Portugal”, dijo el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, nada más empezar su discurso.

Buarque, que primero fue apreciado como músico y luego como novelista, fue distinguido en 2019 por una obra literaria que contribuye “a la formación cultural de diferentes generaciones en todos los países donde se habla portugués”, según el jurado. La demora de cuatro años en la entrega se debió al rechazo de Jair Bolsonaro, elegido presidente pocos meses antes del anuncio del galardón, a firmar el diploma. Fiel a su estilo de despreciar a todo aquel que no comulgue con él, Bolsonaro respondió desafiante cuando un periodista le preguntó si firmaría el documento: “¿Hay plazo? Ya lo firmaré el 31 de diciembre de 2026″. Sería el último día de su mandato si no hubiera caído derrotado en las elecciones frente a Lula. Chico Buarque, que siempre ha sido un feroz crítico del antiguo militar, replicó: “Que Bolsonaro no firme el diploma es para mí un segundo Camões”.

Cuando el Gobierno portugués decidió ignorar el ninguneo de Bolsonaro y convocar una ceremonia en Lisboa para entregar el premio el 25 de abril de 2020, llegó la pandemia y se canceló el acto. Así que Bolsonaro y la pandemia han permitido cuadrar el círculo para que Buarque, autor de libros como Leche derramada, Budapest o Esa gente, recibiese el diploma del premio –los 100.000 euros sí le habían sido entregados antes– de la mano de su amigo Lula, que aprovechó su visita de Estado de cinco días a Portugal para participar en la ceremonia.

Se cumplió así una promesa que el actual jefe de Estado brasileño le hizo al escritor la última vez que este lo visitó en prisión. “Lula le prometió a Chico que cuando saliese de la cárcel y se convirtiera en presidente de la república iría a Lisboa a entregarle el Camões. Y como yo fui uno de los testigos de esa escena, voy a Lisboa a certificar que la promesa se cumple”, ha explicado estos días el abogado brasileño Carlos de Rocha, que ha viajado expresamente a Portugal para ver con sus propios ojos cómo se materializaba la promesa. De Rocha, que visitaba a diario en prisión a Lula, fue uno de los emisarios de las cartas manuscritas que el político y su entonces novia, Janja, se intercambiaron durante aquellos casi dos años de cárcel.

“Este premio es la respuesta del talento frente a la censura”, dijo Lula en el salón del palacio portugués donde nació el emperador Pedro IV de Portugal y I de Brasil, y al que acudieron amigos del laureado como el escritor mozambiqueño Mia Couto o la fadista Carminho. En su discurso, Chico Buarque evocó con emoción a su padre, el historiador y sociólogo Sergio Buarque de Holanda, que fue uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores, por la influencia que ejerció tanto en su afición por la cultura como en su compromiso político, pero también arrancó las risas de la audiencia. “Me preguntaba en estos cuatro años si se habrían olvidado del premio”, bromeó.

El músico reivindicó también a sus antepasados negros e indígenas, “cuyos nombres mis antepasados blancos trataron de suprimir de la historia familiar”. “Como la inmensa mayoría del pueblo brasileño, llevo en mis venas la sangre del azotado y del azotador, lo que ayuda a explicarnos un poco”, subrayó antes de compartir un descubrimiento reciente sobre sus raíces. “Como descendiente de judíos sefardíes perseguidos por la Inquisición, puede que algún día yo también alcance el derecho a la ciudadanía portuguesa a modo de reparación histórica”, dijo con sorna, en alusión al proceso que abrió Portugal para conceder la nacionalidad a descendientes de los judíos expulsados de la península en el siglo XV y que ha dado lugar a numerosas irregularidades como la concesión de la ciudadanía al oligarca ruso Román Abramóvich.

Buarque no citó a Bolsonaro, pero sí cargó contra su mandato: “Han sido cuatro años de gobierno funesto que duraron una eternidad porque el tiempo parecía andar hacia atrás”. El escritor avisó de que, pese al nuevo ciclo político abierto en Brasil, “la amenaza fascista persiste” y dedicó el Camões a “tantos artistas brasileños humillados y ofendidos en Brasil en estos años de oscurantismo”.

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