Copa del Rey – cuartos – jornada 1
Acabado el encuentro del Madrid y antes de que comenzara el del Barça, varios hinchas del Baskonia sacaron las trompetas en los vomitorios del Olímpic para que se descorchara una improvisada verbena a la que pronto se unieron aficionados de todos los equipos, al punto de que ahí ondeaban en fraternidad las bufandas del Joventut, Tenerife, Gran Canaria y Unicaja, todos abrazados al concluir las alegres notas. Esto es la Copa, esta es la fiesta del balón naranja —negro y blanco para la ocasión—; y esta era también la competición del Barça, ganador en cuatro de las últimas cinco ocasiones (las dos postreras en el buche). Ya no. Brizuela (27 puntos) se encargó de explicar lo contrario, de aupar al Unicaja en cuartos tras una prórroga. A la vuelta de la esquina, el Madrid.
BARCELONA, 87 – UNICAJA, 89
Barcelona: Satoransky (11), Laprovittola (12), Kalinic (3), Mirotic (15) y Vesely (7) —quinteto inicial—; Jokubaitis (7), Sanli (4), Abrines (8), Tobey (6), Sergi Martínez (0), Higgins (10), Nnaji (4).
Unicaja: Perry (22), Carter (3), Ejim (0), Barreiro (0) y Kravish (10) —quinteto inicial—; Thomas (5), Brizuela (27), Alberto Díaz (2), Osetkowski (8), Kalinoski (12), Djedovic (0).
Árbitros: Carlos Peruga, Fernando Calatrava y Jorge Martínez. Alberto Díaz, eliminado.
Olímpic de Badalona: 10.147 espectadores.
No le resultó sencillo al Barcelona hacerle cosquillas de inicio a un Unicaja fiero en defensa, ejercicio tan intenso como físico. A Laprovittola le costaba dar con la rampa hacia la canasta, poco podía hacer en la pintura Vesely y Satoransky no se encontraba. Incluso Mirotic tiritó con el primer lanzamiento de triple, agua, ni aro. Eso, en alguien con esa muñeca de oro, fue un espejismo porque en el segundo lo clavó limpió y pidió el balón para ser el primer violín en una orquesta que no estaba del todo afinada. Tampoco protegiendo su guarida, incapaz de detener las incursiones del eléctrico Perry. Ni de Brizuela, que cogió el relevo y ya no lo soltó, espectacular con las fintas y el tiro. Momentos de incertezas para el Barça y de enfado morrocutodo de Jasikevicius, molinillo en movimiento, el aspaviento hecho técnico.
Aunque en el desorden siempre aparece Jokubaitis, cómodo con el contacto y los trompicones, gallardo por naturaleza. Tanto que sus cinco puntos antes de cerrar el cuarto pusieron por delante a un Barça que reemprendió el duelo con mucho más vigor, acertado desde el triple (Abrines) y omnipresente el equipo en la pintura, al fin volcánicos los azulgrana para recordar al rival que les faltaba el pívot Sima (lesionado) y que a ellos les sobraban cromos, un fondo de armario con Nnaji, Higgins, Tobey, Jokubaitis… Pero ninguno era Brizuela y la defensa seguía mandando sobre el ataque, puntuación raquítica al entreacto (41-34).
Resulta que Brizuela se resistía a torcer el brazo, en combustión y tan excelente de nuevo con sus tiros como bravucón con sus festejos, el Rocky Balboa del Unicaja como reclamaba con su música de Eye of the Tiger los aficionados malagueños. Aunque no le desmerecieron Kravish ni sobre todo Perry, de nuevo los mejores escuderos. Nada que ver con el Barça, que repartía los minutos, los esfuerzos y los puntos. Pocos, en cualquier caso, porque el luminoso explicaba antes del último round (55-50) que la cremallera primaba sobre la metralleta.
Ocurre que Higgins no entiende de normas o contextos porque parece vivir en su mundo, jugador de inspiraciones pasajeras. Como la que tuvo ante el Unicaja para abrir brecha, de nuevo secundado por un triple de Abrines. Nada que descosiera a Perry o Brizuela, de nuevo batalladores, capaces de poner el choque a dos puntos (67-65) a falta de tres minutos. Y de empatarlo a falta de uno con un triple de Osetkowski. Suficiente para llevar el partido a la prórroga, para que Brizuela volviera a explicar que si había una figura en el Olímpic era él.
Nuevo triple, nueva bandeja, nueva conversación con los colegiados pasada de revoluciones y nuevos festejos que le señalaban como el azote azulgrana y como el héroe del Unicaja, un Batman del balón. Con su Robin Perry de la mano, que encestó la última canasta a falta de 10 segundos. Laprovittola trató de responder con dos tiros libres cuando restaba menos de un segundo. Falló el primero y sanseacabó. El Barça ya no reinará esta Copa porque no pudo con un Brizuela con capa.
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