El dormitorio es el santuario de la casa, el lugar donde la armonía estética puede ayudar a garantizar un descanso reparador porque los objetos que nos rodean influyen en el bienestar y en la salud. Mientras que el baño es uno de los ambientes de la casa que ya ha vivido su gran revolución a lo largo de la primera década del siglo XXI, el dormitorio es un templo aún ignoto que mucha gente mantiene fuera de miradas ajenas y que, hasta ahora, ha vivido pocas transformaciones. Interioristas y estudios de diseño dan las claves y apuntan las últimas tendencias para equiparlo.
A raíz de la pandemia, su función básica ha evolucionado para adaptarse a nuevas necesidades y, sin duda, va a vivir su gran momento de transformación. Las razones para el cambio son variadas y, como otro hogar es posible, la sociedad reclama que esta estancia también acoja diversidad de funciones para que en este espacio sea posible conciliar descanso y trabajo o que, incluso, cuente con un área de bienestar para practicar ejercicio, hacer yoga o meditar.
Como consecuencia, el dormitorio será más práctico y ordenado para satisfacer la necesidad de disponer de un rincón, silencioso y libre de pantallas, y así poner en práctica el relax, la meditación o el ejercicio físico durante el día, más cuando el teletrabajo ha venido para quedarse. Es una realidad que la pandemia y el confinamiento han hecho más flexible este espacio doméstico y, en esta visión multifacética, están implicados accesorios y complementos fundamentales para hacer del cuarto de dormir un refugio personal e intransferible.
Uno de ellos es la alfombra, que ha pasado de ser un pequeño rectángulo a pie de cama para ocupar su perímetro y, por ejemplo, desplegarse hasta el armario o vestidor, para proteger el suelo, caldear el ambiente y ser una buena base mullida y cómoda, muy idónea para desplegar la esterilla de ejercicios.
Más allá de las tendencias, la sostenibilidad es un concepto que ha abrazado el diseño de forma ya indisoluble y, en el caso de las camas, el material estrella de los últimos diseños es sin duda la madera, más ecológica por su facilidad de retornar al ciclo natural con menor impacto que otros materiales sintéticos. Un ejemplo son las de la marca Lufe, que son sostenibles, están realizadas con madera maciza ecológica y de kilómetro cero.
También se está implantando el bambú (Phyllostachus Pubescens), un material renovable de crecimiento rápido que cada vez se emplea más en construcción y decoración. Esta alternativa natural renovable, que evita la tala de maderas y sustituye a elementos plásticos no renovables, la emplean marcas como MOSO, que fabrica tanto revestimientos de suelos y paredes como mobiliario. Otro ejemplo es la marca sueca Ikea, que lleva esta planta gramínea al dormitorio con las piezas de la serie Nordkisa, con mesillas o armarios de estilo claramente escandinavo.
Para el interiorista Fernando Tapia, del estudio Andina & Tapia, los materiales naturales están en alza y texturas como la enea y la madera maciza son lo más demandado en la actualidad: “Estamos introduciendo el color para huir de tonos neutros como el beis y, de este modo, arriesgar con paletas más fuertes y energéticas que solemos combinar con estampados geométricos, por ejemplo, en los complementos textiles”.
Vienen curvas
¿Son los ángulos y los diseños excesivamente lineales y desafiantes buena idea para el dormitorio? Realmente no, y lo que viene en cuanto a camas y somieres lo deja claro. Las formas redondeadas, inspiradas en la naturaleza y en lo orgánico, están al alza. Un ejemplo lo muestra el modelo de cama Wabi, una creación de Alain Gilles para la marca italiana Saba, que se inspira “en el placer de la sencillez y la belleza inherente a la imperfección natural de las cosas”. Es un homenaje al término japonés que describe un tipo de visión estética basada en “la belleza de la imperfección” y, más allá del poético concepto del creador belga, su cómodo y mórbido cabecero es totalmente desenfundable.
Piluca Hueso, de la tienda de decoración Rue Vintage 74, explica que las líneas sinuosas marcan tendencia en forma de cabeceros que diseñan en exclusiva, con tejidos naturales y hechos a mano. Toman como fuente de inspiración los tejidos de Gales y la cultura mediterránea, pero, sobre todo, las curvas que recuerdan la arquitectura de la India para que “el cabecero luzca como una escultura en tu cuarto”, señala.
Para Morten Georgsen, diseñador danés con estudio en España y asesor de BoConcept, el dormitorio acoge muchas actividades más allá del descanso, y eso es lo que ha generado la introducción del uso de pantallas. Para ello, es preciso emplear calidez y humanizar el espacio a través de “formas orgánicas y suaves y colores terrosos cuidadosamente mezclados con paletas de tonos topo, beige y gris”. Y pronostica: “Las plantas se abrirán paso en el dormitorio, al igual que las antigüedades, para crear un ambiente sutil y asimétrico. Mientras que los estampados —tono sobre tono, a menudo clásicos— se emplearán más en cojines y cubrecamas. No vamos a ser románticos, pero sí menos estériles y mucho más orgánicos y voluminosos”.
El color magenta, también en el dormitorio
Viva Magenta 18-1750, así se llama el nuevo color del año 2023 según la biblia del color Pantone, un tono que ha revolucionado el mundo de la moda y el arte y que también llega al diseño industrial. “Pertenece a la familia de los rojos y ha sido inspirado por el característico tono rojizo de las cochinillas, uno de los tintes más preciados, fuertes y brillantes que el mundo ha conocido”, explica Leatrice Eiseman, directora ejecutiva del Pantone Color Institute.
Este pariente del rojo pasión llega también a los dormitorios y lo veremos en forma de ropa de cama, textiles para tapizar o confeccionar cortinas o cubrecamas, pero también en lámparas, como augura la tienda de decoración online Westwing.
Tejidos de cercanía y reciclados
La firma textil con base en Alicante KA International pone el foco este año en los cabeceros tapizados, de fácil mantenimiento, que se pueden limpiar con agua, totalmente desenfundables, revestidos con tejidos con absorción acústica. Sus diseños están fabricados en sus talleres de España y se basan en texturas gruesas, “de fácil limpieza y en tonos neutros, para crear espacios naturalmente elegantes”, indican. Y añaden: “Además de vestir y darle un toque más acogedor al dormitorio, el cabecero es una de las piezas esenciales para reflejar el estilo de la estancia”.
Para conseguir bienestar en un espacio como el dormitorio, esta marca confecciona telas con protección acústica y electromagnética, pensadas para mejorar la calidad de vida y que, además, son ignífugas y antibacterias, para su aplicación en estores y cortinas, pero también en muebles, como cabeceros y asientos.
Si en decoración hay algo más demandado ahora mismo para personalizar los ambientes y dar forma a frisos, frentes de armario o puertas y panelados, en general es la palillería, que llega al cabecero para hacer más cálido el dormitorio y proporcionar volumen y sensación de movimiento en contraste con los clásicos tableros lisos y anodinos.
También según Westwing, “el papel pintado es una de las tendencias que llega pisando fuerte este 2023 porque aporta una nota de color y textura y, sobre todo, porque consigue transformar cualquier estancia aportando personalidad a las paredes”.
La introducción de la naturaleza en casa a través de las paredes es otra de las inspiraciones para decorar el dormitorio en 2023. La firma Coordonné propone los papeles pintados Lur en una colección que “se inspira en el jardín experimental situado en el valle de Oyarzun, Gipuzkoa, que fue creado durante años como un lugar de investigación de la naturaleza para recrear paisajes únicos”.
Cuatro pistas más: en lámparas se imponen las formas orgánicas, inspiradas en la naturaleza; los canapés tapizados serán de una sola pieza; las mesillas redondeadas son la opción más en boga; y los armarios con puertas de cristal están de plena actualidad.