El viernes 13 de enero se supo que Dayan Yamil Favela Quiñones, una profesionista de 34 años, había desaparecido dos días antes en Gómez Palacio, Durango, luego de salir de su trabajo. El reporte fue conocido en los medios de comunicación de la zona metropolitana de La Laguna, pero no se registró más allá. Dayan Yamil estuvo desaparecida desde la noche del miércoles 11 de enero, cuando le avisó a su esposo que llegaría tarde a su casa después del trabajo. Al no llegar, su esposo hizo averiguaciones en la fábrica donde trabajaba y presentó el reporte en la vicefiscalía para la región lagunera de Durango.
La joven madre de un hijo estuvo desaparecida jueves, viernes y sábado sin que la noticia trascendiera, como lo hacen otras desapariciones de mujeres que pueblan la geografía de los crímenes de género en México. Familiares y amigos se organizaron para su búsqueda, pero no lograron captar tanta atención.
Fue hasta el lunes, 16 de enero, cuando autoridades de Coahuila informaron que habían hallado el cuerpo descuartizado de una mujer en un ejido del municipio de Francisco I. Madero, colindante con Gómez Palacio, y que había fuertes indicios de que era Dayan Yamil, que el caso registró en unos cuantos medios de difusión nacional: La Jornada publicó una nota y las cadenas de la Organización Editorial Mexicana y Milenio, que tienen ediciones en La Laguna, llevaron por primera vez la información en sus páginas web.
El martes se confirmó la noticia, pero el tema de crimen de género que ocupaba a los principales medios de difusión nacional era uno ocurrido hace dos meses y medio, porque hubo noticias sobre la causa de muerte de Ariadna López, desaparecida en la capital el 30 de octubre y hallada en una carretera de Morelos tres días después.
El caso es un claro ejemplo de cómo el tratamiento de noticias en medios de comunicación tiene profundas diferencias dependientes de dónde ocurre el hecho.
¿Qué hace que un feminicidio acapare reflectores más que decenas de otros que pasan desapercibidos? El último reporte de feminicidios en México indica que entre enero y octubre de 2022, 3.155 mujeres fueron asesinadas en el país, un promedio de 10 diarios, de los cuales solo unos cuantos tuvieron resonancia.
¿Es el sesgo de los medios de difusión nacional a lo que ocurre en el centro del país? Es una hipótesis válida, que explicaría por qué el caso de Ariadna López fue un escándalo y sigue vigente. Pero eso no explicaría la muerte de Debhani Escobar, ocurrida en Monterrey en abril del año pasado.
¿Fue entonces la brutalidad de ese caso? Debhani estuvo dos semanas desaparecida y su cuerpo fue encontrado en una cisterna, en medio de la polémica sobre la forma en que murió.
Pero si de brutalidad se trata, hay decenas de casos que nunca ocuparon la misma atención a pesar de que estaban señalando el mismo problema: la vulnerabilidad de las mujeres y la persistencia de los crímenes de género.
En junio de 2021, también en La Laguna, conocimos dos casos similares, casi simultáneos, ambos brutales, ambos desapercibidos.
El 31 de mayo de 2021 desapareció Selina Castañeda, una joven de 16 años vista por última vez en Gómez Palacio, Durango. Dos días después fue localizado su cuerpo calcinado. Luego, el 8 de junio, Ilse Ivonne Llamas, también de 16 años, desapareció en el municipio de Matamoros, en la zona metropolitana de La Laguna. Tres días después, su cuerpo fue encontrado en una bolsa en un predio baldío. Y estos fueron solo dos de los 12 feminicidios ocurridos en la zona metropolitana de La Laguna en 2021. En 2022 ocurrieron otros 12.
Y, sin embargo, ninguno de estos casos captó atención mediática más allá del lugar donde ocurrió. Igual los que han pasado en Puebla o Chihuahua o Nuevo Laredo. En Guadalajara, el asesinato de la activista Luz Raquel Padilla, quemada viva en julio de 2022, opacó las más de 100 muertes violentas de mujeres ocurridas nada más en esa ciudad entre enero y agosto del año pasado.
¿Puede ser que un caso destaca sobre otros por la incapacidad de las autoridades para resolverlo? En el caso de Dayan Yamil, el crimen prácticamente se resolvió solo porque la estupidez de los criminales a veces es más eficaz que los investigadores: una de las personas que raptó a la mujer después fue a la Fiscalía de Durango a pedir una constancia de no robo del vehículo en que viajaba, porque intentaba venderlo.
Aun así, la Fiscalía de Durango se tardó tres días en pedir una orden de aprehensión. El anuncio de la detención el miércoles 18 de enero hizo que el caso brincara a medios de difusión más allá de La Laguna, donde seguramente tendrá una vida efímera, hasta que venga otro feminicidio.
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