Los 22 países de la Comunidad Iberoamericana de Naciones celebran este viernes y sábado en República Dominicana una cumbre que ultimará cuatro instrumentos elaborados por las distintas delegaciones. El XXVIII encuentro de la organización debatirá en las reuniones de cancilleres y de jefes de Estado y de Gobierno, convocadas bajo el lema “Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible”, cuatro acuerdos en materia de cambio climático, seguridad alimentaria, brecha digital y abordará una propuesta sobre créditos y arquitectura financiera internacional. La cita de Santo Domingo, en cualquier caso, busca también sentar las bases para facilitar la integración entre las dos orillas del Atlántico y algunos mandatarios, como el chileno Gabriel Boric, están decididos a alentar un debate sobre los desafíos migratorios de la región.
Tras la celebración de unas jornadas sectoriales sobre la crisis climática y los retos económicos, la cumbre tiene previsto aprobar dos cartas, una estrategia y un comunicado conjunto. La primera, bautizada como Carta Medioambiental Iberoamericana (también conocida como Pacto Verde Iberoamericano) se planteó el pasado mes de julio como el el “mayor acuerdo político al que la Conferencia Iberoamericana haya llegado en temáticas medioambientales”. Entonces comenzó la elaboración del documento de trabajo que, según fuentes de la organización, fija unas líneas maestras para orientar políticas públicas para proteger la biodiversidad, combatir la contaminación y hacer frente a las consecuencias del calentamiento global.
La segunda es una Carta de Principios y Derechos Digitales Iberoamericana. Este acuerdo parte del diagnóstico de las brechas que ya existen entre los distintos países y dentro de sus territorios, en algunos casos especialmente profunda debido al tejido económico y las características geográficas. Se trata, según el borrador, de favorecer la inclusión y promover unas legislaciones que repercutan tanto en el ámbito público como en el privado. El sector educativo, por ejemplo, o la transformación digital de las empresas y las industrias, con el propósito de aumentar la competitividad, su desarrollo y el impacto en el mercado del trabajo.
El tercer acuerdo es una estrategia relacionada con la seguridad alimentaria. Las propuestas presentadas por las delegaciones buscan incrementar el comercio dentro de la región, apoyar el desarrollo de las cadenas de suministro, impulsar o consolidar la agricultura a pequeña escala y mejorar los sistemas de financiación tanto para el sector agroalimentario como para la promoción de infraestructuras digitales en los territorios rurales. Este apartado está, además, especialmente vinculado a las iniciativas contra el cambio climático. El tercer informe del Observatorio La Rábida, presentado el miércoles por la Secretaría Iberoamericana encabezada por el excanciller chileno Andrés Allamand, señala que el 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero los 22 países de la comunidad está generado por el sector alimentario en su conjunto.
El cuarto objetivo es emitir un comunicado especial sobre arquitectura financiera internacional, esto es, una propuesta para perseguir un sistema financiero más inclusivo, flexible y justo a través de créditos, sobre todo en un contexto de recuperación económica de la pandemia de covid-19. Los propósitos de fondo son, en definitiva, la lucha contra la desigualdad y los procesos de transición energética. Todos los documentos se han elaborado con un enfoque de género que recomienda adoptar medidas para promover la participación de la mujer y reducir la brecha en el mercado laboral. Otro de los focos es la educación, con especial atención a la infancia, además de la innovación y la sanidad universal.
España propone una referencia a Ucrania
Alcanzar estos consensos es de por sí significativo por lo que supone poner de acuerdo a 22 delegaciones cuya rutina política y económica está marcada por distintas agendas y que en algunos casos se encuentran en las antípodas ideológicas. Y es habitual que, al margen los debates previstos en la cumbre, haya presidentes, ministros de Relaciones Exteriores o delegaciones que traten de plantear otras urgencias. El Gobierno de España, por ejemplo, propondrá incluir en la declaración final un párrafo sobre Ucrania y una referencia a una paz justa en el marco establecido por Naciones Unidas. No está previsto, por otro lado, ahondar en la grave crisis nicaragüense.
También hay países que intentan lograr un gesto por sus intereses. El ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, llamó este jueves a que la cita de Santo Domingo facilite “las transferencias financieras y tecnologías a los países en desarrollo y el acceso equitativo a los recursos que revierta las tremendas desigualdades”, pero sobre todo aprovechó la participación del Gobierno de la isla para lanzar un mensaje contra Washington y la Administración de Joe Biden.
“Confiamos en que esta cita en la hermana República Dominicana evidenciará el firme rechazo a la arbitraria y unilateral calificación estadounidense de nuestro país como patrocinador el terrorismo y esperamos contar en la cumbre con el tradicional y valioso apoyo de Iberoamérica al justo reclamo de poner fin al criminal e ilegal bloqueo impuesto contra el pueblo cubano, recrudecido a extremos sin precedentes durante la pandemia”, afirmó Rodríguez en un vídeo difundido a través de las redes sociales
A estos reclamos se suman las ausencias de los mandatarios de los dos gigantes de Latinoamérica por PIB y población, Brasil y México. Luiz Inácio Lula da Silva no viajó a República Dominicana por una visita a China, mientras que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, poco amigo de las cumbres internacionales, ni siquiera enviará al canciller Marcelo Ebrard. La delegación mexicana estará encabezada por el subsecretario encargado de América Latina, Maximiliano Reyes. Por otro lado, el colombiano Gustavo Petro, que este jueves se citó en Caracas con Nicolás Maduro (quien finalmente no participará en la cumbre), el argentino Alberto Fernández y el chileno Gabriel Boric buscarán fortalecer su alianza de Gobiernos progresistas. Al mismo tiempo, Fernández y el canciller brasileño, Mauro Vieira, se unirán para tratar de resucitar la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), otro foro regional que hace dos décadas marcó el ascenso de la llamada marea rosada.