Era una de las incógnitas más discutidas sobre el nuevo Ciudadanos que debe salir de la asamblea de refundación del próximo enero: mantener el mismo nombre o cambiar una marca en franco declive. Finalmente, el partido planea proponer a la asamblea conservar el nombre pero incorporando un “cambio drástico de imagen”. La ponencia sobre los nuevos estatutos incluye que la formación se siga llamando Ciudadanos pero, a la vez, el equipo técnico que trabaja en la campaña de marketing defiende modificar la abreviatura y lanzar un nuevo logo. Entre las fórmulas se baraja sustituir Cs por Cdd. También sumar al naranja otro color u otros dos, según fuentes del grupo técnico de la refundación, el proceso de renovación del partido que arrancó en junio tras la debacle electoral andaluza. La discusión mayor se centra ahora en cómo definir las atribuciones del dirigente que salga de las primarias de enero: no hay unanimidad sobre la posibilidad de dividir la jefatura en una parte orgánica y otra política.
El conocido como G-8, los ocho dirigentes de Cs que han pilotado la refundación, terminó su trabajo este martes tras cinco meses de “proceso de escucha”. Y entregó sus conclusiones a otros dos grupos formados por otros dirigentes de Cs, con cinco miembros cada uno. Su misión es elaborar sendas ponencias: una de valores y otra estatutaria. La de valores se presentó a la ejecutiva ampliada este miércoles. No así la estatutaria, que ha generado muchas tensiones.
Entre sus contenidos más importantes se encuentra el apartado referente a la marca. Tras el análisis de la estrategia comunicativa y de acuerdo con la opinión mayoritaria recabada entre la militancia, el partido seguirá —si así lo aprueba la asamblea— bajo el nombre de Ciudadanos pero con un logo y abreviatura distintos. “La inmensa mayoría [de las bases] quiere un cambio que conserve Ciudadanos”, apuntan fuentes de ese núcleo decisorio. “Habrá otro color, e incluso otros colores, que se añadan al naranja”, explican. Cobran fuerza los tonos que ha utilizado el equipo de refundación durante estos meses —que van del rosa al azul—, similares a los de un partido italiano con el que Cs comparte grupo en la Eurocámara: Italia Viva.
Respecto al otro cambio de calado, el del modelo de liderazgo, hay un disenso claro. Según varias fuentes del equipo de refundación, sus conclusiones en ningún momento han incorporado expresamente dividir la organización en un equipo dedicado a las cuestiones orgánicas y otro a las políticas —con una cabeza al frente de cada uno y con la garantía de que Inés Arrimadas continuase como líder política—, como así afirmaron en una conversación informal fuentes de la dirección a periodistas de diversos medios el pasado 14 de noviembre.
“La militancia no nos ha pedido una bicefalia. Nos han pedido más transversalidad”, explica una fuente, que añade que se enteraron por la prensa de esta propuesta. “Se explicó mal. Se pide un modelo menos cesarista, pero no así. Tampoco queríamos hablar de nombres”, coincide otra, que asegura que quien salga elegido de las primarias previstas para el 9 y el 10 de enero debería tener tanto atribuciones orgánicas como políticas. Cuestión distinta es que los nueve diputados del Congreso, con Arrimadas como portavoz, sigan manteniendo la representación institucional que se les presume como grupo parlamentario.
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Lo que sí ha solicitado la militancia —prosiguen las mismas fuentes— es una mayor descentralización en la toma de decisiones entre los territorios —esto es, dotar de mayor autonomía a los coordinadores autonómicos—. Fuentes de la dirección, sin embargo, insisten en que las bases han pedido la doble estructura, similar a la del PNV y a la de otros partidos liberales europeos, como así lo explicó el portavoz del G-8, Guillermo Díaz, en rueda de prensa. En puridad, la encuesta que se hizo, por ejemplo, a 298 cargos del partido decía lo siguiente: el 42% pedía mantener modelo presidencialista y el 58% un modelo más transversal. Otras fuentes técnicas revelan que la bicefalia ha sido demandada por un porcentaje muy menor de las bases (menos del 10%) y que el debate en torno a esta posibilidad se introdujo tras la conferencia de prensa de Díaz, mano derecha de Arrimadas.
La bronca desembocó en una discusión en el seno del grupo que redacta la ponencia estatutaria, de la que salieron dos propuestas: prácticamente iguales salvo en las atribuciones del nuevo líder. En un texto (el que defiende el entorno de la presidenta de Cs) sí se incorpora la bicefalia, con un “secretario general” que no podrá ser candidato a presidente del Gobierno. Pero hay otra propuesta que no incluye este extremo y mantiene un modelo presidencialista, parecido al de ahora, sin separar funciones, aunque más transversal dejando atrás el cesarismo.
Las ponencias tienen que ser ratificadas por la ejecutiva ampliada, que fue convocada en la tarde de este miércoles telemáticamente para revisar la de valores, pero no la estatutaria, ante la falta de consenso de esta última. “Se dijo a los militantes que todo estaba en juego. Vamos por buen camino y no se puede frustrar dejando fuera la votación del liderazgo político. El liderazgo político se tiene que votar ahora”, afirma Francisco Igea, miembro de la ejecutiva, que se reúne este viernes para discutir la ponencia estatutaria. Varios dirigentes han pedido que la cita sea presencial y así se les ha concedido.
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