La historia de la Eva negra mitocondrial surgió en 1987 cuando, partiendo de la teoría evolutiva de repoblación del mundo por el Homo sapiens desde África, Rebecca Cann y Mark Stoneking estudiaron 147 genomas (145 de placenta y 2 líneas celulares de mujeres) presentes en las mitocondrias y procedentes de 5 orígenes geográficos diferentes.
Estos ADN contaban con 20 muestras de África subsahariana, 34 asiáticos (China, Vietnam, Laos, Filipinas, Indonesia y Tonga), 46 caucásicos (Europa, norte de áfrica y oriente medio), 21 aborígenes australianos y 26 de Nueva Guinea. Como el ADN presente en la mitocondria se hereda exclusivamente por vía materna, constituye una herramienta fundamental para estudiar las migraciones de las mujeres.
Para ello, y dado que el ADN presenta regiones de reconocimiento de secuencias por enzimas de restricción, Cann realizó análisis de todas las muestras con 12 enzimas diferentes que reconocían las mutaciones más comunes y observó que los genomas presentaban distintos patrones de corte (definiendo está o no está cada determinada mutación) en función de su origen geográfico. Así, pudieron clasificar los genomas en positivo/negativo para las mutaciones y construir un árbol filogenético. Sus observaciones indicaban una asociación de la presencia de ciertas mutaciones en grupos específicos de cada población geográfica.
Estos grupos poblacionales hoy en día se denominan haplogrupos mitocondriales y tienen como origen la Eva original o Eva negra, que es del haplogrupo L0. El cálculo es que esa Eva negra mitocondrial, o ese grupo de evas, vivieron hace unos 200.000 años en África.
Por esa razón, según la teoría de Cann se propuso que ahí está el origen de nuestra primera mujer. Sin embargo, el árbol filogenético mitocondrial es mucho más complejo. Desde la salida de África, y en el propio continente africano, surgieron muchos otros grupos (nuevas mutaciones que producen nuevos patrones de corte de enzimas, aunque hoy en día se utilice secuenciación) que dieron lugar a más subgrupos.
Por ejemplo, en Europa hay ocho haplogrupos caucásicos y en Asia cinco, sin embargo, dentro de ellos aparecen subramas y sub-subramas que también se han ido separando, ya que cada vez que surge una nueva mutación y esta se expande con nuevas mujeres portadoras crea una nueva rama del árbol.
Contestando a la pregunta podemos concluir que sabemos que hay una Eva negra que generó la secuencia principal, pero a su vez los grupos poblacionales en cada continente tienen subramas y sus propias evas mitocondriales. Así, se podría decir que hay una o varias evas negras.
Cómo lo hace, es otra buena pregunta.
Aurora Gómez-Durán es investigadora principal en el CiMUS – Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas de la Universidade de Santiago de Compostela
Pregunta enviada por Jorge Testart Tobar
Coordinación y redacción: Victoria Toro
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