Colombia fuerza la salida de Guaidó a Miami

El Gobierno colombiano ha enviado a Juan Guaidó a Miami la noche del lunes. La aventura del líder opositor en tierras colombianas apenas ha durado unas horas. Guaidó anunció esta madrugada que llegaba a Bogotá para participar en la cumbre internacional sobre Venezuela organizada por Gustavo Petro que se celebra este martes. El canciller colombiano, Álvaro Leyva, dijo horas después que no estaba invitado y que había entrado en el país de forma “inapropiada”. Guaidó ha viajó en un vuelo de Avianca rumbo a Estados Unidos.

La cancillería colombiana explicó después que no había dispuesto un avión para la salida de Guaidó, sino que como había entrado de manera irregular en el país, lo condujo hasta el aeropuerto y verificó que se subía al avión de una aerolínea comercial. “El pasaje ya había sido adquirido por él”, aclaró.

El presidente colombiano no quería que nada enturbiara la cita de esta martes, en la que más de 20 países tratarán de reactivar el diálogo entre el chavismo y la oposición, que lleva meses paralizado. Ninguna de las dos partes participará en la cumbre, pero tanto el Gobierno de Nicolás Maduro como la delegación opositora en el diálogo han dado su apoyo a la reunión. La presencia de Guaidó era una sorpresa que colocaba a Petro ante un conflicto diplomático del que no era fácil salir indemne. Lo única posibilidad pasaba por deshacerse cuanto antes de este invitado incómodo.

Guaidó anuncio esta madrugada en un comunicado que había salido de Venezuela por tierra, sin pasar por un puesto fronterizo: “Acabo de llegar a Colombia, de la misma manera que lo han hecho millones de venezolanos antes que yo, a pie”. La intención de su viaje no estaba clara, pero prometió dar una rueda de prensa cuando llegara a Bogotá. Eso nunca ocurrió. El Gobierno de Petro trabajó para evitar que su presencia opacara la conferencia internacional.

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Esta es una semana clave para Petro, que desde que llegó al poder el pasado mes de agosto buscaba un papel protagonista en Venezuela. La cita de este martes, con la presencia de Estados Unidos, marcaba esa posición. Todas las opciones que abría su entrada en el país suponían un problema para Colombia, que en los últimos meses ha restablecido relaciones con Venezuela y cuenta con la confianza de Estados Unidos para liderar un acercamiento al país. Guaidó es el mayor enemigo de Maduro. Una fuente que ha hablado con el presidente de Venezuela asegura que este suele decir que sería capaz de pasarle el poder a cualquier persona menos a Leopoldo López o a Juan Guaidó.

Guaidó rechazó participar en la reunión que el Gobierno de Colombia sostuvo el pasado sábado con la delegación opositora, presente estos días en Bogotá, al margen de la cumbre del martes. Ya entonces, el joven político estaría planeando su viaje. Fuentes de la oposición, que no conocían sus intenciones y se enteraron el domingo por la noche, consideraron que su presencia era una forma de “boicotear” la cita internacional que pone el foco sobre la situación del país después de meses de perfil bajo. Daban por hecho, además, que el político había aprovechado el marco de la cumbre para exiliarse y huir de Venezuela, aunque él no lo ha confirmado.

El canciller Álvaro Leyva fue el encargado de marcar la posición del Gobierno colombiano. Esta mañana advirtió que Guaidó no estaba invitado a la cumbre ―como no lo está ningún otro opositor o miembro del chavismo― y esta tarde aseguró que había entrado en Colombia de forma “inapropiada”, abriendo la puerta a una posible deportación. Una fuente diplomática asegura que incluso Estados Unidos medió para forzar al político a tomar el vuelo a Miami esta misma noche a través de Jimmy Story, embajador de Estados Unidos para Venezuela.

En el Ejecutivo colombiano existía el temor a que Guaidó pidiera asilo político y a la reacción del Gobierno de Nicolás Maduro si eso llegara a suceder. Petro lleva meses de trabajo de hormiga, el único que funciona con el chavismo, para avanzar en unas relaciones que llevaban rotas varias años y mediar para que se vuelva al diálogo en México, donde se espera que el Gobierno y oposición pacten los acuerdos para celebrar unas elecciones con garantías democráticas en Venezuela en 2024.

El chavismo es especialista en dilatar cualquier proceso y dinamitar de la noche a la mañana cualquier avance, como hizo al levantarse de la mesa de diálogo. Cualquier detalle que Maduro considere un agravio, como podría ser el asilo a su mayor enemigo político, lo podría llevar a romper cualquier puente durante tiempo indefinido. La espera y los retrasos son la mejor baza del chavismo, ahogado por la crisis económica interna del país, pero decidido a no soltar el poder.

El político venezolano era hasta el pasado diciembre el presidente interino de Venezuela con el aval de numerosos países, entre ellos, EE UU y España. Una estrategia de un gobierno paralelo que nació con la intención de desbancar al chavismo, pero que nunca logró sus objetivos y acabó disuelto por la misma oposición. Guaidó logró este lunes volver a ser protagonista, pero esta vez estaba complemente solo. Ni Estados Unidos, ni Colombia, ni el chavismo, ni el grueso de la oposición vieron con buenos ojos la última jugada del político. Las consecuencias de su salida abrupta de Colombia hacia Estados Unidos aún están por verse. De momento, Petro evita su foto en la puerta de la cumbre.

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